El Madrigal recibía uno de los partidos más importantes de lo que llevamos de temporada, este jueves: la ida de una eliminatoria de dieciseisavos de final de la UEFA Europa League, entre dos equipos que actualmente ocupan plaza Champions en sus respectivas ligas. El Nápoles llegaba a Villarreal con solo 4 derrotas en toda la temporada, y el Villarreal con once partidos consecutivos sin conocer la derrota en Liga. Un partido que no defraudó a una afición amarilla que a pesar del horario y del frío, acudieron al Madrigal, que registró una gran entrada, aunque no consiguió el lleno.
El principio del partido fue claramente amarillo, pues hasta el minuto 15 el dominio de los jugadores de Marcelino fue absoluto. De hecho, la primera gran ocasión fue para Soldado en el minuto 5, que se encontró con un paradón de Pepe Reina que evitó el primer tanto amarillo. Pero a partir del minuto 15, el Nápoles empezó a dominar más el juego en el partido aunque tampoco tuvo muchas ocasiones claras como para conseguir el gol.
La mala noticia de la noche la protagonizó Jonathan Dos Santos hacia la media hora de partido, cuando intentaba montar una contra, y tuvo que parar porque notó un tirón. Inmediatamente los médicos acudieron en su ayuda, pero finalmente abandonó el campo en camilla y con una gran ovación. Parece ser, a falta de pruebas, que sería una rotura en los isquiotibiales, que podría dejar a uno de los jugadores clave de este equipo fuera durante un tiempo. En su lugar, entró un Samu Castillejo que ofreció un buen nivel, y que ayudó sobre todo en tareas defensivas.
El inicio de la segunda parte fue el momento más emocionante del partido, hasta el minuto 60 aproximadamente, el partido se basó en contras de ambos equipos, y en las que se presentaron las mejores oportunidades de gol para ambos equipos. Bakambu, que entró sustituyendo a Leo Baptistao, falló la más clara para el submarino amarillo. A partir del minuto 60, el partido volvió a ser mucho más tranquilo, con ambos equipos dominando por momentos, pero sin muchas ocasiones claras de gol.
Todo cambió en el minuto 82, cuando se ocasionó una falta en la frontal del área del Nápoles. Denis Suárez decidió chutar a puerta, marcando un auténtico golazo de falta, al que no le faltó emoción pues pegó en el larguero antes de entrar, después de que Pepe Reina casi consiguiese atajarla. El balón finalmente entró y el Madrigal se volvió loco con un gol que puede valer oro en la eliminatoria.
El gol dio alas a un Villarreal que tuvo a partir de entonces las ocasiones más claras del partido, con una grada volcada en su equipo. Pero, en la recta final del partido el submarino amarillo sufrió las acometidas del Nápoles que lo intentó hasta el pitido final.
Sin duda, un partido apasionante y vibrante, que llenó de emoción las gradas de un Madrigal, que enloqueció cuando Denis Suárez sacó su magia al césped.