El Barcelona consigue una victoria agónica en La Rosaleda ante un Málaga que lo puso contra las cuerdas en los últimos minutos. Adriano goleador y Valdés salvador, claves del triunfo.
Alejandro Rozada (@alexrozada)
Se impuso el Barcelona en La Rosaleda y eso, a estas alturas de la competición, es lo fundamental. Pero no lo hizo en las mejores condiciones. A lo loco no se gana igual. La ética y el romanticismo futbolístico no incluirán este partido en sus menciones de honor. Porque ni pudo practicar el Barça ese fútbol de etiqueta que lo ha convertido en una referencia mundial, ni pudo contar con la soltura goleadora exhibida la pasada semana ante el Levante. Fue una victoria por la mínima gracias a un solitario gol de Adriano, que se disfrazó de artillero con un disparo raso desde fuera del área que superó a Caballero, otra vez desacertado en su estirada ya que dio la sensación de que se comió el gol al verse sorprendido por la potencia y colocación del lejano lanzamiento del brasileño.
No cabe desdeñar la ausencia de Messi. El partido disputado esta semana contra el Atlético de Madrid, correspondiente a la ida de la Supercopa de España, pasó factura a la gran estrella del Barcelona, que sigue amargado por culpa de ese bíceps femoral de la pierna izquierda que le trae a mal traer últimamente, concretamente desde que se lesionó el pasado 2 de abril ante el PSG. Parecía la ocasión ideal para que Neymar despuntara desde la titularidad, pero Gerardo ´El Tata´ Martino se hace de rogar y lo sentó en el banquillo de inicio. Esgrime Martino el argumento de que la estrella brasileña se está acoplando a su nuevo equipo y, aunque mentalmente está pletórico, le falta un punto de forma para ser titular, a pesar de que reentabiliza al máximo los minutos que disputa; tal como se comprobó el pasado miércoles en el partido contra el Atleti en el que marcó el gol del empate nada más salir al campo. Cada cosa lleva su tiempo y los tiempos de la adaptación de Neymar los maneja Martino. Tranquilidad y buenos alimentos.
El Málaga fue un hueso duro de roer. Schuster apostó por armar un bloque compacto y sólido, con la defensa adelantada, para frenar las peligrosas embestidas del Barcelona. Así pudieron aguantar durante la práctica totalidad de la primera parte, hasta que apareció Adriano. Otra vez el brasileño, demostrando que tiene muy desarrollado el olfato de gol. Eso sí, sigue teniendo un problema bastante serio con las lesiones este jugador porque tuvo que dejar el campo en el intermedio por precaución al sufrir molestias en el bíceps femoral de su pierna derecha. A falta de la movilidad y magia de Messi, fueron Iniesta, Fábregas y Alexis los encargados de liderar el ataque culé.
En el segundo tiempo, el partido se durmió parcialmente en los primeros instantes y casi lo aprovecha Piqué para sentenciar con un remate al larguero. Hasta que el Málaga tocó la corneta y se lanzó a la meta de Víctor Valdés. Fabrice estrelló un disparo en el palo en el minuto 68 y en los últimos minutos Valdés tuvo que salvar una doble ocasión de Seba y Tissone. Los blaugrana estaban descosidos, fiados en exceso a las salidas de Neymar, que ingresó al campo en el minuto 17 de la segunda parte en sustitución de Pedro. Más que achacables a la ausencia de Messi, esos apuros finales se deben a la falta de consistencia en el centro del campo y a los huecos defensivos, tareas en las que Martino deberá poner singular empeño para afrontar el resto de la temporada con las máximas garantías.