Es triste que el mayor protagonista de un partido sea el árbitro. Y eso en España pasa semana tras semana. Tanto Sevilla como Valencia reclamaron numerosos penaltis. Uno de ellos fue sacado fuera del área por Álvarez Izquierdo, que además expulsó a Ricardo Costa. El Sevilla, que no supo aprovechar su superioridad durante cuarenta minutos, vio como el Valencia fue mejor en igualdad. Rakitic volvió a fallar una pena máxima para los nervionenses, que siguen con su particular sangría de puntos.
Una semana más, el árbitro es el máximo atractivo en el partido del Sánchez Pizjuán. La semana la habían preparado en Valencia para esto tras las quejas sevillistas después del partido frente al Barcelona. Tanto hablar del arbitraje, que al final ha terminado ocurriendo. Ha sido un esperpento. El partido ha comenzado sin demasiados problemas, pues el dominio claro ha sido del Valencia durante toda la primera parte, donde el Sevilla no ha aparecido. Alguna que otra contra tirada con poco peligro y paramos de contar. Tampoco los valencianistas han tenido ocasiones claras, pero si más llegada. Han jugado los naranjas a placer, con un Sevilla arropado atrás aunque concediendo espacios al rival. Poco que rascar de una primera parte donde solo hubo un equipo, y donde el Valencia reclamó dos posibles penaltis en el área sevillista. Ahí comenzó el festival, que tendría su clímax en los minutos finales del partido. Antes de eso, a los pocos minutos de reanudarse el encuentro, una mano dentro del área de Ricardo Costa es sancionada con falta fuera del área, y expulsión por doble amarilla del portugués. Poco más tarde, una internada dentro del área de Cherysev, acaba con un intento de autopase y un choque con Bernat. Álvarez Izquierdo pita un penalti muy protestado. Rakitic lo lanza, y Diego Alves lo despeja. El partido continúa. El Sevilla con uno más asedia la portería contraria aunque sin demasiado peligro, mientras el Valencia se defiende como puede. Así transcurriría toda la segunda parte. El Sevilla sin ideas, y el Valencia seguro atrás achicando balones. Los nervionenses, reclamarían tres penaltis en los últimos diez minutos, pero la última acción es la que pone el broche de oro al partido del hombre de negro. Discutible puede ser un penalti, pero no hay duda de que en el minuto 93, Mathieu golpea a Cherysev. Sin entrar a valorar la acción, lo que está claro es que la tarjeta que le muestra el colegiado al sevillista por presunto piscinazo es cuanto menos, un mal chiste. Dicha tarjeta era la segunda, y le costó la expulsión al hispano-ruso.
Si el partido tuvo poca historia, sin duda Álvarez Izquierdo ha añadido la propia. El Sevilla no mereció ganar en ningún momento. El Valencia, tras la expulsión, tampoco. Pero unos van en racha ascendente, y otros en clara decadencia en la tabla. Los andaluces continúan su particular calvario como ya hiciera en las primeras jornadas, y para colmo, el gol-avarage con el Valencia favorece al equipo de Pizzi. Veremos lo importante que es este dato a final de temporada. Mientras, queda mucha liga, y la lucha por Europa se pone al rojo vivo.