La previa de la temporada de arcilla y el Masters 1.000 de Montecarlo por Carlos Oleagoitia
Dos meses de la superficie más predilecta por los españoles en la ATP comienzan con un Nadal (5º) dispuesto a prolongar su hegemonía por noveno año consecutivo a pesar del perpetuo dolor de rodilla que le asola
Como si de una obra de teatro se tratase, la ATP abre el telón al segundo acto de la temporada, cuando se da paso a las superficies rojas que marca la tierra batida y en los poco más de dos meses siguientes los tenistas deberán recalibrar su tipo de juego de arriba a abajo. Y quienes mejor se amoldan a la arcilla históricamente fueron los jugadores latinos y en especial los españoles, que llegan a su habitat natural. Por delante quedan horas y horas de zapatillas y calcetines blancos impregnados por el color de la tierra y en los torneos importante quien dejara su impronta la última década llega una vez más con ganas de superarse. Porque si algo es destacable de Rafa Nadal (5º), aparte de su humildad, constancia y mil adjetivos más, es que siempre se reinventa y siempre encuentra circunstancias desfavorables que esquivar, lo que deja bien a las claras que la carrera deportiva de este superclase nunca fue sencilla; para todo lo que ganó debería pensarse que siempre lo tuvo de cara pero supo sufrir el triple por cada logro y eso le confiere más mérito aún a su tenis.
¿Por qué es Nadal (5º) tan apabullantemente superior al resto de los tenistas en tierra batida? Hartos estamos de escuchar por ejemplo, que a Federer (3º) le juega siempre traicioneramente al revés con pelotas botonas o que basa todo su juego en la estrategia machacona de devolver cada golpe y ganar por cansancio al rival, pero para hacer todo eso también hay que tener clase, y el manacorí destila de eso infinitamente más que Carmen Lomana el galmour chic o Boriz Izaguirre el pseudo glamour bizarro, por poner un ejemplo absurdo, que yo soy mucho de eso (de lo absurdo, no de destilar glamour, ni del chic ni del bizarro). Y ¿cuales son este año las variantes o circunstancias discordantes que nublan la mente del rey de la tierra batida? Si en años anteriores las dudas fueron el camino arrasador de Djokovic (1º) o llegar a estas alturas del año sin haber alzado aún los brazos o estar saliendo de una de esas malditas lesiones que jalonan su carrera deportiva, la razón de que Rafa llegue con el freno de mano echado en esta ocasión está en su rodilla y si bien ha ganado prácticamente todo lo que jugó en el 2013, ya que el dolor persiste y las experiencias pasadas recuerdan al cuerpo técnico del balear que no se sabe cuando puede romperse de nuevo, lo que les hace vivir angustiosamente con la sensación de que puede volver a recaer. Pero por el bien del tenis, esperemos que eso no ocurra, y ni siquiera sus grandes rivales de la elite prefieren librarse de Rafa de esa manera.
Tras un par de rondas de la Copa Davis, en Kazajstán y Argentina, y los torneos de esta pasada semana en Houston y Casablanca como calentamiento, donde ya fue sintómatico la presencia de dos jugadores españoles en la final, el Robredo (53º) campeón en Marruecos ante el cañonero sudafricano Anderson (29º) y Almagro (12º) que no pudo con Isner (23º), esta semana se disputará el torneo con más gente vip por metro cuadrado de toda Europa, en Mónaco. Ciudades como Barcelona, Bucarest, Estoril, Munich o Niza serán los torneos menores que junto a los otros dos Masters 1.000 de tierra como son el de Madrid y el de Roma, enfilen los meses de abril y mayo a los jugadores hacia Roland Garros, lo único que les importa ahora mismo a todos, preparar concienzudamente el siguiente Grand Slam. Por el caminio, un cambio curiososo en el afán de la ATP por descongestionar el calendario tenístico: el torneo de Bucarest que se jugaba en septiembre se incrusta a finales de abril, para dar así más rodaje a las raquetas del top 100 de cara a París.
El risco donde se enmarca el Montercalo Country Club, con el Mediterráneo al fondo, no verá este año competir al suizo Federer (3º) ni al galdiador Ferrer (4º), el primero por temas de selección de calendario (discutible) y el segundo porque el tirón muscular sufrido en la recta final de su antológica final de Miami aún le hace ser precavido. El número uno mundial, el serbio Djokovic, también parecía que iba a causar baja, ya que se torció el tobillo clasificando a su país en la Davis ante EE.UU y jugó lesionado ante Querrey (20º), pero lo que en un inicio parecía grave se quedó en una leve torcedura y habrá que ver como responde en el torneo donde reside y que ya el año pasado le deparó una noticia tan traumática como el fallecimiento de su abuelo. Por el camino del serbio se vislumbran a Del Potro (7º) y a Berdych (6º), inéditos aún este año sobre arcilla, mientras que por su parte Nadal (5º) debutará ante el ganador del Verdasco (30º) contra Matosevic (51º), y percibe como rocas en su parte del cuadro a Tsonga (8º) o si Murray (2º) se adapta a la tierra batida, al escocés o al francés en semis. La primera jornada dominical del torneo ya deparó grandes encuentros como los Kholschreiber (21º) contra Bellucci (40º) que se anotó el germano por oficio, el Dolgopolov (22º) contra Tomic (43º), que fue a la saca del ucraniano apenas sin despeinarse, o el Dimitrov (35º) contra Malisse (50º), que se adjudicó el denominado clon de Federer en versión bulgara.