Por Carlos Oleagoitia (@oleagoicarlos)
El equipo kazajo sorprende en la crono por equipos inaugural a especialistas como el RadioShack u Omega el día en que Valverde minimiza pérdidas con Nibali, mientras que Purito’ y Samu arrancan dejándose un minuto
La espectacular primera etapa de la Vuelta a España 2013 se la anotó el equipo del principal favorito a enfundarse el maillot rojo final en Madrid, una vez que los 27 kilómetros de la crono por equipos por las Rías Baixas pontevedresas fuera dominados por un grupo repleto de escaladores en forma y que aunque conviertan al esloveno Janez Brajkovic (Astaná) en el primer líder, el espaldarazo de tiempo y confianza es notorio para Nibali (Astaná). El colombiano Henao (Sky), el murciano Valverde (Movistar) y el checo Kreuziger (SaxoTinkoff) minimizaron la pérdida por debajo del medio minuto, mientras que ‘Purito’ Rodríguez (Katüsha), Samuel Sánchez (Euskaltel) o Basso (Cannondale) fueron los máximos perjudicados con un minuto de desventaja que ya les deja con una cierta rémora en la general y necesitados de remontar, quizás con las bonificaciones de meta de ahora en adelante.
Con un recorrido prácticamente llano por carreteras secundarias de varias localidades pontevedresas que presentaban algún repecho traicionero, los primeros en poner orden fueron los belgas del Omega con el alemán Tony Martin como máximo estilete en plan especialista de la modalidad, pero cuando empezaron a llegar los equipos de los favoritos todo parecía que la locomotora suiza de Cancellara (RadioShack) iba a otorgar el triunfo a los americanos. Los otros estadounidenses, el Sky porque el Garmin está en otra onda, fallaron en cierta medida, comparado con su potencial del pasado Tour de Francia, pero lo que no se esperaba es que los kazajos lograsen bajar de los 30 minutos de esfuerzo y dar un golpe de autoridad a la Vuelta.
Tras un primer día de tanta tensión en una crono grupal, la Vuelta no para mañana domingo con una segunda etapa que transcurrirá en 177 kilómetros desde Pontevedra hasta Baiona con final en el Alto Do Monte da Groba, un ascenso de 11 kilómetros con unas últimas rampas al 7 y 8% que servirán para exprimir aún más a los favoritos en el primer final en alto. Con todas las fuerzas intactas y un final tan definido, las fugas que pudieran crearse a lo largo de un recorrido anterior quebrado no tendrán fácil llegar a meta, aunque dependerá de las ganas del equipo del líder de controlar o no la carrera.