Alberto Arauz (@Arauz84)
La Toscana y sus preciosas colinas daban hoy la bienvenida al paso del Giro de Italia. Las majestuosas poblaciones que copan esos cerros en los aledaños de la bella Florencia, sirvieron de primera toma de contacto con la dureza de las grandes y sostenidas rampas. La montaña rusa de la climatología, regaló hoy una jornada terrible con intermitentes aguaceros que calaron hasta los huesos a los maltrechos ciclistas.
Chalapud y Pirazzi desafiaron a los elementos en busca de la victoria. Sin embargo, el ruso Belkov llegó desde la retaguardia para en un descenso que asustaba al miedo liderar con valentía la cabeza de carrera. Wiggins, que volvió a mostrar su proverbial torpeza en el arte de las bajadas, se dejó más de un minuto en el penúltimo puerto del día y hubo de tirar de casta y de compañeros para solventar el entuerto y evitar otro ridículo. De los favoritos, sólo Hesjedal mostró ciertos síntomas de debilidad, pero la pasividad de sus rivales y la brevedad de la última subida a partes iguales, dieron vida y oxígeno al ciclista canadiense.
Florencia coronó a un ruso del Katusha que a base de fuerza y pundonor logró una preciosa victoria. Maxim Belkov se elevaba hasta la altura de la torre del Duomo para firmar su más bonita victoria a la orilla del río Arno. Por detrás, un ingenuo Betancour creyó abrazar la gloria, pero los laureles eran hoy para un ruso gladiador que inscribe su nombre en la historia.