Sólo con un gol del francés bastó para que el campeón se salvara de lo que pudo ser un error catastrófico. Cristiano marcó un penalti y falló otro. Al Madrid le costó superar una fría salida y el gol de Marcelinho.
Para los encuentros extraños, jugadores distintos. Benzema, novedad en la noche de hoy por no estar en el once inicial, desatascó el partido en Sofía, en tan solo 23 minutos, con ningún fallo y numerosos aciertos. El francés entró en la segunda parte por Chicharrito. Entró, jugó y marcó. Agitó al equipo, despertó el ataque y dejó sin argumentos a los que dudan, al menos por una noche. Cierto es, que gracias a él, el campeón de Europa aseguró la victoria y se ahorró dar explicaciones ante lo que pudo ser una pesadilla.
La portería fue una vez más el foque de las miradas. Sin embargo, el protagonismo fue distinto a lo que estamos acostumbrados. Casillas deslumbró bajo los tres palos una noche más, nos recordó a sí mismo, al portero con alas, al chico que nunca estaba crispado. Hacemos balance y son tres intervenciones de mérito claras, aunque los súper-perfeccionistas ya se encargarán de rebajar la cuenta. En el análisis final, son tan importantes los goles que evita como las discusiones que zanja. Por una noche, pasarán por alto sus intervenciones, y a lo mejor con algo de suerte visualizaran más las jugadas errantes del equipo.
El Madrid estuvo apagado desde el minuto uno del partido. Frío y distante, sin apenas magia, algo de lo que no estamos acostumbrados por parte del conjunto blanco si miramos los resultados de los últimos encuentros. Sin embargo, el Ludogorets se encontraba cómodo, jugando con ambición sin perder por un segundo la ilusión de ganar al actual campeón de Europa. A esta situación Ancelotti tenía que poner tierra de por medio, y dio en el clavo. Todo cambió cuando entraron Benzema, Kroos y James al terreno de juego. Habrá quien destaque el dato para señalar la relevancia del Equipo A. Pero no es un análisis justo. Isco aprovechó la titularidad para completar un partido notable, dinámico, constante y activo. Lo poco bueno que mostró el Madrid durante muchos minutos estuvo en sus botas, en su verticalidad plagada de pellizcos y revoleras. No hay que quitar méritos a quienes lo demuestran.
Al igual que unos si mostraron interés y ganas de tener un puesto en el once inicial, otros no, ya fuera por falta de pasión o por falta de acierto. El caso es, que Illarramendi y Chicharrito no estuvieron al cien por cien como se esperaba, dejando escapar lo que puede ser una clara oportunidad por parte de su técnico a la hora de brindarles minutos en los próximos encuentros. El vasco tenía un partido para lucir y pasó inadvertido. El mexicano echó todo su trabajo por tierra al fallar una ocasión clarísima bajo palos, de las que cuesta reponerse.
Llegábamos a Sofía con ciertos rumores de que los búlgaros eran irreductible, pues no se quedaron cortos con la fama. No dejaron de correr arriba y abajo, de achicar agua y de buscar por activa y pasiva un gol. Empezaron avisando en los primeros cinco minutos y marcaron en unos segundos después. El gol nació de una jugada ensayada, un plan nada sofisticado: córner peinado en el primer palo y rematado en el segundo. A los nueve minutos pareció cambiar el rumbo del partido: penalti a Chicharito, inequívoco, estruendoso. Sin embargo, ocurrió lo inesperado: Cristiano cargó el fusil, apretó el gatillo y el portero despejó la bala. En ese instante, Stoyanov, el héroe con guantes, se descubrió como un tipo peculiar. Ni antes ni después dejó de sonreír. Hay gente así por el mundo.
Thomson, el mayor protagonista del encuentro, por lo menos en la primera parte, volvió a entrar en escena anulando un gol de Cristiano y poco después le compensó con un penalti más que dudoso. Esta vez, el portugués no perdonó y Stoyanov sólo pudo adivinar la dirección; siguió sonriendo.
Tras los primeros 30 minutos de la primera parte se esperaba en cualquier momento la goleada del equipo visitante. Nunca llegó. El Madrid manejaba el encuentro con dificultades. Necesitaban un jugador distinto, alguien que rompiera la base de los búlgaros para acabar con la muralla que se les estaba poniendo por delante. Ese jugador tenía que ser sin duda Benzema. En cuanto saltó al campo se dedicó a acariciar la hierba y el balón, a susurrar a los caballos. Después sacó los utensilios suficientes de la artillería para acabar metiendo miedo al oponente.
Ficha técnica:
XI del Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Varane, Ramos, Marcelo; Illarramendi, Modric, Isco; Bale, Cristiano y Chicharito
XI del Ludogorets: Stoyanov; Caiçara, Moti, A. Aleksandrov, Minev; Dyakov, Espinho; Dani Abalo, Marcelinho, Alexandrov; Bezjak
Goles: 1-0, 5′: Marcelinho, 1-1, 24′: Cristiano, 1-2, 77′: Benzema
Arbitro: Craig Thomson