Alejandro Rozada (@alexrozada)
Usain Bolt demostró en Moscú que es más fuerte que los elementos. Bajo una persistente lluvia y sobre una pista visiblemente húmeda, el jamaicano se impuso en la final de los 100 metros de los Mundiales de Moscú dejando para la posteridad otro tiempo abrumador (9,77 segundos), récord de la temporada. La histórica locución «citius, altius fortius», recordado lema de los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, parece creada para definir a un deportista de naturaleza privilegiada. Cada año, cada prueba que disputa, es más rápido, más alto, más fuerte. Y eso que la inclemente meteorología no le permitió arriesgar para establecer una plusmarca aún más abrumadora.
Usain Bolt volvió a imponer su tremenda fortaleza física y su indiscutible mentalidad ganadora, esta vez para remontar e imponerse al líquido elemento. Ya avisó desde los tacos de salida haciendo el gesto de portar un paraguas imaginario para refugiarse de la incesante lluvia; no obstante, rápidamente echó mano de su zamarra para presumir de Jamaica, la nación que alumbró a uno de los atletas más espectaculares de todos los tiempos. El cartel de la final no invitaba a relajaciones. Se comprobó desde el pistoletazo inicial con un desatado Justin Gatlin. El estadounidense completó en 9,85 segundos un recorrido apoteósico que, si bien no le sirvió para vencer la prueba, es algo más que una medalla de plata. Mantenerse varios metros por delante de un fuera de serie como Bolt en la gran final de los 100 metros, es una gesta tan admirable que hasta un segundo puesto sabe a oro. Que se lo pregunten al tercer clasificado, el jamaicano Nesta Carter, que también celebró a lo grande su medalla de bronce.
El gran protagonista volvió a ser Usain Bolt, que acumula plusmarcas y medallas con la misma facilidad con la que da zancadas sobre la pista. Ya lleva ocho medallas en los Mundiales de atletismo, desde aquella presea de plata que logró en los 200 metros y el relevo corto de Osaka 2007. No se quedó ahí porque dos años más tarde (Berlín 2009), arrasó en 100, 200 y 4×100 metros. La prueba de los 100 fue singularmente asombrosa porque en ella logró su récord histórico (9,58 segundos) y le sirvió para ganarse los respetos y la admiración de todo el planeta, no necesariamente aficionado al atletismo. Porque si algo ha conseguido este jamaicano es enganchar al atletismo a todo el mundo. Algo al alcance de unos pocos privilegiados. Un logro que ya consiguió en la década de los ochenta y a principios de los noventa un tal Carl Lewis, al que precisamente Bolt puede echar el guante si se sube al podio en los 200 metros y el relevo. Posibilidad relativamente factible tratándose de semejante portento, que se acerca a ritmo de récord a la hazaña de las diez medallas en los Campeonatos del mundo. En los 100 ya está a un solo título de Maurice Greene y el inolvidable Lewis.