Accidente de Alberto Contador a 78 kilómetros de la meta, que le deja con la cadera tocada y el hombro magullado. Cavendish, triunfo, récord y amarillo.
Ahora sí que sí. Ya lo podemos decir alto y claro: empezó el verano, arrancó el Tour de Francia. Con los cuatro jinetes de la bicicleta otra vez como actores principales del reparto (nos referimos, por supuesto, a Nibali, Contador, Froome y Quintana), ya está en marcha una edición que ha comenzado con Alberto Contador, uno de los cuatro favoritos, por los suelos. Sucedió a falta de 78 kilómetros, en el kilómetro 110, justo cuando se disponía a tomar una curva a la derecha a la salida de una rotonda cerca del pueblo de Creances, le derrapó la bici, se comió de pleno una mediana (maldita sea su suerte) y terminó besando el suelo junto al corredor del Sky Luke Rowe, compañero de Chris Froome, que acabó con la burra en vertical.

Alberto Contador tuvo que ser atendido en carrera por Florence Pommiere, desde el coche de la organización, a 40 kilómetros por hora.
A pesar de la aparatosidad de la caída, que incluso le supuso cambiarse de bicicleta, Alberto Contador pudo seguir en carrera. Para la historia se queda la imagen de Florence Pommiere, responsable médica del Tour, curando a 40 kilómetros por hora el hombro a Contador, agarrado a su descapotable y visiblemente dolorido. 72 años después del Desembarco que culminó la liberación de los territorios ocupados por la Alemania nazi, uno de los grandes del deporte español vivió su particular batalla contra los elementos en las carreteras normandas.
«Tengo dolorida toda la parte derecha, está realmente tocada. Vamos a parar ahora un poco y a intentar valorarlo lo que hay. Posiblemente tenga que hacerme alguna placa», dijo Contador nada más atravesar la meta en Utah Beach. Conocer el alcance de los daños sufridos tras la caída fue el primer objetivo del corredor madrileño una vez cumplido el objetivo de terminar la etapa. Por este motivo, tras atender brevemente a los periodistas, se dirigió rápidamente al autobús del Tinkoff para ser atendido por los médicos de su equipo. El pelotón se llenó de nervios tras la aparición del siempre temible viento, se formaron los indeseables abanicos y el de Pinto sufrió las peores consecuencias. Aun así, caído pero no rendido, el campeón español no abandona la carrera.

El británico Mark Cavendish se impuso al sprint en Utah Beach para anotase su 27º triunfo en el Tour y acercarse a los mitos Eddy Merckx y Bernard Hinault.
Si a Alberto Contador le tocó la cruz de la jornada, a Mark Cavendish le salió la cara. Otro incontestable triunfo del tres veces campeón mundial de madison y de ruta en 2011, que se anotó al sprint y con una fuerza imponente la 27ª victoria de su carrera, quedándose así a 7 victorias de etapa del gran mito Eddy Merckx y a una sola de otro mito, Bernard Hinault. El dúo alemán Kittel-Greipel no pudo ni rechistar al paso imperial del caballo ganador británico, primer maillot amarillo de este Tour.
Antes de que se desataran las hostilidades, la primera noticia nos había remitido al libro de ruta: la primera etapa ni fue una contrarreloj como la del año pasado, ni nos situó en Utrecht. Situémonos para empezar en Mont Saint-Michel, una pequeña isla, famosa por su abadía, situada en la región de la Normandía, al noroeste francés; desde ahí partió, permítannos la licencia, «la serpiente multicolor» hasta terminar en Utah Beach, un nombre engañosamente sugerente que no nos evoca paisajes afrodisiacos, palmeras y cocos.
Allí, en la más occidental de las cinco playas normandas, tuvo lugar una parte del famoso Desembarco de Normandía allá por 1944, un acontecimiento donde no volaron precisamente los pájaros y donde no caían cocos del cielo. El Tour conmemora en esta edición 72 años del Desembarco de Normandía y la primera foto de la carrera es la de los ciclistas montados en carros de combate, una imponente puesta en escena para ir marcando galones.
Centrémonos en lo importante, porque entre estos dos puntos transcurrió un recorrido de 188 kilómetros que echó a rodar después de que sonara La Marsellesa junto a esa isla rocosa, Patrimonio de la Humanidad, que recibe todos los años a más de 1,5 millones de turistas, siendo el segundo monumento más visitado de Francia tras la parisina Torre Eiffel. Más que por lo que pasó en esta primera jornada, que no fue poco, lo más importante fue lo que no pasó. Y en eso tiene mucho que ver el viejo zorro Fabian Cancellara, que mantuvo prietas las filas del pelotón tras la caída de Contador y abortó una embestida general contra el bicampeón de Pinto, que finalmente se pudo reenganchar a la disciplina del grupo para entrar en meta dolorido, pero en los mismos tiempos que sus grandes rivales por el triunfo final (Nibali, Quintana y Froome).