Jimena Bañuelos (@14ximenabs)
Tres goles, tres puntos y son terceros. Así se resume la trigésima octava jornada para el Villarreal. Ante los ojos de más de trescientos hinchas del Submarino Amarillo, los de Marcelino han cumplido con su propósito: Ganar en el estadio Santo Domingo al Alcorcón. Se trataba de un partido en el que había mucho en juego. Ahora, volver a soñar con el ascenso directo es más fácil. De hecho, el potencial que ha mostrado el conjunto castellonense es digno de un equipo de primera.
Muy mentalizados con la trascendencia de este encuentro, saltaron al terreno de juego los jugadores del Villarreal. No querían cometer errores pero sí querían dominar, y lo han hecho a los siete minutos con el primer gol. Uche abría el marcador visitante tras un saque de esquina. Pronto encauzaron el partido los de Marcelino, aunque el Alcorcón no quería dejarse llevar por los castellonenses en su casa. Querían pero no podían los alfareros. El Villarreal había salido a por todas y tenía ansias de gol y de victoria. Tantas ganas tenían los amarillos, o azulones para la ocasión, que en el treinta y seis anotaban el segundo, gracias a una jugada colectiva a la que Bruno ha puesto el broche de oro.
El cero a dos tan prometedor para el Villarreal hacía suponer que el Alcorcón iba a salir como una fiera a por la victoria en la segunda mitad. El Submarino Amarino no quería sorpresas y sabía, por experiencia, que los errores se pagan muy caros. Los cuarenta y cinco minutos que faltaban prometían un gran espectáculo.
Lo intentaban una y otra vez, pero no lo conseguían. Los nervios de los de José Bordalás iban en aumento. Pero no perdían la esperanza, una esperanza que se disparó en el setenta y cuatro cuando Enrich conseguía batir a Juan Carlos. El uno a dos daba ilusión a los alfareros y agonía a los castellonenses. Todavía quedaban minutos más que de sobra para cualquier sorpresa habitual en el fútbol. Los dos equipos seguían peleando los tres puntos.
Más nervios, más emoción y estallido de euforia en el noventa y cuatro, gracias a Tito Canteros que a última hora, como quien dice, sentenciaba el partido para el Villarreal.
Demostrando que quieren ser de primera, el Villarreal ha vuelto a regalar a sus aficionados una victoria, y lo mejor de todo, dependen de ellos mismos para lograr el ansiado segundo puesto. Con optimismo y arropados por los suyos recibirán el sábado a un rival directo: El Girona, segundo en la clasificación. Si querer es poder, ya saben lo que tienen que hacer. Si los jugadores se dejan la piel en el campo, la afición se dejará la voz en El Madrigal. Está claro: TORNAREM.