Alberto Arauz (@Arauz84)
La llegada a Treviso se recordará como el día en el que máximo favorito a ganar el Giro dijo adiós a todas sus aspiraciones. Y lo que es peor aún, Wiggins queda marcado de por vida como uno de los bajadores más timoratos y torpes desde que alcanza la memoria. El británico, a buen seguro verá mermada su confianza de cara el futuro. El agua y los descensos, se destapan como la criptonita del ciclista del Sky.
Una etapa aparentemente cómoda, terminó por convertirse en una nueva pesadilla. El agua y un par de tachuelas trampa con su correspondiente descenso convertido en pista de patinaje. Un sexteto comandaba la carrera con el ruso Belkov, triunfador hace unos días, como integrante más ilustre. La arrogancia del pelotón comandado por las huestes de los sprinters, se veía amenazada por una climatología que ya frisa lo infernal. Por momentos, la victoria de los bravos gladiadores pareció más que factible.
Pero casi siempre ocurre que el cálculo del pelotón acaba siendo adecuado. Cuando faltaban sólo 5 kilómetros para la gloria, el gran grupo emergió de entre la lluvia para destrozar las ilusiones de los fugados del día. El desenlace, ya lo imaginan. Cavendish no deja para el resto ni las migas del desayuno. Sus robustas piernas machacaron una vez más a sus rivales para sumar su tercera en la meta de treviso.