El Espanyol se lleva los 3 puntos en su visita al campo del Rayo (1-3) en un partido en el que, futbolísticamente hablando, ningún equipo hizo méritos para llevarse la victoria. El cuadro «perico» se limitó a sacar provecho de las carencias y los errores cometidos por el bando local.
Paco Jémez puso sobre el verde el mismo planteamiento táctico que a punto estuvo de obrar el milagro copero en Mestalla el pasado martes (defensa de tres, con Tito, Quini e Insúa, sin central puro), pero el Espanyol de Sergio conocía bien esa táctica y supo donde ir a hacer daño. Sin embargo, el equipo franjirrojo dominó el esférico en los primeros compases del encuentro, sin generar ocasiones de peligro sobre la portería de Kiko Casilla. Así las cosas, en el minuto 9 sucedió el desastre para la hinchada vallecana: un balón de pase largo al área rayista sin mucha historia fue buscado por el meta local Cristian Álvarez y su compañero (y capitán, por la suplencia de Trashorras) Tito; el primero saltó a atrapar el balón, pero fue derribado por la inercia del segundo, haciendo que lo primero que tocase el piso al caer fue el balón, el cual salió rebotado a los pies del capitán blanquiazul Sergio García, quien disparó a una portería que estaba completamente a su merced, materializando así su primer tanto de la noche, para incredulidad y desesperación de los seguidores rayistas por el enésimo gol recibido de jugadas a priori controladas por su defensa.
Tras este evento, los jugadores rayistas trataron de controlar el juego, y la manía que les inculca Jémez por el toque y la posesión les llevó a abusar del pase atrás y/o al portero, hecho que el Espanyol aprovechó para adelantar la primera línea de presión sobre la parca defensa local para forzar, si no el fallo, el despeje al patadón. Un runrún recorría las gradas del Estadio de Vallecas cada vez que tocaba Cristián el esférico.
A pesar del buen trabajo espanyolista en la presión, fue el Rayo el que tuvo las mejores ocasiones en la 1ª mitad, obligando a Casilla a despejar el balón en reiteradas ocasiones. La más clara la tuvo Álex Moreno, quien recibió dentro del área un precioso pase de espuela de Leo Baptistao y estando solo frente al portero remató raso al tobillo del meta.
En el área visitante, además de ocasiones rayistas, hubo polémica. Un remate de chilena de Alberto Bueno fue rechazado con la mano por Víctor Sánchez, haciendo que se perdiera por línea de fondo. El colegiado, Martínez Munuera, no divisó bien la jugada, y desoyendo las fundadas protestas de los jugadores rayistas que reclamaban penalty, señaló saque de esquina.
Con la polémica del penalty no pitado aun fresca y con el primer tiempo a punto de morir, Kakuta lanzaba un centro al área muy preciso, que desvió la nuca de Colotto para encontrarse con la cabeza de Leo Baptistao, quien empujaba de esa forma el balón al fondo de la red para lograr el 1-1 con el que un minuto después se irían al descanso ambos conjuntos.
El público local esperaba al comienzo de la 2ª parte que el postrero gol con el que su equipo cerraba el primer acto sirviera de revulsivo y llevase al Rayo a buscar más el balón y el área «perica». La 1ª premisa se cumplió con claridad, mientras que el Espanyol prácticamente se limitaba a esperar los fallos locales en los intentos de conseguir la 2ª. Fue así como en el minuto 76, tras media hora de claro dominio franjirrojo, Lucas Vázquez remataba completamente libre de marca un centro perfecto de Sergio García. Tuvo media hora el Rayo para hacer el 2-1, pero fue el Espanyol quien se adelantó, materializando su (prácticamente) primer tiro a palos en el 2º acto de partido.
Algo menos de un cuarto de hora le quedaba el Rayo para buscar el empate, y lo hizo como estuvo jugando hasta ese momento: con gran empeño, poco brillo y aun menos acierto, y el inmovilismo de Paco Jémez (reflejado en que solo hizo una de las tres sustituciones reglamentarias, ingresando Manucho en el lugar de Leo Baptistao) tuvo mucho que ver en que el equipo vallecano se viese falto de ideas y desesperado ante un rival que, haciendo (aun) menos fútbol que él, se estaba llevando la victoria. Ni siquiera la expulsión de Stuani, que salió desde el banquillo y vio 2 amarillas en 10 minutos, hizo que el Rayo encontrase un hueco en el muro defensivo espanyolista, y cuando lo encontraba no sabia aprovecharlo.
Con el tiempo cumplido, se llegó al descuento con el Rayo totalmente volcado en campo del Espanyol. Martínez Munuera añadió 4 minutos debido a las constantes pérdidas de tiempo de los jugadores espanyolistas, y aun añadió otros 2 más porque el meta Kiko Casilla precisó de atención médica. Fue en ese tiempo añadido al tiempo añadido en un principio cuando un Sergio García incansable en la presión, como demostró 5 minutos antes robando un balón a Critian Álvarez y sacando un tiro sin ángulo despejado por Quini prácticamente bajo palos, robaba la cartera a Tito y se plantaba de nuevo frente a Cristian, ganándole el mano a mano con un chut certero al primer palo. De nuevo un error defensivo costaba un disgusto al Rayo, y esta temporada van…
Señaló el árbitro el final de la contienda sin dejar que el Rayo sacase de centro tras el último gol. 1-3. Victoria engañosa pero trabajada de un Espanyol que se consolida en la zona media de la clasificación. Tercera derrota seguida en liga para un Rayo que no supo leer el partido ni antes ni durante el mismo, y muchos apuros va a pasar como siga esta dinámica de leer el partido tras los 90 minutos.