Por Carlos Oleagoitia (@oleagoicarlos)
El madrileño del Katüsha encuentra la gloria en el Fin del Mundo tras sufrir en el cogote la caza de la locomotora suiza, en otro día frenético que sin embargo no descomprime la general pero que ve a Nibali de nuevo como líder
Como si de una tercera repetición se tratase, la subida al faro del Fin del Mundo con sus casi 3 kilómetros propuso la misma intensidad y película que días anteriores: pelotón enfilado y a toda pastilla que debe afrontar un buen muro donde se hallaba la meta, y como siempre el catalán Flecha (Vacansoleil) fue el primero en lanzar su ataque ganador, esta vez bajo la pancarta del último kilómetro, pero el conquense Herrada (Movistar) no le dejó hacer mucho hueco y a apenas 600 metros del final Dani Moreno (Katüsha), al verse en cabeza de carrera optó por ponerse en modo moto y lanzarse a por la victoria, que parecía hecha a 200 metros de meta hasta que ‘Espartaco’ Cancellara (RadioShack) activó su tren y comenzó a acercarse primorosamente al ganador este año en la Flecha Valona la primavera pasada, que tuvo la suficiente capacidad de sufrimiento para esprintar agónicamente y por tres bicicletas aguantar su renta con el expreso helvético, al que no le quedó más remedio que agachar la cabeza y rendirse a la evidencia, que dictaba la primera victoria española en la Vuelta a España 2013.
La radiografía de la etapa tuvo esta vez la peculiaridad de que la primera fuga importante no se hizo a la primera, aunque tampoco tardó mucho en hacerse. Volvieron a ser cinco los fugados, personificados en el suizo Danilo Wyss (BMC), el francés Nicolas Edet (Cofidis), el finlandés Jussi Veikkanen (FDJ), el belga Dennis Vanendert (Lotto) y el estadounidense Alex Rasmussen (Garmin) que ponto almacenaron 7 minutos de ventaja como máxima diferencia, hasta que los belgas del Omega empezaron a imponer un ritmo más alto de caza que el que ejercía el RadioShack del líder y en las faldas del duro Mirador de Ézaro, a 34 kilómetros de meta, los kazajos del Astaná quisieron posicionarse bien arriba del gran grupo para evitar emboscadas a su líder. Esta subida supuso la tumba para la fuga, que ya había perdido casi toda su renta, pero entre los favoritos apenas hubo movimientos relevantes. Tras el paso de montaña se produjo la intentona de Amets Txurruka (Caja Rural) pero por el férreo control del RadioShack por mantener el liderato, del Astaná por evitar escapadas alocadas y del Cannondale a saber por qué, se llevó la carrera bloqueada y disparada como si tras la subida final de veras se encontraba el fin del mundo auténtico.
Los favoritos dejaron esta vez hacer a sus segundas espadas y un pequeño despiste, en forma de corte, hizo perder 6 segundos al líder Horner (RadioShack) respecto a los Valverde (Movistar), ‘Purito’ (Katüsha) y compañía, con lo que el maillot rojo recayó sin él esperarlo de nuevo sobre los hombros del italiano Nibali (Astaná), aunque las primeras posiciones siguen muy comprimidas con pocos segundos de margen de ciclista a ciclista. La quinta etapa de la Vuelta llevará mañana a los ciclistas desde Sober a Lago de Sanabria en 174 kilómetros para abandonar Galicia y llegar hasta la localidad zamorana donde se espera por fin el primer sprint de la ronda española, a pesar de lo quebrado del recorrido con dos puertos de poca entidad mediada la jornada y de la altura que se alcanza ya en el interior de la meseta. Si las últimas tres etapas gallegas con emboscadas finales en alto no desgastaron en demasía, los compañeros de los pocos velocistas en nómina de esta edición tendrán en la jornada de mañana un duro trabajo, aunque no habiendo un especialista claro y definido, todavía no se sabrá sobre quien recaerá la responsabilidad de bloquear la carrera, lo que puede hacer que una fuga por fin alcance la meta.