Alberto Arauz (@Arauz84)
A veces no puede ser. El Madrid llegó a la cita vestido con su mejor chaqué. Con actitud seductora, salio del vestuario con la galanteria y decisión que se presume en estas noches. Convencido de su éxito, flirteó con su objetivo durante el inicio de la velada, pero el paso de la misma fue frustrando y atajando cada una de las múltiples tentativas del blanco conquistador. Sin embargo, el cortejo europeo siempre concede una segunda oportunidad. En apenas tres semanas, la gris y plomiza Manchester será el romántico escenario del segundo envite del castellano caballero que anda sediento de amor.
Resulta difícil reprochar al Madrid su actuación de esta noche. De salida, los de Mou apabullaron al United con una incontinencia ofensiva que amilanaba al rival. Sólo la madera de Chamartín evitó que el remate de Coentrao tumbara a David de Gea. Ronaldo, Di María y Ozil descamisaban a la a priori indesnudable zaga británica. Sin embargo, un soplo de zozobra invadía la portería blanca en cada balón parado. Y así, Welbeck hurgaba a la salida de un corner en la más profunda herida que sufre el Real Madrid, y adelantaba a los suyos con un gol que vale millones.
Pero el Madrid no se arrugó. Siguió con esa actiutud arrolladora que mostró desde el comienzo. Lo intentaba esterilmente estrellándose sin tino contra un gran David de Gea que achicaba chaparrones. Pero de pronto, una fiera se elevó sobre sus víctimas para asestar un testarazo que hacía por fin justicia. Ronaldo aparecía para ejecutar al equipo que un día le vio nacer. Y en justa retribución, evitó el regocijo ante tan vil puñalada.
Y el partido murió así. El United comprendió que resguardado en la madriguera viviría más tranquilo ante un Madrid incapaz de agujerear su trinchera. Bien es cierto que De Gea evitó con maestría un remate de Coentrao que ya besaba las mallas. Pero tampoco conviene olvidar que el larguero de Diego López devolvió a los locales el hurto del primer acto tras remate de Van Persie. Se antoja maravillosa la cita de dos colsos allá por tierras del norte en puertas de primavera.