El Sporting cae con honor al ser víctima de un mal arranque del segundo tiempo. El Betis supo darle la vuelta al partido y remontar el gol de Carlos Castro en un primer tiempo de dominio claro de los de Abelardo. Empató Joaquín en la reanudación y decidió Rubén Castro con un gran disparo.
Perder así está permitido. No se trata de poner paños calientes; se trata de reconocer otra buena actuación del Sporting. Bien es cierto que el equipo volvió empanado del paso por los vestuarios y encajó muy pronto el empate, después machacó Rubén Castro y ya tocó remar a contracorriente durante todo el segundo tiempo. Aún así, el equipo dio la cara y cayó de pie. Derrotados, sí, pero con la cabeza alta. Como en Vallecas y como contra el Valencia. Se perdió como se pudo empatar, e incluso ganar si Guerrero, Castro y Jony no se hubiesen estrellado contra un inspiradísimo Adán. El ex del Real Madrid fue el mejor jugador del Betis y un pilar fundamental sobre el que construyeron otra remontada en El Molinón, similar a la del último partido de la primera vuelta de la temporada pasada y que puso fin a una gran racha de veinte partidos invictos de los sportinguistas.
No fue una derrota injusta, pero tampoco merecida. Se perdió y punto. Así es este negociado. Ahora toca lamer las heridas para puntuar en un campo tan difícil como Cornellá-El Prat. Rascar un punto ante un equipo tan complicado como el Espanyol sería otra gran proeza de un recién ascendido que, no está de más recordarlo, se construyó a coste cero y ya suma 5 valiosos puntos en la clasificación. Pero este Sporting no vive de rentas, sabe pelear cada balón y cada punto como si fuera el último, nunca se conforma y no es de extrañar que arranque los partidos como una moto. Como en Riazor, como en Vallecas y como este mediodía frente a un Betis que se pudo ir al descanso con más de un gol en su contra.
La genialidad que se inventaron entre Halilovic y Carlos Castro sirvió para llegar en ventaja al descanso, aunque el descomunal esfuerzo de los rojiblancos solo se vio frenado por la extraordinaria actuación de Adán bajo los palos. Pero hay ocasiones en las que no basta con el compromiso y, aunque el Betis también sea un recién ascendido, es un magnífico equipo construido por un sabio del fútbol como Pepe Mel, capaz de sobreponerse a bajas tan sensibles como la del mediático Van der Vaart y de apadrinar la enésima resurrección futbolística de Joaquín.
El del Puerto de Santa María empató de cabeza en la reanudación gracias a una gran combinación con Rubén Castro y ahí empezó la reacción bética. Después se encargaría Rubén Castro de firmar la ventaja con un misil tierra-aire que se coló tras golpear en el larguero. Del resto se encargarían Adán y los defensas, aunque todo el equipo puso de su parte para ganar en El Molinón, e incluso pudo ser mayor su ventaja si Westermann y Jorge Molina llegan a estar más inspirados ante Alberto. Al final ganaron por la mínima y eso ya es bastante en un templo de fútbol como es El Molinón, capaz de tributar con una sonora ovación a sus propios jugadores y a rivales de la talla de Joaquín, un futbolista que cae bien a todo el mundo.
Jugadón de Halilovic y gran definición de Castro
Subido al carrusel de las rotaciones, Abelardo no se bajó esta semana aunque volvió a los clásicos. Con las bajas por lesión de Cuéllar y Sanabria, y de Bernardo por sanción, Nacho Cases, Sergio, Lora, Isma López, Álex Menéndez y Castro regresaron para buscar el primer triunfo en casa. Lora volvió al lateral derecho, Luis Hernández y Meré se estrenaron como pareja de centrales e Isma López regresó al costado zurdo de la zaga. Sergio Álvarez y Nacho Cases volvieron a la medular, mientras que en las bandas también hubo modificaciones: Jony, autor del gol en Vallecas, pasó a la derecha para dejar su sitio, en el costado contrario, a Álex Menéndez. Completó la nómina de cambios, en la delantera, la primera titularidad de Carlos Castro en Primera.
Como los errores arbitrales suelen acompañar irremisiblemente al Sporting, el partido arrancó con una dosis de polémica. Los rojiblancos pidieron mano enérgicamente por una recepción flagrante de Piccini dentro del área. Era penalti y amarilla para el defensa bético, pero el árbitro no se quiso pillar los dedos y aplicó una incomprensible ley de la ventaja. Antes había anulado un gol a Carlos Castro, pero Martínez Munuera acertó en esa ocasión porque el delantero estaba en claro fuera de juego.
Muy bien plantado en el terreno de juego y muy mandón en lo que a posesión se refiere, el Sporting marcó el paso durante los primeros minutos. Al Betis le costaba pisar el campo rival y solo se desperezó con un manso disparo de Rubén Castro que se marchó desviado. Pero los que mandaban eran los locales y lo demostró Jony acto seguido con un chut envenenado con la zurda, que buscaba colarse por la escuadra derecha de la portería bética, pero Adán voló para sacarlo de ahí en un paradón sensacional.

Carlos Castro, autor del gol del Sporting frente al Betis, se estrenó como goleador en Primera División.
Cuando el Betis se estaba intentando sacudir y quitar de encima el dominio sportinguista, basculando el juego hacia la banda derecha de Joaquín, frotó la lámpara el genio de Dubrovnik. ¿Quién se puede inventar una arrancada endiablada desde derecha hacia el centro, además de Lionel Messi? Pues un tal Alen Halilovic, que casualmente también mamó fútbol en La Masía. El croata inició desde el costado diestro, se zafó de los rivales que le intentaron frenar de cualquier manera, cuando avanzó en diagonal hasta la frontal del área rival tocó para Carlos Castro y éste, que tiene el gol entre ceja y ceja, en lugar de optar por una recurrente y asequible devolución para Halilovic, se giró hacia la portería, colándose entre dos bigardos como son Bruno y Westermann, y superó a Adán en el mano a mano. Un gran gol del delantero de Ujo para abrir su cuenta anotadora en Primera División, culminando de manera inmejorable el jugadón que había improvisado el mago croata.
El gol encajado obligó al Betis a asumir el control del juego y comenzaron a llegar las aproximaciones verdiblancas a la portería de Alberto, siempre basculando hacia la banda diestra, la de Joaquín. Pero no se debían descuidar porque el Sporting les podía sorprender al mínimo descuido; casi lo hace Álex Menéndez con un latigazo seco al que respondió Adán con una gran estirada. Aunque no pudo evitar el gol, el portero bético estaba cuajando una notable actuación y era el punto de partida adecuado para aumentar las opciones de su equipo. No se puede decir lo mismo de la línea ofensiva, demasiado espesa, con Dani Ceballos muy desdibujado en la elaboración del juego, Joaquín impotente y Rubén Castro casi desaparecido. Tuvo que ser Varela con un disparo raso el que exigiese una buena respuesta de Alberto. El paso por vestuarios no les vendría mal a los hombres de Pepe Mel para aclarar las ideas.
Decidió un golazo de Rubén Castro
Lo cierto es que vimos a otro Betis en la reanudación. Más combativo en la presión, incisivo en los ataques y muy bien posicionado en el campo. Una cara totalmente distinta que se tradujo en el gol del empate en su primera aproximación del segundo tiempo. Cejudo se hizo fuerte en la derecha y puso un fenomenal centro al segundo palo, por allí andaba Rubén Castro que, en vez de finalizar, tocó de cabeza hacia el otro poste para la llegada de Joaquín, que cabeceó en carrera y a placer para establecer el empate. Inmejorable arranque de la segunda parte para los béticos, que igualaron la contienda en el mejor momento, dejando a los rojiblancos con una caraja considerable. No obstante, en su primera aproximación, un centro de Halilovic lo cabeceó de manera forzada Alex Menéndez y complicó a Adán, que tuvo que atrapar en dos tiempos.
Se vivieron unos minutos de equilibrio que trató de desequilibrar Jony con una arrancada en diagonal que culminó con un potente disparo cruzado que llevaba veneno y que obligó a otra gran estirada de Adán. Lo que pudo ser el 2-1 terminó siendo el 1-2. El córner del Sporting acabó en las manos de Adán y éste no se lo pensó dos veces antes de optar por un saque largo, directo al campo rival, Isma López se lo tragó al intentar ceder atrás de cabeza, ya era tarde para la llegada de Lora a corregir y Rubén Castro, al borde del área, soltó un latigazo impresionante que superó a Alberto tras tocar en el travesaño. Golazo inesperado que castigó de forma severa la caraja con la que salieron los locales en la segunda parte. Como en el último partido de la primera vuelta del curso pasado, el Betis volvía a remontar en El Molinón.
Buscando una reacción y en un canto ofensivo, Abelardo dio entrada a Guerrero por Isma López tratando de lograr el empate por lo civil o por lo criminal. Y se notó la presencia del delantero toledano, protagonista en una gran ocasión de Carlos Castro que volvió a salvar Adán, esta vez con el pie. El guardameta, muy seguro durante todo el partido, excepción hecha del gol encajado, evitaba el empate y sumía al Sporting en la desesperación. Una lucha contra el crono buscando las tablas a la desesperada, aunque Pepe Mel y los suyos iban a poner todo de su parte para llevarse los tres puntos de Gijón.
Los últimos minutos fueron una batalla psicológica entre Abelardo y Mel por gestionar mejor los minutos y fijar una estrategia ganadora, uno para remontar (o por lo menos, empatar) y otro para conservar la ventaja (intentando matar en alguna contra). Se sucedieron los cambios y las ocasiones para ambos equipos. Ni el Sporting podía monopolizar la posesión, ni el Betis conseguía sentenciar. La tuvo Westermann de cabeza a la salida de un córner y el balón se marchó muy cerca del poste derecho de Alberto; pudo empatar Guerrero, pero tras controlar y perfilarse perfectamente, mandó el balón a las nubes cuando ya se cantaba el gol; y no menos clara fue la ocasión del Betis tras una contra de libro, en manifiesta superioridad de cuatro atacantes frente a dos defensores, que desperdició Jorge Molina cuando lo tenía todo a su favor para matar el partido. No machacó, pero la victoria no corrió peligro, la defensa echó el resto, los mediocentros supieron gestionar el paso de los minutos, desquiciaron a los rojiblancos y aguantaron el desgaste que reventó a un viejo rockero como Joaquín en el ecuador del segundo tiempo y obligó a sustituirle recibiendo una sonora ovación de la grada. Entre ovaciones anduvo la mañana en El Molinón. Por algo están hermanados sportinguistas y béticos, como no puede ser menos después de celebrar juntos el regreso a Primera allá por el pasado mes de junio.