Victoria del Sporting en un sofocante y vibrante partido para romper la mala racha en su estadio. Carmona y Santi Jara firman los goles de un importante triunfo.
Alejandro Rozada (@alexrozada)
En un ambiente precarnavalesco de saltos con red y sardinas con bufanda en el palco, el Sporting se desquitó de su mala racha en El Molinón con una victoria generosa y tranquilizadora. Un triunfo balsámico que se hizo esperar desde el año pasado, porque el anfitrión no ganaba en su campo desde el 15 de diciembre contra el Mirandés. Los locales pusieron los goles ante un voluntarioso y valiente Alavés, cuya agónica situación clasificatoria (en los puestos de descenso) no hace justicia a su competente juego. Pero así es el fútbol y así es la Segunda División, una categoría tan canalla e igualada donde cualquier fallo y concesión se castiga con penas en forma de derrotas o amargos empates. Que se lo digan al propio Sporting, que venía de encadenar dos incómodos empates en su estadio contra Recreativo y Ponferradina tras una polémica derrota contra el Zaragoza. Hasta que llegó el conjunto vitoriano, un equipo simpático para los intereses rojiblancos al que se ha ganado diez veces en Gijón, ciudad que siempre tendrá un cariñoso recuerdo hacia un club que ayudó de forma decisiva al ascenso de 2008 con su victoria ante la Real Sociedad en Mendizorroza.
Al margen del puesto que el Sporting ocupe de manera coyuntural, lo cierto es que esta victoria contra el Alavés tiene un efecto balsámico a nivel estadístico. Porque el objetivo ATP fijado por José Ramón Sandoval para mejorar los registros de la primera vuelta, que pasa por sumar más puntos en la segunda, está más cerca de superarse. Contra Castilla, Recreativo, Mallorca y Ponferradina se clavaron los números al conseguir dos victorias y dos empates de manera alternativa hasta llegar al empate de Riazor, que empeoró el balance porque en El Molinón se había ganado por dos goles a cero. Al igual que esa importante victoria se echó a perder una semana después cayendo tres a cero en Mendizorroza y perdiendo de paso el liderato, el punto de A Coruña se ha convertido en oro puro gracias a estos tres puntos logrados ante El Glorioso. Los goles de Carlos Carmona y Santi Jara mejoran el cómputo, sirven para alcanzar los 45 puntos y encauzan el camino hacia el anhelado sueño de los 75 puntos, la meta fijada por Sandoval. Para ello es imprescindible convertir en un fortín el Templo del sportinguismo, porque ningún aspirante al ascenso se puede dejar jirones en forma de puntos en su propio campo.
Es incuestionable que los números alimentan el optimismo e invitan a soñar al sportinguismo, pero también es innegable que el juego casero no está a la altura del que el Sporting desarrolla a domicilio. La pegada que se lució esta tarde ante el Alavés no se exhibió ante el Dépor en la precedente, al igual que el torrente de fútbol exhibido en el Iberostar Estadi y en Riazor se seca misteriosamente en El Molinón. No tendrán la culpa los centrocampistas, siempre esforzados y desequilibrantes. Nacho Cases se reivindica en cada partido como un socio de lujo para Scepovic, Sergio Álvarez es el indiscutible sostén de este equipo y parece que lleva una década asentado en la posición de timonel del juego, mientras que Álex Barrera nunca deja de luchar aunque la chispa no le acompañe. Si a eso se le añade el acierto de Sandoval en los cambios, reflejado en la jugada del segundo gol (iniciada por Isma López, prolongada por Dejan Lekic y culminada por Santi Jara, los tres jugadores que entraron desde el banquillo en el segundo tiempo), el sportinguismo tiene motivos para confiar en sus futbolistas con vistas a cumplir el ansiado sueño de regresar a Primera División. Esfuerzo, contundencia y puntería. Tres recetas clásicas que deben servir para asfaltar el camino del ascenso, siempre contando con los imprescindibles reflejos de Iván Cuéllar y la solidez de la zaga, ayer compuesta por Luis Hernández, Bernardo, Iván Hernández y Canella, muy seguros para mantener atados al pichichi de la categoria, Borja Viguera, y los suyos, que se quedaron a cero.
Los goles llegaron en la segunda parte
El Alavés no es la Ponferradina. No tiene nada que ver el cuadro alavesista con el berciano. Por algo es El Glorioso. Con la defensa muy adelantada y presencia constante en el campo rival acapararon la posesión del balón desde el arranque, pillando a contrapié al Sporting, que se desconcertó por tan meteórica aparición del cuadro vasco. Hasta que apareció Stefan Scepovic. Buen pase al hueco de Luis Hernández para el desmarque del serbio, que recortó hacia fuera a Goitia y golpeó con la derecha al exterior del poste. Sin tiempo para digerir esta clara ocasión volvió a causar estragos Scepovic con un cabezazo en plancha en el segundo palo que se estrelló en el larguero. La madera se volvía a interponer en el camino del delantero balcánico. El duelo al gol entre Borja Viguera y el ariete del Sporting (18 goles frente a 17) también dejó su cuota de protagonismo para el ariete alavesista, que en su primer remate a puerta estremeció al sportinguismo y levantó a los alavesistas de sus asientos, porque el disparo se marchó rozando el poste izquierdo de Cuéllar e incluso se estrelló contra el palo que sujeta la portería. Estaba el partido precioso, con constantes alternativas y cualquier fallo servía para crear una ocasión. Como la que tuvo Sergio Álvarez con un chut raso desde fuera del área que sacó el guardameta a ras de césped. La intensidad se mantuvo hasta el descanso, aunque decayeron las ocasiones. Y volvió a haber polémica porque el árbitro siguió a rajatabla el tiempo añadido impidiendo al Sporting sacar un córner. Una decisión muy protestada por El Molinón.
Se invirtieron las tornas de la posesión en la reanudación, con un Sporting mandón y decidido a acaparar el balón. Así comenzaron a llegar las aproximaciones con peligro hacia la portería del Alavés. Primero se protestó una falta de Bernardo por un forcejeo que los aficionados interpretaron como un penalti al central colombiano y, acto seguido, Borja Viguera se quejó porque el árbitro no sancionó un derribo de Luis Hernández en la frontal del área. Pero no habría tiempo para protestar o avisar más. Otra vez a la salida de un medio córner, esto es un saque de banda lanzado por el lateral diestro rojiblanco, la cazó Lora infructuosamente, le vino a la cabeza a Bernardo, que la tocó lo justo para que Carmona se quedara solo en posición legal ante Goitia, al que batió con un disparo cruzado. Un habitual goleador a domicilio se estrenó en El Molinón para sumar su quinto gol en el campeonato.
El dominio rojiblanco continuó con continuas y peligrosas subidas por parte de Bernardo y Luis Hernández. Pero nunca conviene descuidarse en esto del fútbol, y menos aún se lo puede permitir un equipo tan agitado como el Sporting. Así se llevaron un buen susto por una volea de Manu que obligó a Cuéllar a volar hacia su palo izquierdo para desviar a córner en una extraordinaria intervención. Fue la mejor ocasión para el Alavés en su primer disparo entre los tres palos. A partir de aquí, guiados por las ayudas de Sergio, un derroche continuo de esfuerzo, la zaga rojiblanca consiguió frenar el ímpetu alavesista justo cuando el partido estaba empezando a entrar en una peligrosa dinámica de ida y vuelta. Lejos de favorecer tan agitado ritmo a un todoterreno como Álex Barrera, tanta intensidad le desbordó de tal forma que Sandoval lo acabó sustituyendo por Santi Jara, un cambio que a la postre resultó decisivo. Antes reapareció la polémica porque Munuera Montero le anuló un gol a Bernardo por una discutible falta de Scepovic en un forcejeo con un rival. El serbio se quedó a cero otra vez, no marcó, pero su derroche y constante presencia ofensiva amargaba a los zagueros del equipo vasco, que no le podía conceder ni un milímetro dadas sus peligrosas asociaciones con Nacho Cases. Sandoval quiso recompensar su esfuerzo cambiándole por Isma López al final del partido para que Stefan recibiera una sonora ovación de los sportinguistas. El Molinón ya era una fiesta, a pesar de que lo apretado del marcador desaconsejaba las confianzas. En el tiempo añadido, cuando el sector más pesimista del sportinguismo se temía un disgusto viendo los achuchones del rival, Lekic sirvió la sentencia en bandeja a Santi Jara, que no perdonó y firmó su inmejorable estreno goleador en el Templo sportinguista. Su segundo gol en esta temporada (el primero lo marcó en diciembre contra el Hércules en el Rico Pérez de Alicante) no podía llegar en un mejor momento. El desquite del jugador manchego y el desquite del Sporting en su estadio. Al fin.
LA FICHA TÉCNICA
Sporting: Cuéllar; Luis Hernández, Bernardo, Iván Hernández, Canella; Sergio; Lora, Álex Barrera (Jara, minuto 68), Nacho Cases, Carmona (Lekic,minuto 84); y Scepovic (Isma López, minuto 90).
Alavés: Goitia; Unai Medina, Samuel Llorca, Mora (Óscar Serrano, minuto 81), Nano; Manu García; Guzmán, Carlos Lázaro (Quiroga, minuto 72), Emilio Sánchez, Stevanovic (Raúl García, minuto 81) y Viguera.
Goles
1-0: minuto 57, Carmona.
2-0: minuto 92, Jara.
Árbitro: Munuera Montero (Comité Andaluz). Mostró tarjetas amarillas a Iván Hernández (40′), del Sporting, y a Lázaro (54′), del Alavés.
Incidencias: El Molinón. 18.317 espectadores. Terreno de juego en aceptables condiciones. Tarde soleada, con 13 grados centígrados al principio del partido. Se guardó un minuto de silencio en memoria de los seis gijoneses fallecidos en un accidente en la provincia de Burgos.