Por Andreé Morales (@Andree10Ruiz)
Había expectación máxima para ver la alineación que daba el míster Ancelotti, y fue Diego López por el que apostó Carlo. Así que con la duda resuelta, ¡QUE EMPIECE EL JUEGO!
El Madrid no jugaba con mediocentro defensivo, apostaba por Modric e Isco en la dupla en el centro del campo, y con Ozil en la mediapunta del equipo para lanzar las contras de los blancos. El partido fluía con un Di María que estaba inspirado, era el jugador que más presionaba, luchaba cada balón como si fuese el último; se le ve que quiere ser un jugador importante este año para el entrenador, a pesar de que la inminente llegada de Gareth Bale le quite la posibilidad de ser de los que empiecen los partidos. El gol del Madrid llegó de un pase de Arbeloa a Cristiano que controló mal y le cayó de rechace a Benzema que no perdonó y la mandó al fondo de la red. La verdad es que el Madrid proponía un fútbol vistoso pero se ve que faltan más entrenamientos donde perfeccionar los espacios que creen jugadores como Isco, Modric, Cristiano, etc. Al no tener un mediocentro puro a su lado, Modric no se podía descolgar mucho, y ahí sale su lado menos vistoso: el rebaña balones. La idea que proponía el Granada era esperar en su campo con un 4-5-1 y a la mínima opción que tuviesen salir con Piti y Dani Benítez por banda.
En el 2T entró Casemiro por Ozil y mejoró notablemente en el aspecto defensivo, ya que Luka se podía descolgar sin preocuparse que el centro del campo blanco se quedase solo. Nada más empezar la segunda mitad se pidió una posible mano de Arbeloa que no era ya que se vió que la dio con el hombro. Tampoco se pitó una mano que sí era de Diakathé cuando Modric hizo una buena jugada. El Madrid se venía un poco más arriba para intentar sentenciar el encuentro que se le resistía, por eso en el conjunto granadiense entró Buonanotte, que empezó a hacer diabluras y sufrieron hasta el final, pero el empate no llegó.
Un Madrid muy espeso que debe mejorar con el paso de los entrenamientos.