Ritmo machacón en el primer set y acelerón puntual en el segundo parcial para el 40ª entorchado en tierra de Rafa
Quinto título de siete finales este año a pesar de las dolencias perpetuas en la rodilla del mallorquín
Carlos Oleagoitia (@oleagoicarlos)
Para haber estado siete meses lesionado de la rodilla y dudando si su carrera tocaba a su fin, el 2013 que está completando Nadal (5º) está siendo antológico. Quizás fue más el entorno en periodistas y afición quien puso en jaque la cerrera de Rafa, pero está claro que tanto los números como las sensaciones se decantan a favor del espléndido momento del manacorí, que sigue extendiendo su leyenda en tierra batida a pasos agigantados: alcanzó está tarde en la final del Masters 1.000 de Madrid el título número 40 en su carrera y de las siete finales disputadas este año se ha anotado 5 de ellas. Ni en sus brutales 2008 y 2010 llevaba esta plusmarca a estas alturas del año y aún así la sed y ganas de ganar de Nadal siguen intactas. ¿Como puede ser? La respuesta quizás esté en su humildad, en no ser tan engreído como para no saber que siempre habrá alguien mejor y que cada día se puede mejorar. A día de hoy su gran archienemigo deportivo es esa máquina serbia que responde al nombre de Novak Djokovic (1º) y el atajo escogido por Nadal para ir puliendo su juego es el habituarse a ganar torneos. Parece sencillo pero a tan alto nivel competitivo nadie regala nada y los sacrificios se multiplican.
Al otro lado de la red se plantaba esta tarde el dueño de los mejores reveses a una mano del circuito, solamente superado por el de Gasquet (9) y muy parejo al del gran Federer (2º). Compatriota de éste último, Wawrinka (15º) siempre ha sido un asiduo del top 30 los últimos años pero nunca lograba sobrepasar ese escalón que le pudiera consagrar entre los 10 mejores. Pero tenis siempre ha tenido en su raqueta y para ello no hay más que mirar sus estadísticas, donde tiene cosechados más d eun triunfo frente a los gallitos, aunque con esporádica regularidad. Pero todo tenista goza de su semana de gracia (salvando las distancias, al hilo del ‘minuto bueno’ que suele pregonar el cachondo de Perico Delgado en el ciclismo) y Stan saltaba a la central de la Caja Mágica dispuesto a no dejar escapar su gran oportunidad, ya que solamente en el 2008 y en Roma se había visto antes ante una oportunidad semejante.
Pero pudiera ser por que Rafa jugase prácticamente en casa o porque el cuentakilometros del suizo ya estaba a rebosar de lides frente a tenistas de más renombre en los últimos días, el arranque de la contienda se puso en un visto y no visto en un 4-0 para Nadal (5º) con dos breaks a favor producto del juego largo y esquinado del español. El suizo se había obstinado en no perder su primer saque y solamente lo cedió a la quinta bola de break pero solamente pudo maquillar el set hacia el final. Esta vez no había sido un rosco como contra Ferrer (4º) o Andújar (113º) pero Wawrinka (15º) ya había sido inoculado con el virus Nadal, ese que dicta tener a un gigante infranqueable al otro lado de la red. No obstante, el helvético se afanó en intentar descabalgar el juego del mallorquín pero solamente pudo optar a varias pelotas de breaks que no lograba convertir. Pura doctrina Nadal, esa en la que a un juego arrollador le sigue una igualdad calmada y zarpazo final en busca de su tercer título en Madrid por 6-2 y 6-4 en una hora y 11 minutos. Ambición sin límites que no restaña la figura de Nadal (5º) dentro de la ATP sino que acrecenta su mito…¿No haríamos todo lo mismo si pudiéramos? ¿Desaprovecharías el don de ganar lo máximo posible? El que puede, puede, y el que no…aplaude.
Escrito por gentileza del ‘Lonely Boy’ (2011) de los Black Keys.