Por Carlos Rodríguez (@carlosrsp87)
Los Campos de Sport de El Sardinero volvieron a disfrutar de un ambiente festivo por un gran clásico del norte que tiñó las gradas de rojiblanco y verdiblanco. Unos 4.000 aficionados llegaron desde Gijón animados por la proximidad geográfica y los buenos resultados del club, e hicieron que el campo registrara una magnífica entrada de 12.987 espectadores, más que en algunos partidos de la Liga BBVA de esta jornada (como el Getafe-Barça, sin ir más lejos, que apenas lo vieron 8.000 personas). Se acabó así con una rivalidad histórica y consiguió que, al menos por un día , el fútbol diese paso al ejemplo de dos grandes aficiones, sin altercados ni insultos de ningún tipo y con el espíritu del eterno Manolo Preciado por encima de todos. Bienvenidos al gran clásico norteño.
Desde primera hora de la mañana, Santander respiraba aires de gran partido. Una cita con sabor a Primera, de las típicas del norte, incluidos el habitual clima frío y cielo encapotado. La capital estaba teñida de rojiblanco por unas zonas y de verdiblanco por otras, pero sin un solo altercado, solo había cánticos de ánimos por parte de una y otra afición.
Llegada la hora del partido imperaba en el campo la necesidad de unos frente a la imbatibilidad de otros. En la grada, mientras, ambiente festivo con las dos aficiones alentando a sus equipos. Por un lado ‘La Mareona’ y por otro la afición racinguista, sobre todo desde su grada joven llamada ‘La Gradona’.
Desde esta grada se intentó llevar en volandas al equipo local dejándose la garganta todo ese fondo norte e intentando callar a la afición visitante, que estuvo bastante silenciada por el fútbol visto en el césped y porque la hinchada racinguista no se calló en los noventa minutos. Respecto a lo futbolístico, fue un gol para cada equipo y repartos de punto, aunque los visitantes se fueron contrariados por las ocasiones desperdiciadas y los penaltis que no les pitaron. Pero, lo importante no fue ni el resultado ni el fútbol visto; por encima de todo están dos aficiones respetuosas que hicieron noble un deporte que quieren silenciar los violentos. No podrán.