El Atlético de Madrid se ha clasificado para las semifinales de la Liga de Campeones tras empatar a un gol en el King Power Stadium ante un Leicester que peleó a contrarreloj hasta el final del partido, tras el gol, el típico gran gol de Saúl Ñíguez que siempre aparece en las grandes eliminatorias europeas dejando su firma, y que en esta ocasión ha valido para certificar el pase de su equipo a una nueva semifinal.
Primeros minutos que definieron lo que iba a ser el partido con un Atlético de Madrid tratando de tocar la pelota con el objetivo de encontrar un hueco entre la defensa «fox» mientras que el Leicester jugaba directo en cada ocasión que tocaba el balón. En el minuto 19 se vio un gesto que definía totalmente lo que era el Leicester y como afrontaban equipo y afición la eliminatoria. Falta a favor en campo propio y Schmeichel el encargado de colgar la bola con todo su equipo en el área rival. La falta desembocó en un saque de esquina que fue celebrado por la hinchada local casi como de un gol se tratara, pero su ejecución no contrajo peligro para el Atlético. Tras el córner, unos balones colgados por el Leicester que fueron bien repelidos por la defensa rojiblanca, y el primer aviso serio, pase en profundidad de Mahrez para Vardy que la puso atrás para Okazaki que disparó arriba.
Tras unos cinco minutos muy serios por parte de los «foxes» el Atlético se sacudió esa amenaza de la mejor manera posible. Tras una serie de combinaciones en campo rival el balón quedó para Filipe en banda izquierda que cuelga un balón al segundo palo donde llegaba en carrera Saúl y de cabeza, casi de puntillas, cruza la bola al palo más alejado donde no podía llegar Schmeichel estableciendo así el 0-1 que obligaría al Leicester no encajando más goles a marcar tres para pasar la eliminatoria. La réplica de los «foxes» llegó cinco minutos más tarde con su primer disparo a puerta de la eliminatoria y por tanto de este partido. En los compases finales del primer tiempo el Atlético tuvo largas posesiones de balón en campo contrario llegando a desesperar por partes iguales a jugadores y aficionados rivales que veían cómo no podían arrebatarle la pelota a los colchoneros y menos aún acercarse al área de Oblak. Un imperial Saúl probó desde lejos a Schmeichel y Carrasco con una de sus galopadas pero sin éxito para ampliar diferencias.
Al comienzo de la segunda mitad Craig Shakespeare realizó un doble cambio, retiró a Okazaki y Benalouane dando paso a Chilwell y Ulloa. El preparador inglés focalizó el juego de su equipo desde los costados y desde ahí empezaron un asedio, acoso y derribo al área rojiblanca, que repelía un balón colgado detrás de otro hasta que en el minuto 60 Jamie Vardy aprovechó un rechace, balón que no supo despejar nadie en el área, el delantero inglés fue el más listo e introdujo el balón en la portería de Oblak. La afición «fox» se volvió a reenganchar aún más gracias al gol de su nueve, aunque aún necesitaban dos goles más para remontar la eliminatoria. Pese a que el Leicester fue el dueño absoluto de la segunda mitad, sus llegadas, que tras el gol continuaron siendo numerosas, sus centros fueron menos concretos y se encontraron una y otra vez con una defensa rojiblanca que según iban pasando los minutos se iba mostrando no sólo más rocosa sino que además defendía más lejos de su área, lo que hacía que menguara el peligro de los numerosos centros ingleses.
Juanfran y Filipe tuvieron que ser sustituidos por lesión la cuál cosa solo hacía más que dificultar la ardua tarea de contener al Leicester que estaba siendo llevado en volandas por una afición que veía como a su equipo se le iban agotando tanto las fuerzas como su fútbol. Disparos taponados por la defensa del Atlético a Ulloa y Vardy, y una falta desde la frontal de Mahrez que no encontró puerta fueron las ocasiones más destacadas de los locales tras el gol y hasta el final. El Atlético, con Griezmann, Correa y Torres dispuso de más contragolpes en el tramo final del encuentro pero sin la precisión y el acierto necesario para poder cerrar la eliminatoria con un segundo gol.
La afición del Leicester una vez que Gianluca Rocchi señaló el final del encuentro no sólo no se fue del estadio sino que se quedó ovacionando a su equipo, un Leicester City que les invitó a soñar hace un año cuando Ranieri les llevó a proclamarse campeones de la Premier, les clasificó a la fase final y posteriormente Shakespeare eliminó al Sevilla y plantó cara muy dignamente a un Atlético que jugará su tercera semifinal en los últimos cuatro años, y de nuevo con el objetivo claro y fijo una vez más, del trofeo que se le lleva resistiendo durante tantos años y que en esta edición espera en Cardiff. En el sorteo de este viernes el equipo de Simeone sabrá cuál es el escollo que le separa de la gran final.