La lesión de Víctor Valdés empaña la goleada blaugrana
El guardameta podría tener un grave percance de rodilla
Doblete de Neymar y 22º gol de Messi en el campeonato
Alejandro Rozada (@alexrozada)
La versión 2.0 del Barça post Guardiola que dirige Gerardo Martino, ya no aplasta a partir de la posesión como antaño, lo hace a través de su imponente pegada y fulgurantes contraataques. Cierto que aún se pueden paladear jugadas de manual como las que originaron los dos primeros goles contra el Celta, pero la electrizante acción del tercer gol resume la nueva idiosincrasia. Espectacular cambio de juego desde la derecha de Alexis hacia la carrera por el otro lado de Neymar que, tras una excelsa maniobra técnica controlando el balón primero con el pecho y después con la cabeza, se lo llevó hasta el área de Joel donde definió con un poderoso latigazo cruzado. Ese vértigo es el signo diferencial del equipo de Martino, capaz de hacer jaque mate en cualquier movimiento ofensivo.
A falta de los caramelos de Andrés Iniesta, sustituido en el descanso después de sus excelsas apariciones en el primer y segundo gol, las imprevisibles acciones de Fábregas combinadas con las cuchilladas por las bandas, conforman un variado y efectivo repertorio que sirve para destrozar cualquier dispositivo defensivo. En esta ocasión lo padeció un Celta valiente y aguerrido, pero demasiado osado atrás. Se podrá acusar a Luis Enrique de muchas cosas, pero jamás de ser un cobarde. Ya como jugador demostró su valentía en innumerables ocasiones, y como entrenador también pone de manifiesto ese carácter combativo e irreductible que plasma en un equipo joven aunque sobradamente preparado. Quizá esa tendencia a la batalla repercuta negativamente en los resultados del conjunto vigués, que en ocasiones estira demasiado sus líneas creando demasiados espacios de los que se aprovecha sobremanera un cuadro tan poderoso como el Barcelona. Pero el tiempo y trabajo juegan a favor de Lucho y los suyos, que acabarán obteniendo los réditos de su valiente apuesta; para empezar, no deberían pasar apuros para conservar la categoría.
La primera parte fue un monopolio azulgrana. Interminables posesiones que alternaban incansables maniobras de amplitud con peligrosas diagonales y milimétricos pases en profundidad que desbordaban a Cabral y Aurtenetxe. Esa última suerte resultó particularmente efectiva para tumbar al Celta, condenando al fracaso la atrevida apuesta de Luis Enrique por una defensa adelantada. Hubo un incontrolable goteo de ocasiones del Barça, incluyendo goles anulados a Messi y Neymar, hasta que brasileño y argentino hicieron diana en sendas acciones de manual. Impecables las asociaciones que dieron lugar al primer tanto y en el segundo hubo un excelso desmarque de ruptura del 10, indiscutible pichichi blaugrana con 22 goles, para aprovechar un sublime pase en profundidad de Iniesta.
Pero no fue una apacible velada para el barcelonismo. En el primer apoyo con la pierna derecha, después del salto para blocar en dos tiempos el lanzamiento de falta de Orellana, se lesionó Víctor Valdés e inmediatamente saltó Pinto desde el banquillo sin tiempo casi ni para estirar. Los rostros de sus compañeros y del cuerpo técnico presagiaban la gravedad del percance. Las primeras exploraciones confirman la gravedad del percance, se habla de una rotura del ligamento cruzado que apartaría a Valdés al menos seis meses de los terrenos de juego. Este contratiempo marcó el resto del choque, e incluso no es descabellado suponer que Iniesta fue sustituido en el descanso para acompañar a su amigo Víctor. Pudo ser el último partido de Víctor Valdés como azulgrana.
Como no podía ser de otra manera en un escenario tan accidentado, José Manuel Pinto se convirtió en el protagonista del segundo tiempo, con permiso del segundo gol de Neymar. Aunque no posee la aureola y santidad de Valdés, Pinto también tiene su flow. Lo ha demostrado muchas veces y contra el Celta no fue una excepción. En la primera aproximación seria del cuadro vigués lució sus artes de escudo protector con una doble intervención ante sendos remates a bocajarro de Augusto y Santi Mina. Después cortó la respiración de los barcelonistas al quedarse desplomado sobre el campo exhibiendo ostensibles muestras de dolor después de golpearse contra el palo al intentar llegar para proteger su portería de la peligrosa embestida de Mario Bermejo. Fue otra acometida de los vigueses, que no renunciaron a la verticalidad y al ataque con garbo a pesar de ir perdiendo tres a cero contra uno de los colosos del campeonato, que ha cambiado de escudo protector. Neymar, Messi y Pinto se erigen en los nuevos salvadores de este equipo.