Volvía Messi a la titularidad y volvía el tridente a reunirse de inicio en un terreno de juego casi dos meses después. Y, aunque parezca mentira, la Roma se unió a la fiesta con una defensa adelantada sin presionar -ni siquiera encimar- al jugador barcelonista que llevara el balón. Así, en catorce minutos el Barça había disfrutado ya de dos chuts de Messi y varias jugadas al límite del fuera de juego. Al filo del primer cuarto de hora, Alves rompió la defensa por el carril del ocho y se plantó delante de Szczesny. El lateral brasileño cedió a Suárez y el uruguayo marcó a placer.
El Barcelona, aupado a la cresta de la ola, era un vendaval. Tres minutos después, Messi aprovechaba un pase al hueco de Luís Suárez para superar, con una sutil vaselina, al guardameta de la Roma. Oficialmente, Leo ha vuelto. Y el conjunto de Luís Enrique no se paró ahí. Como dijo Dani Alves, respeto al rival es ir siempre a por un gol más.
Los de Rudi García, por contra, habían marrado la única ocasión clara de la mano de Dzeko en una gran jugada de estrategia a la salida de un córner. No hubo más inquietud para Ter Stegen hasta el final de la primera mitad. Eso sí, después del segundo, el conjunto romano dio un paso adelante en intensidad y frenó -ligeramente- la sangría de ocasiones sobre su portero. Ocurre que, cuando a un equipo le sale todo, cuando está en línea ascendente, los goles caen casi por su propio peso. Llegando al minuto cuarenta y cinco, al intermedio, Neymar colgaba un balón que la defensa despejaba, dejándola muerta al borde del área grande. Ahí, el uruguayo empalmó con una volea perfecta para poner el tercero en el marcador. Golazo para amenizar el bocadillo.
Tras el descanso, Luís dio descanso a su comodín más preciado -Busquets-, dando entrada a una de las joyas que más prometen de la Masía -Samper-. El encuentro siguió los mismos derroteros, con el Barcelona dominando, presionando y robando rápido, buscando huecos entre líneas o a la espalda de la defensa romana. Parecía en ocasiones que perdía el dominio -como en una ocasión clarísima de Falqué que Ter Stegen desvió a corner de forma magistral- o que se gustaba en exceso. Era un espejismo. Cuando quiso y como quiso, el Barça aceleró y en una triangulación entre la «MSN», el argentino cedió a Piqué para que el central, a lo Alexanco, marcara a puerta vacía en una jugada similar a la del 1-0. Siguió animado el equipo español y en otra jugada a tres, Neymar habilitó a Suárez, quien de primeras cedió para Messi. El ’10’ no pudo marcar a la primera, pero sí aprovechó el rechace de Szczesny para poner la manita en el electrónico.
El sexto llegó tras un penalty fallado por Neymar, que fue lo de menos. El despeje del guardameta de la Roma cayó en los pies de Adriano y el brasileño puso un nuevo gol en el marcador con un trallazo al palo corto. En el otro área, el equipo italiano disfrutó de su mejor ocasión con un penalty cometido sobre Dzeko que Ter Stegen detuvo de forma tan espectacular como hiciera minutos antes su homólogo polaco. No era el día de la Roma. Tres veces llegó. Tres veces claras. Y en las tres se topó con el alemán, un gigante hoy. Y en el noventa, en el descuento, Dzeko pudo resarcirse y batir -por fin- a Ter Stegen.
Ficha técnica:
Barcelona: Ter Stegen; Dani Alves, Piqué (Bartra, ’57), Vermaelen, Jordi Alba; Busquets (Samper, ’45), Sergi Roberto (Adriano, ’64), Rakitic; Neymar, Suárez y Messi.
Roma: Szczesny; Maicon, Manolas, Rudiger, Digne; Nainggolan (Iturbe, ’45), Keita, Pjanic (Uçan, ’75), Florenzi (Vainqueur, ’58), Iago Falqué y Dzeko.
Goles: 1-0 (Suárez, ’14). 2-0 (Messi, ’18). 3-0 (Suárez, ’44). 4-0 (Piqué, ’56). 5-0 (Messi, ’60). 6-0 (Adriano, ’75). 6-1 (Dzeko, ’91).
Árbitro: Cüneyt Çakir. Amonestó a Piqué, Alves, Vainqueur.