
Sergi Roberto y Rafinha celebran en presencia de Luis Suárez el segundo gol del Barcelona en El Molinón.
Manita del equipo de Luis Enrique a un Sporting que acabó con diez jugadores por la expulsión de Lora. Doblete de Neymar y partidazo de Sergi Roberto.

Craviotto y Toro, medallistas en Río 2016, hicieron el saque de honor y recibieron un merecido homenaje en los prolegómenos del encuentro.
El partido arrancó en El Molinón con un merecidísimo homenaje a los medallistas olímpicos Saúl Craviotto y Cristian Toro, y terminó con Piqué haciéndose selfies con sus hijos. El Fútbol Club Barcelona necesitó poco más de 90 minutos para darse un homenaje en Gijón, una tierra de buen comer y mejor vivir. Ganaron por cero a cinco, y sin Messi, en un partido claramente descompensado y que el Barcelona terminó despachando con una superioridad aplastante. Con aires de oficinista, como si fuera un trámite administrativo, casi una pachanga de verano.
Vale que es el Barcelona, el vigente campeón de Liga y que está a años luz del Sporting, pero estos partidos hay que jugarlos y pelearlos. Los de Abelardo compitieron y pelearon, no cabe duda, aunque tampoco era muy difícil hacerlo tras el papelón en el Vicente Calderón y la decepción de Balaídos. Competir es lo mínimo que se le debe exigir a un equipo y está claro que el rojiblanco compitió este sábado, independientemente de la justa expulsión de Lora por doble amarilla tras cazar a Sergi Roberto cuando éste se iba como una flecha por la banda derecha. La expulsión no restó un ápice de dignidad y vergüenza torera a los locales aunque terminasen encajando tres goles en los últimos diez minutos, ya en inferioridad numérica.
Las sensaciones no puntúan
El problema es que, en esto del fútbol, las sensaciones no puntúan. Si de eso se tratara, el Sporting estaría entre los primeros. Mueve el balón con criterio, sabe llegar al área contraria y podría llevar una media de dos goles por partido. Víctor Rodríguez es un peligro constante, Čop se sabe mover por todo el frente ofensivo y Moi Gómez es un estupendo generador de fútbol. El partido contra el Barça lo volvió a poner de manifiesto y explicó por qué el conjunto gijonés llegó a este encuentro invicto en su campo tras sumar seis puntos de seis posibles, con idéntico marcador (2-1), contra Athletic y Leganés.
Lo malo es que se han escapado tres puntos de El Molinón; eso sí, ante un rival que no es precisamente de los de la llamada Liga del Sporting. El agravio comparativo es inevitable y, aunque también se perdió, la temporada pasada también se cayó dando una buena imagen, pero encajando dos goles menos (1-3) y empatando Carlos Castro justo después del primer gol de Messi, el gran ausente de la velada futbolística de este sábado en Gijón, autor de un doblete aquel miércoles. ¿Qué hubiera pasado si el argentino hubiese estado hoy sobre el terreno de juego? Si se tiene en cuenta la inmaculada trayectoria del Barça fuera de casa está temporada (0-1 en San Mamés y 1-5 en Butarque), con el rosarino en el césped, los sportinguistan pueden dar gracias por que Messi no fuera de la partida.

Luis Suárez abrió la lata y el Sporting es, junto al Betis, su víctima favorita de la Liga (6 goles)
Bien es cierto que Messi estuvo el año pasado en El Molinón y su equipo tuvo que sudar tinta para ganar el partido ante un recién ascendido que salió con su segunda unidad. De aquel once, solo Cuéllar, Cases, Lora, Meré y Carlos Castro siguen en el Sporting. También jugó Isma López, pero esta vez no se vistió de corto por decisión expresa de Abelardo. Si se trata de competitividad y dignidad, el equipo mantiene intactas sus señas de identidad, pero el agravio comparativo con el equipo de los guajes empieza a penalizar, y no solo en lo sentimental.
Los tres últimos resultados (5-0 en el Vicente Calderón, 2-1 en Balaídos y 0-5 en El Molinón) son peores que los cosechados la temporada pasada ante estos mismos rivales (1-0 contra el Atlético, 2-1 ante el Celta y 1-3 frente al Barça). Siempre es bueno recordar que la plantilla de la pasada campaña se hizo a coste cero, sin invertir un céntimo en fichajes, y reforzada solo por las cesiones de Mascarell, Halilovic y Sanabria. A estas mismas alturas de la película, hace un año, el Sporting tenía 5 puntos tras ganar un partido (Deportivo), empatar dos (Real Madrid y Real Sociedad) y perder tres (Valencia, Rayo y Betis). Este año se han sumado 7 puntos porque han ganado dos partidos (Athletic y Leganés), han empatado uno (Alavés) y han perdido tres (Atlético, Celta y Barcelona) de manera consecutiva. Para invertir tendencias, romper malas rachas y mejorar números, urge ganar la final de la próxima semana en Riazor contra un rival directo como el Dépor, precisamente el conjunto ante el que se sumaron los primeros tres puntos (2-3) de la campaña 2015-16. En la séptima jornada de ese mismo curso, se ganó al Espanyol (1-2) en Cornellá.
Superioridad aplastante del Barça
El Barcelona se mueve mejor que antaño en el vértigo. Si por algo se caracteriza el equipo de Luis Enrique es porque ya no necesita acaparar la posesión y el control de los partidos para marcar goles, eso ya lo consigue después. En El Molinón volvió a ocurrir; el Barça se supo manejar en la incertidumbre del cerocerismo hasta que Luis Suárez abrió la lata al filo de la media hora. Para eso está el uruguayo, el 9 de la selección de Uruguay, uno de los mejores delanteros del planeta. Después ya manejó el partido a su antojo.
Hasta que Luis Suárez marcó el primero, el Barça no dio sensación de incomodidad en ningún momento. Solo una falta en la frontal que se estrelló en la barrera después de que Ter Stegen cogiera el balón con la mano fuera del área en una salida loca de las suyas, y un chut de Amorebieta que tocó ligeramente el guardameta alemán antes de que se paseara por delante de la portería culé, ya con 0-2 en el luminoso, inquietaron mínimamente al conjunto azulgrana, hoy de azul oscuro, en el primer tiempo. Los goles de Suárez y Rafinha terminaron de decantar la balanza y el segundo tiempo solo tenía la incógnita de ver si el Barcelona iba a ser capaz de aumentar el correctivo.
El Sporting salió con garbo del vestuario y trató de recortar distancias, aunque la banda derecha seguía siendo una autopista por la que transitaba Sergi Roberto como un trailer. Y por ahí se terminó rompiendo el partido después de que Lora viera una merecida segunda amarilla por cazarlo cuando se le iba por velocidad. Un día para olvidar del mostoleño, que naufraga a pierna cambiada. El canterano del Barça lo bordó en El Molinón y demostró que es el mejor lateral diestro de España. Dio tres asistencias (a Rafinha en el segundo gol, a Alcácer en la jugada del tercero y a Arda en el cuarto); se quedó sin marcar, pero esa competencia no está entre las muchas que desarrolla el bueno de Sergi en cada partido.
Para golear ya están los Luis Suárez, Neymar y Paco Alcácer de turno. Solo se quedó sin marcar el ex del Valencia, que casi lo hace nada más ingresar al terrreno de juego y la escuadra se topó en su camino, pero así nació el primero de los dos goles de Neymar, que consumó la manita, se estrenó como goleador en El Molinón y cerró el homenaje que se dio ayer el Barça en Gijón.