Hay dos tipos de equipos de fútbol: los que van corriendo y los que van sobre ruedas. El actual Barcelona de Luis Enrique pertenece a esta última categoría. Guiado por su poderoso tridente, corre que se las pela. Eso se traduce en una dinámica de goleadas digna de análisis. El día del partido número 300 de Messi, el Barça demostró que va a 300 en competitividad, voracidad goleadora y condiciones técnicas.
Empieza a ser una costumbre que gane, golee y apabulle en el Camp Nou. Desde la derrota contra el Celta del pasado 1 de noviembre lo ha ganado todo en su estadio y en todos los partidos ha marcado más de un gol (solo encajó uno el Atlético en la Copa). El desenlace suele ser el mismo: una goleada con la firma de Messi, Neymar y Luis Suárez. Contra el Levante marcó un hat trick el argentino, un golazo el uruguayo y el brasileño abrió la espita.
Futbol a a las cinco de la tarde, el horario de toda la vida y con invitados de lujo en el Camp Nou. Los jugadores y el entrenador del Real Sporting de Gijón, Abelardo Fernández, presenciaron el partido desde el palco del coliseo azulgrana disfrutando del fútbol de elite en una categoría donde esperan competir muy pronto. También estuvo por allí otro ex del Barça, Enrique Castro ‘Quini’, auténtico emblema ssportinguista y uno de los mejores delanteros de la historia del Barcelona. Un cartel de lujo que daba guste a una agradable tarde futbolera en la Ciudad Condal.
El Levante aguantó 17 minutos
Menos plácida resultó la tarde para los levantinistas. Visitaban al dentista, tomando prestado el símil que usaba Joaquín Caparrós cada vez que su equipo visitaba el Camp Nou y el Santiago Bernabéu. Orden táctico y aprovechar las contras eran las ideas principales de los granotas para afrontar la batalla. Frente a ellos, unos locales revolucionados. Luis Enrique agitó el equipo y el resultado fue un once con hasta ocho cambios respecto al partido contra el Villarreal; solo repitieron Mascherano, Neymar y Messi. Suárez, al banquillo; Iniesta con gripe, fuera de la convocatoria, y Alves, sancionado.
La resistencia levantina no es la numantina, así que el Levante apenas pudo aguantar 17 minutos el tirón del Barcelona, claro dominador con el balón y sin él. Algo más de un cuarto de hora duró la igualada, pero ese tiempo es demasiado para la pareja de oro del fútbol internacional. Messi se sacó de la chistera un gran pase hacia el segundo palo y cuando parecía que no iba a llegar al balón, con toda la ventaja para Mariño, apareció Neymar para golpear de primeras, elevando el balón por encima del guardameta y alojándola de forma inverosímil en la red, previa concesión de Pedro, que escondió la pierna para no estropearle al brasileño su 24º gol de la temporada, el noveno a pase del argentino.
Una buena organizacion y la pelea sirven para competir, pero no para doblegar a un equipazo como el Barcelona, con tantas variantes tácticas y técnicas que puede reducir a la mínima expresión el ímpetu de cualquier rival. Tuvo mérito el Levante encajando solo dos goles en el primer tiempo. Pocos equipos aprovechan como el Barça la presión tras pérdida, así que suerte tuvieron los hombres de Alcaraz de no incurrir muchas veces en errores como el que originó el segundo gol, culminado por Messi después de una buena asistencia de Bartra tras recuperar el balón. No fue más que el comienzo del destape goleador del genio argentino y de la tortura visitante.
Golazo de Suárez
A Lucas le pesaban los dos goles encajados como un dolor de muelas y se planteó el segundo tiempo con resignación; bueno sería no encajar más goles y mantener el tipo como en la primera parte. Pecado de conformismo ante un rival tan insaciable como el Barça, inconformista por naturaleza, a imagen y semejanza de su entrenador, que les ha contagiado su permanente entrega y capacidad de sacrificio. Si a esas dos cualidades se le añaden las virtudes innatas a un maravilloso grupo de futbolistas, el resultado termina siendo una victoria por goleada.
Siguiendo el protocolo habitual, la goleada tuvo una firma principal, la de Lionel Messi. El ganador en cuatro ocasiones del Balón de Oro y de tres Botas de Oro ha metido la directa para seguir acumulando galardones y ha necesitado menos de dos meses de 2015 para acechar la plusmarca goleadora de su enemigo acérrimo, Cristiano Ronaldo. Y en su desbordante línea habitual rubricó la goleada al Levante con otros dos goles en el segundo tiempo. Uno a placer, culminando una espectacular combinación entre Busquets y Pedro, y otro de penalti que sitúan al argentino con 26 goles en esta Liga, ya solo a dos del pichichi de Cristiano.
La tarde era redonda para los barcelonistas, a los que con la entrada de Luis Suárez por Neymar solo les faltaba el gol del uruguayo para rematar el festín. La ovación que le recibió cuando ingresó al terreno de juego se fundió con el reconocimiento unánime al brasileño; eso espoleó al ex del Liverpool. No marcó un gol, marcó un golazo en un remate de media chilena que Mariño sólo pudo seguir con la mirada. Lo necesitaba Suárez, que no marcaba desde el pasado 10 de enero, demasiado tiempo para un sabueso del área como él.
El golazo de Luis Suárez completó una gran tarde para el barcelonismo e incluso para los sportinguistas que vieron el partido en el Camp Nou y pudieron descargar la tensión acumulada en el duelo de la matinal contra el Girona. Esperan volver la próxima temporada y no como invitados, sino como protagonistas principales de un espectáculo que seguramente vivirán con mayor tensión. Siempre es bueno que los equipos estén en tensión. Que se lo digan a Luis Enrique.