Jimena Bañuelos (@14ximenabs)
El número tres forma parte de nuestras vidas más de lo que nos creemos: Tres son las medallas olímpicas y los colores primarios, tres son los deseos de la lámpara maravillosa y los estados del agua, tres son los cerditos y los mosqueteros y…Tres son los títulos que el Bayern de Múnich ha conseguido esta temporada. Gracias, precisamente, a los tres goles que marcaron anoche frente al Stuttgart. La DFB Pokal es suya y el triplete también. Enhorabuena tricampeones.
Lleno absoluto en el Olympiastadion de Berlín. Setenta y cuatro mil aficionados querían vivir con su equipo la final de la Copa de Alemania. Como en toda buena final que se precie la emoción está asegurada y la de anoche no iba a ser menos. A estas alturas de la temporada los corazones están a prueba de bomba. Y es que los últimos minutos fueron cardiacos. Tras el pitido inicial, el partido comenzó como se esperaba. El Bayern de Múnich quería dominar. Ansiaba la copa y salió a por todas. De hecho, a los tres minutos, Robben tuvo la primera ocasión del partido. Fue el primer susto para los de Labbadia. El Stuttgart, por su parte, lo tenía claro. No podía dejarse amedrentar por los de Heynckes y pocos minutos necesitaron, sólo nueve, para poner en aprietos a Neuer. Oportunidades tuvieron los dos pero ninguno conseguía inaugurar el marcador, hasta que en el treinta y seis, el colegiado señaló un penalti a favor del Bayern. Lahm cayó dentro del área tras ser derribado por Traoré. Müller, que no suele fallar desde los once metros, no falló. La euforia de los bávaros comenzó a desatarse. El sueño del triplete estaba más cerca. Así se llegó al descanso.
Si ya fue emocionante la primera mitad, la segunda fue de infarto. De nuevo, a los tres minutos de la reanudación el Bayern anotó el segundo de la noche. Mario Gomez culminó una jugada de Robben y Lahm. El dos a cero daba un respiro a los de Heynckes. Pero el Stutgart no se rendía. Y eso, que en el sesenta y uno, nuevamente, Mario Gomez marcó el tercero para los bávaros. El tres a cero hizo pensar que la final estaba ganada pero los de Labbadia seguían peleando por la copa, y en el setenta y uno, Harnik consiguió batir a Neuer. El partido estaba más vivo que nunca y los nervios a flor de piel. Nadie puede relajarse en un partido tan trascendental porque puede pasar lo que pasó. En el ochenta, Harnik hizo el segundo para el Stuttgart. Desde ese instante, dieron comienzo los minutos más agónicos para los bávaros. La cuenta atrás para levantar la copa había comenzado. Los bávaros querían hacer historia. Por sus mentes pasaba el título de Liga y la Champions…Y si “donde caben dos, caben tres” era cuestión de segundos hacerle un hueco a la DFB Pokal. Se sufrió mucho pero si al final levantas la copa habrá merecido la pena. Llegó el pitido final y la septuagésima edición de la Copa de Alemania ya tenía un ganador: Bayern München.
Danke, Heynckes
Liga, Champions y Copa ya son del Bayern. Han hecho historia en una temporada difícil de olvidar. Dicen que las despedidas son tristes y amargas pero la de Jupp Heynckes del Bayern de Múnich no puede ser más dulce. Ha llevado a los bávaros a lo más alto. Ha hecho soñar a una afición. Han disfrutado viendo jugar y triunfar a los suyos. Los hinchas muniqueses pueden estar muy orgullosos de su equipo. Heynckes les ha dado lo mejor. La triple corona es importante pero más lo es la ilusión que ha llevado a los bávaros a arropar a su equipo. Sin ilusión no hay nada que hacer. Enhorabuena Heynckes y gracias por esta temporada.