Jimena Bañuelos (@14ximenabs)
Bien sabido es que nada es como empieza sino como termina y, precisamente, eso es lo que pasó en Wembley en un partido digno de la final de la Champions. Es más, el fútbol ha hecho justicia con Robben porque gracias a su gol a falta de un minuto para los noventa, el Bayern de Múnich es, desde anoche, el mejor equipo de Europa. La orejona se marcha a la ciudad bávara.
Sonó por última vez el himno de la Champions. Los nervios a flor de piel, las gradas abarrotadas y la copa a noventa minutos. Con este ambiente, el espectáculo del fútbol dio comienzo. Con gran potencia saltaron los jugadores de sendos equipos al terreno de juego pero a juzgar por los primeros minutos del encuentro, los de Klopp habían cogido la batuta. Durante el primer cuarto de hora fue un constante asedio a la portería de Neuer pero el meta brilló en todas sus intervenciones. Les costó entrar en el partido a los de Heynckes, y no iban a permitir que el Dortmund los dirigiera, así que tuvieron que reaccionar. Cuando lo hicieron, a los veinticinco minutos, demostraron por qué el Bayern opta al triplete este temporada.
La primera mitad fue un no parar de oportunidades para ambos pero nadie consiguió batir a los excelentes porteros que tienen tanto el Bayern de Múnich como el Borussia Dortmund. Neuer y Weidenfeller demostraron su gran profesionalidad. Robben que tuvo hasta tres ocasiones claras de gol, seguía bajo los influjos de la maldición que acompañan al holandés en las finales.
Con el empate a cero, la tensión disparada y un gran ambiente en Wembley se llegó al descanso. Tanto los jugadores como los aficionados necesitaban respirar profundamente y relajarse. Todavía quedaban cuarenta y cinco minutos de infarto y la copa seguía buscando dueño. Eso sí, solo el mejor podía hacerse con ella.
La segunda mitad de la final comenzó con la misma intensidad que el partido. Nada estaba decidido hasta que en el minuto sesenta Mandzukic inauguró el marcador a favor de los bávaros. Hubo, como no, estallido de euforia, emoción y alegría de los hinchas rojiblancos. La Champions se encaminaba hacia el sur de Alemania, pero poco duro la alegría. Dante hizo una jugada absurda que trajo como consecuencia un penalti que Gündogan transformó en el gol del empate a uno. Ahora la euforia era amarilla. Los bávaros simplemente se preguntaban Warum? (¿Por qué?). Por qué Dante hizo la falta tonta sobre Reus… Podía haberles costado muy caro…
Todavía quedaban veintitrés minutos y la tensión se palpaba en el ambiente. Cuesta mucho llegar a la final. Y de ella sólo se quiere obtener la gloria. Una gloria que llegó en el minuto ochenta y nueve gracias Robben. El holandés proclamó así al Bayern de Múnich como pentacampeón de la Champions. Javi Martínez, el único jugador español del encuentro, bien sabrá que no hay quinto malo en los toros, pues no hay quinta Champions mala…
Lágrimas de alegría en unos y de impotencia en otros, pero el futbol es así. Solo uno podía triunfar en Wembley. El Bayern de Múnich lleva cosechados dos títulos de los tres a los que opta. Heynckes deja el mejor equipo de Europa y el listón bien alto a Pep Guardiola. ¡Eso es una retirada a lo grande! ¡Vaya reto que te espera Pep!
Si hace dos semanas ya hubo una celebración apoteósica en Múnich, que se vayan preparando los bávaros porque se marcharon siendo campeones de la Bundesliga y vuelven siendo campeones de la Champions. Pueden presumir tanto los aficionados como los jugadores de seguir y sufrir con el mejor equipo de Europa. Enhorabuena.