El fútbol es un deporte complicado porque tienes que derrotar al rival, pero se hace imposible cuando además de eso, tú te conviertes en tu mayor oponente cada fin de semana. Si Osasuna no se hubiese bajado del autobús, tal vez también habría ganado el partido, porque desde luego no lo buscó y se lo encontró. Un gol en propia puerta, una expulsión temprana y el pan de cada día, el dichoso gol nada más comenzar. Si al Betis no le hiciesen en cada partido un gol antes del minuto cinco, tal vez afrontaría los encuentros con mayor seguridad y sin treinta mil gargantas en contra, pero esa tarea está lejos de solucionarse. Cada jornada que pasa, los puntos se van, los rivales suman, y el ánimo cada vez se apaga más. Queda tiempo, y el equipo quiere, pero la semana que viene llega el Madrid al Villamarín y los puntos en juego siguen restando.
Volvía a su feudo el equipo verdiblanco, donde ganó en copa al Athletic Club por un gol a cero. Una victoria de moral después de tanto tiempo sin ganar y la titularidad de Baptistao nada más llegar, parecían buenos argumentos para pensar en un Betis más solido y confiado. Pero nada más lejos. En la primera jugada del partido, apenas cumplido el minuto, un centro desde la derecha de Cejudo, acabó en la cabeza de Roberto Torres que remató a placer ante un indolente Juanfran. El comienzo acostumbrado en Heliópolis. El aficionado bético ni protestó. Como si con ellos no fuera la cosa. El Betis comenzó a jugar. Allí no había pasado nada. La afición se animaba con las ocasiones del Betis, que no eran pocas. Los primeros diez minutos fueron claramente para los sevillanos. Desde el inicio un gran Baptistao se destapó ante su nueva afición. Primero una ocasión con caño incluido donde su internada acaba con un pase atrás que desvía la defensa a córner. Dos minutos más tarde, otra de Leo que sacaría Andrés Fernández. El Betis parecía muy distinto al del pasado. En ataque ha evolucionado, pero con esta defensa se antoja complicado cualquier atisbo de reacción. Osasuna esperaba, y rara vez conseguía montar una contra aprovechable. El Betis bajó el ritmo tras los primeros veinte minutos, y el partido entró en una dinámica más tranquila, con dominio navarro pero sin apenas ocasiones. Tan solo un par de disparos de Miguel de las Cuevas, y otro de Leo Baptistao desde la media luna que sacó Andrés. Con esas llegamos al minuto treinta y siete, donde en una acción sin peligro en la línea divisoria, Teixeira Vitienas le muestra la segunda cartulina amarilla a Nono por un supuesto codazo a un rival. El Betis se quedaba con diez y en una situación límite con más de medio partido por delante. En lo que quedaba de primera mitad fueron los verdiblancos quienes lo intentaron, pero no encontraron la forma de llevar peligro a la portería rival. A partir de aquí, el partido es una locura total. Garrido introduce en la segunda parte a Figueras y Jorge Molina por Juanfran y Salva Sevilla. El Betis formaba con tres centrales, dos carrileros, un pivote, dos interiores y Molina arriba. Desde el inicio, el encuentro se jugó en medio del caos. El desorden se apoderó de los dos equipos. Ida y vuelta constante sin ocasiones claras y con unos jugadores que jugaban con más corazón que cabeza. Eso en el Betis, porque Osasuna, con oportunidad para matar el partido ante un rival totalmente anárquico en el campo y con un hombre menos, decidió no hacer sangre y aguantar el tirón. Apunto estuvo de costarle los tres puntos, a pesar de encontrarse con el segundo gol en el doce de la segunda mitad. Figueras, que en doce minutos vio una amarilla que pudieron ser dos, y con posible penalti incluido, se metió en su portería un centro sin demasiado peligro de Damiá para poner el 0-2 en el marcador. Mucho podría haber cambiado la situación dos minutos después, cuando Rubén Castro llega antes a un balón disputado con Andrés Fernandez, y el portero navarro derriba al canario en el interior del área. Penalti y expulsión. El partido daba un vuelco, se igualaban los efectivos y un gol metía el Betis en el partido y en la liga. Pero Rubén envió el balón al travesaño dando al traste con todas las opciones béticas. Todo le salía mal a los de Heliópolis. Osasuna trataba de salir a la contra y controlar el partido, ante un Betis mermado físicamente, pero sin claridad alguna. En una de las llegadas verdiblancas, una buena pared tirada por Chuli a Molina, puso el 1-2 con un potente disparo del espigado delantero bético. Aún había partido. La grada despertó y se unió a los suyos, pero no fue suficiente para lograr un punto, que realmente en ningún momento estuvo demasiado cerca de quedarse en casa.
Osasuna se lleva tres puntos muy valiosos que le hacen escalar en la tabla y tener cierta tranquilidad momentánea. Mientras, el Betis, afrontará un partido de copa en San Mamés, que quizás sea demasiado perjudicial para sus intereses ligueros. Se queda a siete puntos de la salvación, y la semana que viene, llegarán Cristiano y compañía. La situación ha pasado de marrón a gris, y aunque aún queda media liga, los verdiblancos parecen lejos aún de un hipotético despertar.
Alineaciones:
Real Betis Balompié: Andersen; Juanfran, Paulao, Amaya, Nacho; Nono, Lolo Reyes, Salva Sevilla; Leo Baptistao, Vadillo y Rubén Castro.
Club Atlético Osasuna: Andrés Fernández, Marc Bertrán, Lolo, De las Cuevas, Arribas, Cejudo, Oriol Riera, Silva, Roberto Torres, Lotíes y Damiá.