Alberto Arauz (@Arauz84)
Llegó por fin la lucha contra el cronómetro. Los a priori 54 kilómetros llanos que dibujaba el perfil de la etapa, parecía terreno abonado para una gran exhibición de Bradley Wiggins montado sobre su cabra. Sin embargo, la orografía de los Abruzos trazaba curvas, vueltas y revueltas que penalizaron al inglés por su torpeza en el manejo de la bicicleta e insuflaron bocanadas de oxígeno a los finos escaladores.
Nibali o Scarponi sacaron tajada de lo revirado del terreno y apenas cedieron unos segundos sobre el rodador del Sky. Evans, que llegó como tapado pero que va ganando enteros con el transcurrir de los días, firmó también una gran contrarreloj. Peor fueron las cosas para nuestros gallos españoles. La maglia rosa no dió esta vez alas al joven Beñat Intxausti. Poco ducho en estas lides, el vasco se dejó más de 3 minutos respecto al ramillete de favoritos. Mañana, con el inicio de la montaña, habrá de pasar al ataque si aspira a escribir páginas doradas en este Giro de Italia. Tampoco sería el día del asturiano Samuel, que anduvo en la mediocridad de los tiempos de Beñat.
La crono sería para un joven británico que dió la gran campanada. Alex Dowsett aguantó horas de angustia viendo como sus rivales no lograban superarle. La maglia rosa visita hoy de nuevo unos hombros en los que posarse. El italiano Vincenzo Nibali se encarama a lo más alto de la general y amenaza con quedársela hasta llegar a Brescia. Se vislumbran jornadas de intensísima emoción. Mañana empieza en Florencia la carrera de verdad.