Alejandro Rozada (@alexrozada)
En el nombre de Luis
Seguimos consternados por el fallecimiento de Luis Aragonés. Nuestro particular minuto de silencio consiste en omitir nuestra habitual entradilla y saltar al terreno de juego de este burladero con brazaletes negros dedicados a esta leyenda de nuestro fútbol. De tal modo que todos los títulos de nuestro resumen, que serán ocho en recuerdo de su dorsal, tendrán algo que ver con este irrepetible personaje. Es nuestro particular recuerdo para un hombre al que también le dedicamos la foto principal, una instantánea del emocionante homenaje que ayer se le dedicó en el Vicente Calderón, ese estadio que siempre ha sido el suyo y donde ya le han consagrado como un personaje eterno. Se lo merece El Sabio de Hortaleza, aunque él prefería que le llamasen «Zapatones» (por aquello de que «solo sé que no sé nada»), que desde el cielo contemplará con orgullo a su Atleti aupado en lo más alto de la clasificación. El liderato es el mejor homenaje posible a Luis y el título de Liga sería un regalo inmejorable. De momento, Aragonés ya estará echándose unas risas allí arriba presumiendo de afición con sus colegas Manolo Preciado y Bill Shankly, el hacedor del mejor Liverpool de la historia. Preciado y Shankly le picarán al recordarle que a ellos ya les dedicaron una estatua en El Molinón y Anfield Road. Pero Luis sonreirá con disimulo porque se guarda un as en la manga: los colchoneros ya piensan en ponerle el nombre de Luis Aragonés a su futuro estadio de La Peineta.
«Ganar, ganar, ganar y volver a ganar»
A esta mítica frase de Luis Aragonés se ha agarrado el Atlético de Madrid esta temporada hasta convertirse en el líder en solitario de Primera División, con 57 puntos. Un carácter ganador que se refleja en sus números: 18 partidos ganados sobre 22 disputados, con una sola derrota y 56 goles a favor, siendo el tercer máximo realizador de la categoría. La filosofía del Cholo Simeone no es para nada incompatible con la del Zapatones. Lo de ir partido a partido no es otro tema, y tal. Desde el minuto 8 se comprobó que el Atleti olía el liderato. Se puede ser humilde y mantener los pies en el suelo, aunque tus jugadores vuelen sobre el campo a tal velocidad que se puedan hasta permitir el lujo de golear a un grande como la Real después de que lesionarse uno de sus puntas, David Villa. Siempre queda el recurso de Diego Costa y del otro Diego, el debutante Diego Ribas, que se estrenó con un golazo a pesar de no haber tenido tiempo ni para entrenarse, e incluso de un central como Miranda. Está bendecido este Atleti, un equipo de valientes que ha entrado en una imparable dinámica ganadora. Es el equipo del pueblo para orgullo de todos los colchoneros, incluida una tal Belén Esteban que también se ha subido al carro del equipo de moda. Quién sabe si sacará otro libro al mercado para demostrar que ella por su Atleti, «ma-ta».
«Le voy a meter el dedo en el culo»
Bien podría decirles eso el Tata a sus jugadores, o ellos al Tata, pero lo que está pasando en la Ciudad Condal es de juzgado de guardia. Llegaba el Valencia en liquidación total, en cuadro, bien porque unos no están todavía disponibles (casos de los recientes fichajes Keita, Araújo o Senderos) y porque a otros ni los esperaba (Canales y Banega, finiquitados en el mercado invernal). Aun así, ganaron los de Pizzi demostrando que el técnico ché leyó a la perfección el partido y que cuando dijo en la previa eso de «no nos van a ganar en ambición», ya estaba avisando de que creía al cien por cien en la victoria de su equipo. Y ganaron, a pesar de que el Barcelona comenzó adelantándose con un gran gol de Alexis, que todavía no sabe cómo se arregló para colársela con esa vaselina a Diego Alves. A partir de ahí, el portero brasileño ya solo se vio superado por la imparable ejecución de Messi de un discutible penalti por una dudosa mano de Ricardo Costa. Ni su gol ni la clara oportunidad que tuvo en el tiempo de descuento deben empañar que el argentino no termina de estar feliz en el sistema de Martino. Unos dicen que se aburre y otros que se está reservando para el Mundial; lo único cierto es que cuando falta el argentino, el Barça es menos Barça. No hay más que ver las cantadas de Valdés y Dani Alves en el segundo gol valencianista. Algo tendrá que hacer Martino, que por algún lado deberá meter mano para que su equipo no se quede en blanco este curso y su estancia en Barcelona dure menos que un caramelo a la puerta de un colegio.
«Dígale a ese negro que usted es mejor que él»
Algo así le diría el que fuera entrenador del Valencia a Dani Parejo. Con el fichaje de Seydou Keita para reforzar el mediocampo, la figura del ex del Getafe debería cotizar todavía más al alza. Convertido en el cerebro de Pizzi para liderar al conjunto ché, a Parejo solo le queda dar un paso más para convertirse en uno de los mejores mediocentros de nuestra Liga: tener llegada. En ello está este madrileño de Coslada que frente al Barça se erigió en el indiscutible emperador del partido. Nadie osó a discutir su supremacía en la construcción del juego valencianista y se sintió tan cómodo que hasta se permitió irse al ataque para igualar la contienda con un gran gol. Por algo es el niño mimado de Alfredo Di Stéfano, por el que La Saeta decidió dejar de ir a la Ciudad Deportiva del Real Madrid, cabreado por la decisión de Mijatovic de ceder a Parejo al Queens Park Rangers. Ahora, esta perla de La Fábrica de Valdebebas ya vuela solo portando con esfuerzo, desparpajo y talento los galones de constructor de garantías del Valencia. Atrás quedan aquellos tiempos de los pitos y las críticas, cuando algunos osaron a discutir su carácter y calidad. No parece que con la llegada de Keita, el rol de Dani Parejo se vaya a rebajar.
«Máteme usted pero no me mienta»
No daba crédito Cristiano Ronaldo cuando Ayza Gámez lo expulsó en la segunda mitad del partido que Real Madrid y Athletic disputaron en el Nuevo San Mamés. El árbitro cayó en la trampa de Carlos Gurpegi, que después de recibir un leve manotazo de Cristiano se fue al suelo exagerando el lance como si le hubiera apuñalado. Después llegó el encontronazo, cabeza con cabeza, entre Iturraspe y el portugués, que no hizo más que reafirmar al colegiado en su decisión de expulsar al madridista. Puede tener razón CR7 en escandalizarse por la simulación de Gurpegi, pero un Balón de Oro no debe caer en las provocaciones de cualquier rival. La deportividad puntúa doble cuando se trata de evaluar a los fueras de serie como Cristiano y esta semana ha suspendido porque su pérdida de papeles de este domingo le costará una sanción que le apartará temporalmente de los terrenos de juego, justo cuando más lo necesitan sus compañeros en pleno sprint con el Barcelona por el segundo puesto (están empatados a puntos, pero mandan los blaugrana por el coeficiente goleador) y a la caza del liderato que ocupa el Atlético de Madrid.
«Las finales no se juegan, se ganan»
Deberían grabarse a fuego esta frase los béticos, empezando por su técnico, Gabriel Calderón, para tratar de salvar la categoría. Porque de aquí hasta el final del campeonato, todo serán finales para el Betis. La primera la ganaron este domingo en el Benito Villamarín ante el Espanyol. Dos goles de Rubén Castro firmaron la victoria verdiblanca, que llegó después de tres meses y quince jornadas de agonía. El canario es el Mesías que puede guiar al beticismo hacia la salvación y la primera señal de sus poderes es que ha marcado los cuatro últimos goles de su equipo. Ni las lesiones han podido con esta gran figura que convierte el oportunismo y la pegada en sus mejores armas para destacar en un campo de fútbol. Aunque el Betis atraviesa una depresión de la que es complicado salir, separado todavía de la salvación por 8 puntos, tener una garantía goleadora es un brote verde que no les conviene desdeñar. Confirmaremos la próxima semana en la final de Mestalla contra el Valencia si Rubén Castro camina sobre las aguas.
«Aquí el más tonto hace relojes de madera. Y funcionan»
Que se lo digan al Sevilla. Habían hecho lo más complicado, sobreponerse al gol inicial de Duda y remontar, pero con todo a su favor después de marcar Fazio se echaron para atrás y provocaron la remontada del Málaga. Tiene trabajo por delante Unai Emery, que debería empezar por ajustar su dispositivo defensivo para que deje de ser un coladero. Y no tiene mucho margen de maniobra porque el próximo domingo llega un miura, el Barça, al Sánchez Pizjuán. No puede seguir encajando tantos goles el equipo sevillista, que recibió tres del Levante y dos del Málaga. Las variantes de Unai desconciertan a sus jugadores, que terminan por no saber ni a lo que juegan y de eso se benefician los rivales. Símbolo del caos táctico es la posición de Rakitic en la medular, un puesto donde pierde prestaciones y no puede derrochar todas las aptitudes que exhibe cuando ocupa la mediapunta. El Sevilla se está convirtiendo en un reloj de madera que no es capaz de mantener la puntualidad y precisión.
«Los futbolistas son como actores de cine, quieren que les aplaudan»
Como los estadios de Primera División se sigan vaciando, a este paso se tendrán que aplaudir entre ellos. Apenas 66.969 espectadores el sábado en el Camp Nou para ver todo un Barcelona-Valencia, cerca de 3.000 en el Coliseo Alfonso Pérez en el Getafe-Valladolid, unos 9.260 en El Madrigal para el Villarreal-Osasuna… Cifras desalentadoras que ilustran la decadencia en la capacidad de convocatoria del fútbol español. Las televisiones, el precio de las entradas y los horarios están enterrando a la gallina de los huevos de oro. Exceptuando a los grandes, poco a poco se está resintiendo la calidad de las plantillas de los equipos de la Liga, que cada vez tienen menos capacidad para retener a sus figuras. Los directivos de los clubes se amparan en los dineros que reparten televisiones para justificar el progresivo vaciado de los estadios. ¿Qué pasará cuando se rebajen los derechos televisivos porque los jerarcas de las plataformas se den cuenta de que el fútbol mueve cada vez a menos gente? Los diecisiete clubes restantes deberían plantarse y exigir mayor ecuanimidad; de lo contrario, la Liga española se irá al garete.
EL PELO DE LA GAMBA
Martino: «Ahora empieza otra Liga»
¿La Liga de este Barça es la de perseguir y no la de liderar?