El fin de semana de los enamorados sirvió para consolidar relaciones y compromisos en la clasificación. Se afianza el trío de la zona alta tras las holgadas victorias firmadas por Barça, Atleti y Madrid. Los 60 puntos que les unen constituyen una alianza inalcanzable para cualquier perseguidor, entre ellos un Athletic de bajón porque ha roto su idilio con su estadio. Un Espanyol en feliz estado de gestación le dejó plantado en su mismo altar. Por abajo, el Betis continúa siendo una novia despechada a la que la gran familia de la Primera no quiere acoger en su seno. Afortunadamente para los béticos, Rayo y Pucela tampoco tienen cabida, asi que deberán darse prisa porque, a pesar de que dos son pareja y tres son multitud, tres serán los equipos que se irán al pozo al final de la Liga.
Alejandro Rozada (@alexrozada)
Para llorar
El fútbol español lo ha conseguido por enésima vez. Vuelve a ser el centro de todas las miradas en el panorama internacional por un motivo que nada tiene que ver con el espectáculo deportivo. Cuando aún no se ha apagado la llama del mechero que un pirómano le lanzó a la cabeza a Cristiano en el Vicente Calderón en el descanso del derbi de vuelta de la semifinal copera, un degenerado también quiso que su cuota de locura y estupidez ocupase la primera plana de todos los medios. Ocurrió bien entrada la noche del sábado en El Madrigal. El depravado excavó en su repertorio de ideas de bombero y no paró hasta encontrar la más bochornosa. Y sin un ápice de vergüenza ni de sentido común, ni siquiera de forofismo, decidió lanzar un bote de gas lacrimógeno al césped para interrumpir el Villarreal-Celta. La imagen del portero del cuadro vigués, Joel, abandonando el césped con los ojos prácticamente cerrados por el efecto de la sustancia, avergüenza a cualquier seguidor del mundo del deporte. El encuentro se reanudó después de un parón de 17 minutos y ganó el Celta. Al margen del degenerado del pasamontañas, los agentes encargados de velar por la seguridad deberían hacérselo mirar. Entre el mecherazo y el botazo, el panorama es para llorar; máxime sabiendo que ninguno de los dos cafres ha sido detenido y puesto a disposición de la justicia. Demencial. Y luego no te dejan pasar al campo con el tapón de una botella.
Enamorados de Barral
David Barral está cada vez más cerca de convertirse en ese tronista al que se rifan todas las pretendientas, al menos en los aledaños del Ciudad de Valencia. Ese estadio se convirtió en un escenario idílico por la iniciativa del Levante de permitir a cada abonad@ invitar a un/a acompañante. Fue el San Valentín más futbolero. En un escenario tan pintoresco, el gracejo de un gaditano de San Fernando cotiza al alza. Después de intentarlo de forma incansable, Barral obtuvo la recompensa y marcó el gol del triunfo ante el Almería. Y se ganó todos los besos, porque sus goles han sido decisivos para que el Levante haya sumado 12 de sus últimos 15 puntos, sumando seis jornadas invicto. Con seis goles, el tiburón de la bahía ya es el máximo goleador de su equipo y, excepto en la derrota por dos goles a uno ante el Athletic, sus tantos siempre se han traducido en victorias. El olfato goleador del ex delantero del Sporting ha encumbrado al Levante hasta la zona noble de la clasificación, situándose en la séptima posición empatados a puntos con Sevilla, Valencia y Espanyol. Todos unidos, juntos y revueltos, para optar a una plaza en clase turista para pasar la luna de miel en la Europa League la próxima temporada. A los de Caparrós no les da vértigo su privilegiada situación en la tabla contando con un Don Juan del área como David Barral. Con él, todo es posible, no hay más que ver sus celebraciones.
El bailecito de las narices
A vueltas con el dichoso bailecito. Da igual que el Barça ganase 6-0 al Rayo para apuntalar su liderato, que Messi marcara un doblete que le sitúa como el tercer máximo realizador en la historia de la Liga o que Neymar reapareciera marcando un golazo de bandera. Lo importante es saber si fue una falta de respeto el baile que se marcaron estos dos brasileños para celebrar el sexto tanto de la noche. Alguno no ha tardado en subrayar la suerte que tuvieron de que no estuviera por allí un tal Carles Puyol para llamarles al orden. Ni que Neymar y Alves hubiesen alterado un código inviolable en el fútbol. Cuando se ficha a futbolistas de Brasil uno ya sabe que se expone a celebraciones de todo tipo; no hay más que recordar la peculiar celebración que protagonizaron Ronaldo (el gordo), Robinho y Roberto Carlos hace unos años. O la pieza que se marcaron Cristiano Ronaldo y Marcelo en La Rosaleda. Los bailes en el fútbol son tan antiguos como la samba, quién sabe si una cosa llevó a la otra, así que no conviene rasgarse las vestiduras y poner el grito en el cielo por el bailecito de Neymar y Dani Alves. Ni que los futbolistas estuvieran obligados a quedarse parados después de marcar un gol o a estrechar la mano a sus compañeros en una adusta señal de agradecimiento. Menos lobos, señores, que esto es fútbol, no la ópera. Y para animales, los impresentables que hablan de «celebración mona» cuando no tienen ni puñetera idea ni de música, ni de zoología, ni de nada. A esos especímenes los deberíamos meter en este burladero y tirar la llave.
Un Betis bajo cero
Ya es mala suerte ir a Granada a pasar frío, y más siendo un equipo andaluz. Pues llegó el Betis a Los Cármenes y se tuvieron que tapar con mantas por la palometa que hacía en el estadio granadino al mediodía de ayer. Si a eso le sumamos los paradones de Roberto, uno de los guardametas más en forma de la Liga, y las expulsiones de Iván Amaya y del delegado del Betis, el resultado deja fríos a los béticos. Y eso que fue un partido muy caliente, repleto de ocasiones y polémicas, como cualquier derbi que se precie. La temperatura ya subió con el gran bufandeo que improvisó la afición granadina al inicio para acompañar la interpretación a capela del himno del club. Después, sus jugadores cumplieron con las expectativas de sus seguidores y, gracias a un gol de Piti, consiguen tres valiosos puntos que les alejan de la zona comprometedora. Ahí seguirá hundido y bajo cero, una semana más, el equipo sevillano que, salvo inesperada reacción y caída estrepitosa de sus rivales directos en la lucha por eludir el descenso, es carne de Segunda. Ni siquiera pudo aprovecharse de la merecida roja directa que vio Dani Benítez, que dejó a su equipo con un hombre menos por una durísima y absurda entrada sobre Nono. Justo cuando los verdiblancos debían darlo todo para lograr el empate, llegó la expulsión de Amaya en el tiempo añadido y con él se marcharon todas las opciones de puntuar. Una pena, porque el Betis puede presumir de tener a una de las aficiones más apasionadas y calientes del fútbol español.
Profanador Espanyol
El Espanyol no es creyente ni practicante. Lo demostró este domingo profanando un templo sagrado de nuevo cuño como el nuevo San Mamés. Allí nadie había ganado esta Liga, pero llegaron los hombres de Javier Aguirre y asaltaron un estadio donde nadie había tenido la osadía de ganar en el campeonato liguero; otra historia es la Copa, un torneo menos apto para los usos y costumbres sagradas, donde el Athletic también cayó, en ese caso ante el Atlético de Madrid. Y demostrando que guarda muchas semejanzas con la idiosincrasia del Atleti, el Espanyol recurrió a la canallesca, a su nula fe en los símbolos preestablecidos y a la confianza inquebrantable en un futbolista tan fiable como Sergio García, que ya lleva diez goles en la presente campaña, para ganar en Bilbao. Ya venían desahogados tras la victoria contra el Granada y este domingo remataron su gran momento con una victoria de relumbrón en la vieja Catedral. Los goles de Sergio y Colotto anularon el efecto de la fe de los leones, alimentada por el empate del homenajeado Gurpegui. Se rompió el embrujo, el Espanyol sumó su segunda victoria consecutiva y se volvió a demostrar que el balón suele llegar hasta donde no alcanza la oración.
Mucho Alves
Ni el penoso arbitraje de Álvarez Izquierdo puede ensombrecer el partidazo de Diego Alves en el Ramón Sánchez Pizjuán. Mucho Alves, uno de los mejores porteros del mundo, aunque no sea internacional con Brasil. Si el Levante saca pecho por contar con un grande como Keylor Navas, sus vecinos del Valencia también tienen razones para presumir de porterazo. Contra el Sevilla, Diego volvió a marcar la diferencia y lo paró todo, incluso un penalti, para darle a su equipo un puntazo en la lucha por acercarse a Europa. La suerte de los once metros sonríe a este hombre, que es el guardameta en activo que más penaltis ha detenido de toda la Primera División. De los 31 que le han lanzado, 16 no han entrado y 14 de ellos los ha salvado el brasileño. Kanouté, Cristiano Ronaldo, Fernando Llorente, Leo Messi o Diego Costa son algunos de los cracks que se han topado con esta muralla brasileña en los lanzamientos de penalti, incluso un Rakitic al que este domingo le paró el lanzamiento antes de que el croata lo ejecutara. A pocos les debería de surgir alguna duda a la hora de decidir quién debe ser el portero del Valencia, por mucho que Vicente Guaita sea un hombre de la casa. La capital del Turia está bien protegida futbolísticamente por las milagrosas manos de Diego Alves y Keylor Navas.
EL SACAPUNTAS
Javier Tebas: “Hay que tomar medidas ya”
Pues ya sabes, menos palabras y más hechos