No cerramos por vacaciones. Las puertas de este burladero siguen abiertas de par en par para dar cobijo a lo más destacado de la jornada 33, empezando por la apasionante lucha por el título. Se escapan Atlético y Real Madrid después de sus relativamente cómodas victorias contra Getafe y Almería, mientras se descuelga el Barcelona a cuatro puntos del líder y a uno de los blancos tras la sorprendente derrota del sábado ante un Granada que se jugaba la vida. Por detrás, dentro de la escapada por la Champions, viene un Athletic que no cede, goleó al Málaga y se consolida en su privilegiada situación. En los puestos puntuables para la meta volante europea del próximo curso hay un nuevo orden: se mantiene imperturbable ahí el Sevilla tras darle la estocada al Betis en el Villamarín y ahora le sigue el Villarreal después de su agónica victoria contra el Levante, que hizo malo el empate de la Real Sociedad contra el Celta relegando a los txuri-urdin a la séptima plaza. Por abajo ya no sigue el Valladolid, al que le valió el empate a cero contra Osasuna, para estar un punto por encima del descenso que ocupan Getafe, Almería y Betis, cada vez con peor pinta.
Alejandro Rozada (@alexrozada)
Un tiro de dibujos animados
Si ya habíamos quedado en que Keylor Navas es el Benji Price del Levante, desde esta jornada podemos decir que Victor Casadesús y Rubén García son Oliver Atom y Tom Baker. No se sabe todavía si voluntaria o involuntariamente, pero se inventaron un increíble lanzamiento de falta que nos dejó a todos boquiabiertos. Fue un tiro a la altura del disparo que se inventaron los personajes de los míticos dibujos animados. Si fue una acción voluntaria y ensayada por los dos futbolistas del conjunto granota, nos podemos imaginar que su siguiente adaptación será la catapulta infernal, o cualquier otra acrobacia inspirada en los gemelos Derrick, los habilidosos y temibles hermanos de la recordada serie. La primera prueba de Víctor y Rubén les salió rana y el balón se terminó marchando desviado, fuera y lejos de la portería; pero no se puede descartar que a la próxima vaya la vencida, y el invento de estos dos futbolistas se acabe convirtiendo en un gol de dibujos animados a la altura del que firmaron Atom y Baker. De momento, Caparrós añade una nueva idea al repertorio de ideas ofensivas de su equipo para sorprender a los rivales, ganar partidos y acabar a lo grande una buena temporada para el conjunto del valenciano barrio de Orriols.
Tiran la Liga
Cierto es que aún quedan cinco jornadas por delante, pero todo parece indicar que el Barcelona ha renunciado a la Liga. De otra forma es inexplicable la imagen tan patética que ofrecieron los blaugrana el sábado pasado en el estadio de Los Cármenes, con penalti no pitado a favor del Granada incluido. Con una defensa de circunstancias y Xavi relegado al banquillo, contemplando desde allí el bochornoso espectáculo protagonizado por sus compañeros, Martino y sus hombres transmiten la sensación de que el campeonato doméstico les importa un pimiento. Solo se atisba una cierta preocupación por salvar de la manera más digna el trago final de la Copa del Rey. Eliminados en la Champions y a cuatro puntos del Atlético, el Barça se aferra al partido que les queda contra el Real Madrid para no consumar un año en blanco. Mala idea cuando un grande lo fía todo a un partido, máxime contra un rival tan poderoso como el Madrid al que ya tienen un punto por encima en el campeonato liguero. La baja cantada de Cristiano Ronaldo, un tremendo contratiempo para los blancos, y la presencia de Messi alimentan el optimismo culé. Pero considerando que Messi lleva una temporada tan irregular, muchos barcelonistas no se animan ni por esas, recuerdan lo ocurrido en la temporada 1995-96 (cuando el conjunto entrenado por Johan Cruyff perdió tres títulos en 10 días) y se temen que en una semana, el Barcelona ha echado a perder un curso. Quizás de ahí se extraiga un desenlace positivo, y es que el Tata se termine yendo por donde vino y la directiva desligitimada que preside la institución acabe convocando las ansiadas elecciones. Hasta donde no llegan los deseos de un amplio sector del barcelonismo, tal vez lleguen los caprichos de la pelotita.
El Atlético lo empieza a ver claro
No, Germán «El Mono» Burgos no se puso las Google Class, el dispositivo de visualización de moda, para contemplar con más nitidez el trasero del energúmeno que quiso descentrar así a Diego Costa en el lance del penalti fallado. Costa falló y el personaje de la grada rio, al igual que su colega, el de la peineta, muy educados y cabales ellos. Pero como en esto del fútbol ya se sabe que quién ríe el último ríe mejor, Costa se tomó la justicia por su mano y corrió como una centella a por el balón que le sirvió Adrián en bandeja para marcar el segundo gol del partido y dictar sentencia; pero ya pesaba sobre el delantero hispano-brasileño el mal de culo que le echó el susodicho forofo del Getafe y casi se rompe tras chocar de una forma muy violenta contra el poste. Las imágenes hablan por sí solas, aunque afortunadamente minutos después confirmó Simeone que se trataba de un tremendo golpe, pero que no pondrá en peligro la participación de Costa en el tramo decisivo del curso y mucho menos en el Mundial de Brasil. El alivio del Cholo y sus pupilos fue el de todo el fútbol español al comprobar que el tema no se iba a quedar más que en un gran susto. Pero «El Mono» Burgos no usó su nuevo artilugio para ver mejor estos dos lances, lo aprovechó para seguir en tiempo real las estadísticas del partido con el fin de ofrecer una visión más detallada y profunda a su superior. Y la clarividencia del artefacto en cuestión se plasmó en el césped. Ganó cero a dos un Atleti que (Simeone dixit) pasa del «partido al partido» al «final a final». Ya solo quedan cinco finales, y una de ellas puede ser contra un Barça sin nada en juego.
Los castigadores de Heliópolis
Tiene a su disposición Unai Emery un equipo severo, fiable y duro de pelar. Lo demostró hace unos días remontando ante el Porto el uno a cero de la ida, endosando cuatro goles a los portugueses y clasificándose para semifinales. Y en el derbi sevillano no se mostraron nada pusilánimes. Ni el vistoso ambiente verdiblanco que se destilaba por el Villamarín echó para atrás a los de Emery, que no se andan con pamplinas y contemplaciones. Un inexistente penalti de Juan Carlos y su consiguiente expulsión les terminó de espolear. Kevin Gameiro transformó la pena máxima y, con Rakitic sentado en el banquillo, asumió todo el protagonismo del encuentro hasta sentenciarlo con su doblete. Ni la pésima actuación de Velasco Carballo, que se lio la manta a la cabeza y dejó de sancionar una mano de balonmano de Amaya, ni la lesión de un hombre tan importante como el internacional Alberto Moreno, amedrentaron a un Sevilla de dulce. Se nota la mano maestra del técnico de Hondarribia, que se está consagrando como uno de los mejores entrenadores de la liga española y ha convertido a su equipo en un rival temible que tiene más que sacado su billete europeo del próximo curso. Con la victoria en el derbi, los castigadores de Heliópolis suman su octavo triunfo en los nueve últimos partidos de Liga, un hito jamás conseguido en la historia del club en Primera Divisiom, Nervión fluye con más fuerza que nunca.
El milagro de Marcelino
Cogió a un recién ascendido y lo ha llevado a la zona noble de la clasificación, asentándolo en las posiciones europeas con ocho puntos de margen. Es Marcelino García Toral, el entrenador del Villarreal, un auténtico especialista en hacer milagros con los equipos a los que entrena. No se cansa de hacerlo. Desde que debutó con el Lealtad asturiano en 1997, ascendiendo de Tercera a Segunda División B, siempre ha dejado su sello en alguno de los conjuntos a los que ha dirigido: al Sporting de Gijón casi lo asciende a Primera de no haberse interpuesto un árbitro atroz en su camino, logró el ascenso con el Recreativo, el Zaragoza y con un Submarino, al que ahora tiene metido en Europa. Es un entrenador con todas las letras. Normal que el de Careñes (Villaviciosa) celebrase a lo grande el decisivo gol de Perbet de este sábado ante el Levante. No solo de los Martino, Ancelotti y Simeone de turno vive nuestra liga; en equipos más humildes hay auténticos maestros de los banquillos que engrandecen día a día a este deporte. Y Marcelino es uno de los más brillantes ejemplos.
EL SACAPUNTAS
Gerardo Martino: «Los partidos no se merecen, se ganan»
Pues aplícate el cuento, majo. Porque tu Barça ni se lo merece, ni gana