¿Miedo escénico? Los de CRONÓMETRO DEPORTIVO no sabemos qué es eso. Nos arrimamos más que nadie, citamos de cerca y observamos con especial atención todo lo que sucede en la Liga BBVA. Y eso sin salir de nuestro burladero, nuestro privilegiado observatorio para resumir cada jornada liguera. Esta vez toca darle un repaso a la novena de Liga.
Alejandro Rozada (@alexrozada)
Caballero fue Gulliver
Tanto discutir de porteros, llegó Caballero al Santiago Bernabéu y la grada terminó rendida al portero del Málaga. Colosal exhibición la suya. Fue Gulliver, no hay más que ver la foto que acompaña estas líneas. Morata todavía se está preguntando de dónde surgió ese gigante que se cruzó en su camino hacia el gol. Y no fue el único que chocó contra él. También lo padecieron Di María, Isco, Jesé, Marcelo y, sobre todo, Cristiano Ronaldo. Uno tras otro padecieron los paradones del guardameta argentino, al que incomprensiblemente no convoca la selección de su país, algo similar a lo que le ocurre a Diego López en España, para qué negarlo. A la espera de que el seleccionador argentino haga justicia con un portero extraordinario, Willy se reivindica a base de exhibiciones como la de este sábado ante el Real Madrid. Evitó una goleada más que cantada. Solo Di María, gracias a un escurridizo centro chut, y Ronaldo, de penalti, pudieron superar al Gulliver del Málaga, un porterazo al que a sus 32 años ya le toca la internacionalidad.
¿Tribunero yo? ¡Pa qué!
Tribunero: dícese de aquel futbolista que está más pendiente de agradar a la tribuna que de serle efectivo al equipo. Esta definición no es aplicable a Cristiano Ronaldo, que ya no necesita jugar de cara a la galería. Con el madridismo entregado a sus goles y entrega física desde el verano de 2009, a Cristiano no le hace falta posturear en el campo. Hablamos del jugador más efectivo del Madrid, ¿para qué necesita quedar bien con la afición? Golea, lo intenta hasta la extenuación y arrima el hombro en el campo como un juvenil, ¿qué más se le puede pedir? Espontáneo, imprevisible, trabajador, siempre genial, a CR7 le sobran cualidades para generar pasiones. Y a este derroche de virtudes le ha añadido la más importante: humildad. Se comprobó el pasado sábado cuando se disculpó ante el público después de marcar. No quedó satisfecho con su actuación. Exigente y autocrítico, frustrado por la portentosa exhibición de Willy, su perdón no es de tribunero, es de crack humilde y admirable.
Con la cabeza en el clásico
Y en la Champions, no nos vaya a condenar la nobleza europea. Hablamos del Barcelona, claro, que no pasó del empate a cero ante Osasuna. Téngase en cuenta que no estaban Alves, Piqué, Alba y Alexis; eso sí, jugó de titular un tal Carles Puyol y salió en el segundo tiempo para revolucionar el gallinero un revulsivo de lujo llamado Leo Messi. Ni con eso fue suficiente para marcar y ganar en El Sadar. El Barça solo sacó un punto de su aventura en Pamplona, un pobre botín que aún así le ha servido para mantenerse en lo más alto de la tabla y alcanzar el liderato en solitario. Pero el Madrid ya asoma por el retrovisor, marca posiciones para dejarse ver y convierte en la primera final de la temporada el clásico del próximo sábado. Buena cita para calibrar si Neymar es un piscinitas o la octava maravilla del planeta futbolístico, si Martino es un buen estratega y, en definitiva, si este Barcelona carbura tan bien como aparentan las estadísticas.
Se acabó… la racha
La canción de María Jiménez retumbó en las mentes de la plantilla del Atlético de Madrid, que concluyeron su magnífica racha en Cornellá El Prat. Se acabó. Simeone y los suyos no se lo habían propuesto, pero sufrieron una bronca derrota contra el Espanyol. Este no deja de ser un disgusto temporal porque esta semana volverán a saborear las mieles de la Champions. Y ojo con dar por finiquitadas su aspiraciones al título porque si el Barça empata o pierde contra el Madrid, el Atleti se encaramará a lo más alto de la clasificación, suponiendo que hará sus deberes contra el Betis, por supuesto. Pero tampoco conviene negar los daños colaterales del primer tropiezo del curso. Por ejemplo, la lesión de Diego Costa, que terminó tocado por los continuos golpes recibidos en un intenso partido del que su tobillo derecho se llevó la peor parte porque los rivales no se anduvieron con contemplaciones. Seguro que el cholismo ilustrado no pasa por alto las lecturas negativas de este encuentro y mejora la concentración defensiva, presión y paciencia para lo sucesivo. En juego están las aspiraciones de un equipo que quiere romper definitivamente la tiranía de madridistas y culés.
Un Almería fundido
Continúa la pasión almeriense. Juega como nunca, crea ocasiones como siempre, pero el desenlace sigue siendo una derrota. Ya lleva seis en lo que va de temporada y sigue sin saborear las mieles del triunfo. La cosa pinta que no va a mejorar mucho con el tiempo y el síntoma de la negatividad que rodea al Almería es que el futuro de Francisco corre serio peligro. La destitución del entrenador terminaría de agitar a un equipo con muy mala aspecto. Lo dejó muy chamuscado un Rayo con diez que se sobrepuso gracias a un golazo de falta de Gálvez. Y ahora llegan dos salidas en las que pintan bastos: Anoeta y Mestalla. La afición ya ha dictado sentencia y pide la cabeza del míster.
El Celta, a media luz
Al Celta se le fundieron los plomos contra el Levante y no es una metáfora. Se empezó yendo la luz del estadio de Balaídos en pleno partido contra el Levante por el temporal que azota Vigo estos días. Hasta entonces, los celestes dominaban con claridad y se merecían el gol, pero llegó el apagón y mandó parar, tanto en lo meteorológico como en lo futbolístico. Se suspendió el partido durante diez minutos y, en la reanudación, los vigueses se quedaron a oscuras. Ese juego tan escasamente productivo lo aprovechó el Levante, que se encontró con una victoria que ni se imaginaba un optimista antropológico como Caparrós. Así se ha oscurecido el futuro de Luis Enrique. Su encomiable apuesta por la posesión se ha ensombrecido porque ya han llegado más resultados adversos de lo deseado y esperado a priori.
EL SACAPUNTAS
JIM (entrenador del Valladolid): «Me he enfadado mucho en el descanso»
Y el Pucela empató en el segundo tiempo. ¿Para tanto fue la bronca?