Por Carlos Oleagoitia (@oleagoicarlos)
El veteranísimo y atípico escalador americano del RadioShack cubre como un rayo los últimos metros de la tercera etapa y gracias a las bonificaciones sumadas al puñado de segundos logrados se alza con el maillot rojo
A veces el ciclismo tiene cosas preciosas y cuando se ve a todo un veteranísimo ciclista como el norteamericano Christopher Horner (RadioShack) imponerse autoritariamente en la tendida subida de 5 kilómetros del Mirador de Lobeira, la lógica salta por los aires. A sus 42 años, este menudo ciclista que pasó muy tarde al profesionalismo muy entrado en su treintena cuando este deporte hizo furor en su país, llegaba a esta ronda con su reciente victoria en el Tour de Utah y con la vitola de viejo cascarrabias, ya que a su desenfadad y vitalidad juvenil unía una dieta que no hace ascos a las hamburguesas muy del gusto de sus compatriotas. El italiano Ivan Santaromita (BMC) lanzó un buen pulso a los favoritos y a base de ritmo y sentado hizo un hueco que a 800 metros del final vio como el estilo antagónico de Horner (RadioSahck), de pie y desgarbado, lo superaba irremisiblemente enfilado hacia la etapa y el liderato de la prueba, mientras que Valverde (Movistar) y ‘Purito’ (Katüsha) entraban a pocos segundos del ganador y lograban picar tres segunditos al líder Nibali (Astaná), que tampoco se muestra anda desencantado por soltar el maillot rojo.
La fuga del día se formó en los primeros 10 kilómetros del día y los valientes fueron el uruguayo Fabricio Ferrari (Caja Rural), el italiano Luca Dodi (Lampre), el galo Cyril Bessy (Cofidis), el balear Vicente Reynés (Lotto), el navarro Pablo Urtasun (Euskaltel), que no contaron con mucho permiso del pelotón y nunca pudieron aumentar la ventaja más allá de los 5 minutos pese a su buen entendimiento, dado que el BMC y el Omega pensaban más en sus opciones finales a la victoria. Los 5 fugados serían cazados a 41 kilómetros del final, también motivado por una caída unos kilómetros antes que cortó el pelotón en dos numerosos grupos, con el Euskaltel, como no, atrapado en la desgracia por detrás y desfondándose en reagruparse con la cabeza de carrera durante kilómetros hasta a falta de un quincena de kilómetros para el final con la ayuda de algún Saxo y Belkin lograsen paliar el medio minuto de ventaja que el Movistar y el Cannondale tampoco trataron de aumentar en demasía. Quienes si estiraron al pelotón en los últimos plácidos kilómetros por buenas carreteras fueron los Oricas australianos y los RadioShack americanos, hasta que se tocó a zafarrancho de combate en los 3 últimos kilómetros.
Galicia seguirá ofreciendo espectáculo y tensión entre los favoritos en la cuarta etapa de mañana, de 189 kilómetros entre Lalín y El Fin del Mundo en Fisterra, de nuevo con un trazado rompepiernas que marca el paso del duro Mirador de Ézaro a poco más de 30 kilómetros de meta y con la llegada en una leve cuesta de poco menos de 2 kilómetros que volverá a relanzar al grupo en ese final si el gran grupo no permite que lleguen los fugados. A vigilar por todos, el viento, los pinchazos o las caídas que el ímpetu de todos están generando en estas primeras etapas de la Vuelta a España 2013 y en donde se espera la misma tónica de las últimas etapas en las que el quipo del líder controlará como buenamente pueda y los demás remolonean a la caza de algún beneficio.
La Vuelta a España 2013 al detalle.