
Alejandro Valverde, III de Lieja
Al final, la Lieja-Bastoña-Lieja siguió el guión anticipado en la previa. Una sucesión de corredores y equipos intentaron derrotar al grandísimo favorito, pero no pudieron con él. Alejandro Valverde (Movistar) aguantó todas las acometidas y con un sprint antológico en la subida a Ans remató su tercer monumento en Lieja, su entrada en la historia del ciclismo, y por consiguiente, la gloria eterna. En la carrera hoy disputada, Valverde dio la sensación de que en todo momento dominó a su antojo, haciendo lo que quiso con los demás contendientes, incluso marcando el tempo de la ascensión a la Cote de Saint-Nicolas para seleccionar el grupo (Nibali y Kwiatkowski se descolgaron).

Celebrando con su hijo Pablo su tercer triunfo en La Doyenne, quien sabe si en el futuro lo veremos emulando a su padre
Tras superar la última cota del día, Katusha fue una amenaza para el corredor del conjunto telefónico. Dani Moreno lanzó un fuerte ataque en la ascensión a Ans que por momentos nos hizo soñar con la victoria del corredor de Fuenlabrada (ya se impuso en una clásica de este estilo en el año 2013, venciendo en la Flecha Valona). Pasando por la bandera roja del último kilómetro, se alejó del grupo, abriendo una ventaja ganadora. Aún así, Valverde sacó fuerzas de flaqueza y lanzó un potente sprint a falta de 500 m para lanzarse a por él. Su ritmo fue tal que a pesar de llevar a Purito a rueda, el catalán afincado en Andorra no pudo rematar la faena iniciada por su gregario. El único que pudo discutirle algo al sprint fue la gran sensación de este Tríptico, el jovencísimo francés (22 años) Julien Alaphilippe (Etixx-Quick Step); aún así, acabó a más de una bicicleta de ventaja del vencedor en el día de hoy. De esta manera, Julien confirma que el segundo puesto en Flecha Valona el miércoles no fue casualidad (hay que añadir que sufrió un pinchazo antes de comenzar la ascensión a La Redoute y tuvo que hacer el esfuerzo de reenganchar con el grupo).

Nadie le pudo toser en un sprint agónico
Este final de carrera estuvo muy marcado por una caída masiva poco antes de comenzar la ascensión a la Cote de La Redoute, y que acabó con las esperanzas de los vencedores en las dos últimas ediciones. Tanto Simon Gerrans (Orica) como Daniel Martin (Cannondale-Garmin) se vieron afectadas por la misma. El corredor aussie sufriría poco después otra caída que derivó en el abandono de la prueba.
CÓMO SE DESARROLLÓ LA PRUEBA
Un comienzo rápido y nervioso hizo que se tardase casi una hora de carrera para que se formase la fuga del día, con Diego Ulissi (Lampre-Merida) -sospechosa su actuación en el Giro’14-, Matteo Montaguti (AG2R), Otto Vergaerde (Topsport), Chevrier (IAM), Minaard (Wanty), Turgis (Cofidis), Bennedeti (Bora) y Rasmus Quaade (Cult) después de 40 kilómetros de prueba disputados.

Costó mucho concretar la primera fuga del día
Consiguieron una ventaja de entorno 7 minutos, hasta que se puso a trabajar el Europcar en cabeza de pelotón, para así tener controlada la escapada antes de comenzar el primer triunvirato decisivo que desvelábamos en la previa: Cote de Wanne-Cote de Stockey-Cote de la Haute-Levée. A falta de 80 km para meta, el conjunto Astana comenzó a mover la prueba para tratar de evitar una llegada al sprint.

El conjunto kazajo se mostró muy activo durante toda la jornada
Para ello, lanzó por delante a Michele Scarponi-fue 4º en la edición del 2003, por delante de gente como Tyler Hamilton o Iban Mayo- y a Tanel Kangert. A estos dos efectivos del conjunto kazajo se les unieron Manuele Boaro (Tinkoff), y los colombianos Julián Arredondo (Trek) y Esteban Cháves (Orica). Tras superar este primer tríptico, se dirigieron al Col de Rosier, donde Arredondo-vencedor de la maglia azzurra de la clasificación de la montaña en el último Giro- y Boaro se descolgaron. Se quedaron pues los dos Astana junto a Cháves, y el corredor colombiano lógicamente no dio ningún relevo. Alcanzaron una renta de aproximadamente un minuto cuando afrontaron el Col de Maquisard, momento en que equipos importantes como Movistar (gran trabajo de José Herrada) y Etixx empezaron a animar la persecución.
El ritmo unido a un mal acondicionamiento de la carretera (había un poco de barro) provocó una caída masiva en el acercamiento al Cote de la Redoute, que eliminó como ya habíamos dicho previamente a Dan Martin, Gerrans, Nicolas Roche, Nairo Quintana y Fränk Schleck entre muchos otros. De este modo, tan solo 40 unidades resistían en la base de La Redoute, que se ascendió a un ritmo vergonzoso, ya que Astana molestó la persecución en cabeza del grupo (llevaban dos compañeros por delante). Kangert se descolgó de la cabeza en plena ascensión y el dueto cabecero (ahora sí participaba Cháves en los relevos) no tuvo las energías suficientes como para llegar escapados a la Roche aux Façons. Con solo 22 km a meta, lo probó Roman Kreuziger (Tinkoff Saxo), dejando así claro que el jefe de filas del conjunto ruso era Rafal Majka. Con él se llevó a un incansable Giampaolo Caruso (Katusha) y a Jakob Fuglsang (Astana).
El corredor checo, que sigue corriendo a pesar de las irregularidades en su pasaporte biológico (su caso aún no fue tratado por las autoridades correspondientes) trató de emular la épica llevada a cabo en la Amstel Gold Race 2013, donde atacó 18 km de meta, en la penúltima ascensión al Cauberg, abriendo el hueco suficiente para al final acabarse imponiendo. Este trío cabecero abrió una renta de unos 25» con respecto al grupo perseguidor, encabezado por Movistar y Etixx. En el momento en que las primeras gotas de agua comenzaron a caer, en pleno descenso a Lieja, pasando por delante del campo del Standard, comenzó el show de Zdenek Stybar (Etixx), encabezando el grupo a un ritmo endiablado. A su rueda estaba Alejandro Valverde (Movistar), en una colocación perfecta, anticipando su movimiento en la Cote de Saint-Nicolas, a tan solo 8 km de la línea de meta.

Kreuziger lo intentó con un ataque lejano
Valverde tiró la primera piedra y escondió la mano. Con ese sprint en cuesta que subyuga a cualquier amante del ciclismo, puso un fuerte ritmo en las primeras rampas, para posteriormente apartarse de la cabeza del grupo. Vincenzo Nibali (Astana) trató de darle continuación al mismo, pero fue un gran farol; el italiano se acabaría descolgando en las rampas de mayor desnivel para así despedirse de su gran sueño: el triunfo en La Doyenne. Aún así, su ataque finiquitó las esperanzas del campeón del mundo, Michal Kwiatkowski (incomprensible su bajón de rendimiento tras el gran triunfo en Valkenburg) y del ídolo local, Philippe Gilbert (BMC) que se impuso en el año 2011 cuando defendía los colores del Omega Pharma Lotto, el año del triplete.
Pocos hombres aguantaban ya en cabeza, y en el descenso de Saint-Nicolas lo probó el joven Romain Bardet (AG2R), que está más fino y afilado que un cuchillo (denle un plato de sopa al muchacho). Aún así, el ataque no le permitió conseguir escaparse y solo consiguió que la carrera no muriese en la transición entre St. Nicolas y Ans, y para distanciar aún más al campeón italiano y al portador del maillot arcobaleno.
Quedaba por tanto un grupo de 10 hombres en la base de la ascensión tendida a Ans, que serían los que a la postre se disputarían la victoria de etapa. Katusha, con Caruso, Moreno y Purito, movió sus cartas de manera inteligente. Lanzó al de Fuenlabrada por delante, para que así alguien se tuviese que comer el marrón de cerrar el hueco, Purito chupando rueda y el pequeño catalán rematando en meta. No contaban con la fuerza merckxiana de Valverde, que cerró el hueco sin ayuda (sin gregarios y sin relevos de otros favoritos) para lanzar un sprint demoledor de casi 300 metros. Contactó, y a su rueda llevaba a todos. Aún así, tras el último giro a izquierdas, nadie lo pudo superar. Lanzó un sprint demoledor, antológico, histórico. Como él, que ha entrado en la historia. Por delante suya, Moreno Argentin con 4 decanas y el mito Merckx con cinco. Debemos valorar el mérito de esta hazaña y disfrutar de un corredor que disfruta de la bicicleta más que ningún otro. Si Alejandro Valverde no existiese, habría que crearlo.

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