Tras varias semanas de letargo la bestia portuguesa despertó para salvar a su equipo con tres goles. Y lo hizo en el momento justo pues el partido estaba siguiendo la misma tónica los últimos compromisos ligueros y llevaba camino de desembocar en otro final apretado, con sufrimiento y nervios. Un resultado abultado que no se corresponde en absoluto con las sensaciones que dejó el equipo de Zidane.
Tras superar con creces el compromiso copero, el Real Madrid volvía a su competición más deseada este año, La Liga. Y lo hacía con una asignatura pendiente, la de ganar y convencer con un buen juego. Además, volvía a escena la tan criticada y cuestionada durante las últimas semanas BBC con más hambre que nunca, secundada por el centro del campo que viene siendo habitual en los últimos partidos con Kroos, Kovacic e Isco. Mendizorroza acogía de nuevo en su césped a un rival grande, nada menos que el vigente campeón de Europa. El “glorioso” quería seguir manteniendo su vitola de matagigantes tras conseguir arrancar un épico punto en el Calderón y robarle 3 puntos al Barca en su propia casa. Para ello Mauricio Pelegrino dispuso un once con defensa de cinco con el objetivo de dificultar el juego ofensivo de los blancos.
El Real Madrid tenía la necesidad de ganar para continuar una semana más como líder en solitario aprovechando el tropiezo sevillista y meter presión a cules y colchoneros que jugarían después.
Sorpresa en el inicio
Los primeros minutos comenzaron con el Madrid imponiendo un juego anodino y un Alavés parapetado en su propio terreno con un equipo muy junto a la espera de cualquier error. Y ese fallo llegó en el minuto 6 de partido cuando Danilo, muy inseguro a lo largo de todo el partido, perdió el balón y provocó una rápida salida al contragolpe conducida por Theo quien puso un centro raso que aprovechó Deyverson para marcar el primer gol del encuentro. Los blanquiazules siguieron manteniendo un ritmo alto de juego y presión hasta que llegó la primera jugada polémica del partido. Una falta lanzada por Bale toca en la mano del autor del gol vitoriano y el árbitro señala una pena máxima que Cristiano no desperdicia. Este gol no modificó para nada los planes del Alavés que tocaba el balón y lo movía de lado a lado sin que el Madrid pudiera hacer nada evitarlo. La diferencia entre estos equipos es la pegada que tiene el Real Madrid y eso se hizo patente cuando de nuevo el siete madridista con un potente golpeo desde fuera del área consiguió anotar su segundo gol y poner por delante a su equipo a la media hora de partido. De ahí al descanso no sucedió nada reseñable y ambos equipos se fueron al túnel de vestuarios conscientes de que el resultado no se correspondía con el juego desarrollado.
Fragilidad defensiva
La segunda mitad se inició con una ocasión clarísima para el Alavés en la que Camarasa se plantó solo delante de Keylor y no consiguió definir. Las llegadas de los vitorianos se sucedían y casi todas ellas venían precedidas de errores defensivos de la defensa madridista. Este aspecto es muy preocupante pues cada vez que el balón merodea el área blanca da una sensación de inseguridad y de terror máximo.
Revulsivo Morata
La reacción de Zidane no se hizo esperar e introdujo otro partido más a Álvaro Morata en sustitución de un Karim Benzema que pasó totalmente desapercibido por el campo. El delantero francés sigue sin encontrar su mejor estado de forma y la sombra de la suplencia acecha muy cerca.
Seguía sin suceder nada hasta que la polémica llegó de nuevo para avivar un partido que se moría. El árbitro pita un penalti tras un agarrón en un córner sobre Cristiano Ronaldo. Pena máxima muy clara pero de las que hay muchas en todos los partidos y que nunca se pitan , aunque en esta ocasión no sirvió para mucho pues el portugués no consiguió batir de nuevo a Pacheco.
Se estiraba cada vez el Alavés consciente de que le quedaban diez minutos para empatar y se sabían dominadores pero la pegada del Madrid es mortal. Un balón largo milimétrico de Marcelo y un toque suave de primeras de Morata para superar por encima al portero rival fueron suficientes para sentencia el partido e infligir un castigo a un Alavés valiente que se había ido arriba en busca del empate. Otro gol más de Morata que cada vez entra al campo anota y ya es pichichi del equipo, se reivindica semana tras semana y ya ha echado la puerta abajo, merece la titularidad.
Tan solo tres minutos después una magnífica combinación entre Cristiano y Marcelo permitió al portugués anotar su hat-trick, el primero de este curso, y poner el definitivo 1-4 en el marcador. Un castigo demasiado duro y un resultado injusto que sitúan al Madrid líder en solitario una semana más.
El Real Madrid insiste en que cada partido siga siendo como ver una película de terror para sus aficionados, sabes que cuando termine vas a estar bien y feliz pero sufres demasiado en el proceso. El equipo blanco está inmerso en una vorágine de mal juego aunque está sabiendo conseguir sacar todos los partidos adelante tirando siempre de fondo de armario y sobre todo de una pegada mortal. La nota positiva del encuentro es que la estrella portuguesa, la bestia, ha despertado y eso siempre es una buena noticia. Sin tiempo para reflexionar el equipo blanco ya se centra en su próximo partido pues el miércoles vuelve su competición, vuelve la Champions y lo hace siendo el líder de la Liga.
Ficha técnica
Alavés: Pacheco; Kiko Femenía, Alexis, Fedal, R.García, Theo; Torres (Santos, min 83), Manu García (Krsticic, min 62), Camarasa; Deyverson, Edgar(Katai, min 66)
Real Madrid: Keylor; Danilo, Pepe (Nacho, min 24), Varane, Marcelo; Kroos, Kovacic, Isco; Bale (Lucas Vázquez, min 87) Benzema (Morata, min 66), Cristiano.
Árbitro: Sánchez Martínez. Amonestó a Kiko Femanía, Theo, Krsticic, Deyverson, Torres y expulsó a Pelegrino por parte del Alavés y a Bale por parte del Real Madrid.