Se acerca el momento que cualquier aficionado al fútbol teme: la posibilidad del descenso de su equipo. El Eibar recibe en Ipurúa al Córdoba en un partido que significará la vida o la muerte para los vascos. O la permanencia o la pérdida de categoría, más bien. Jugando en casa, tendrán puesto un oído a lo que ocurra en otros campos.
Y es que el Eibar necesita ganar sí o sí para poder continuar un año más en Primera División tras haber logrado el ascenso la pasada campaña. Después de una primera vuelta que firmarían muchos equipos, la segunda ha sido muy desastrosa en cuestión de resultados. Atentos a lo que hagan Deportivo y Granada, no pueden descuidar el partido ante los andaluces.
Se dejó el Eibar los deberes para la última jornada y salieron sus titulares al césped de Ipurua con el corazón en la mano. Ganar y esperar. La salvación pasaba por lograr un triunfo que en toda la segunda vuelta solo habían amarrado frente al Málaga y confiar en que la lógica se impusiera en el Camp Nou.
Apenas una ocasión recién comenzado el partido inquietó a Xabi Irureta para mantener la tensión en Ipurua. Fue el preludio de un Eibar desatado en la primera mitad. Mikel Arruabarrena, que encarna sobre el terreno de juego la versión más castiza del equipo, marcó el primero de los goles armeros.
Fueron los locales un vendaval cuya mecha prendieron Saúl Berjón y Javi Lara. Ante un rival desmotivado, el Eibar se hizo grande. Abrió el campo, supo combinar y llegar con facilidad, valerse del balón parado y pudo disfrutar junto a su afición del duelo más tenso de todo el año. Raúl Navas cabeceó a la red un saque de esquina de Lara y Ander Capa, disfrazado esta tarde de potente atleta, marcó el tercero.
Mientras el conjunto guipuzcoano descubría en su ataque una versión que ha permanecido oculta en este 2015, Leo Messi marcaba un doblete que alimentaba las esperanzas de salvación del Eibar y desataba el delirio en las gradas. De pronto se hizo el silencio en Ipurua. El Deportivo de La Coruña marcaba dos goles prácticamente consecutivos para echar por tierra el esfuerzo armero y enviar a los vascos a Segunda División.
El triple empate entre Eibar, Deportivo y Granada terminó por condenar dramáticamente a un equipo que cumplió con creces su tarea este sábado, pero lastrado por una decepcionante segunda vuelta, contará con pena que su aventura en Primera duró tan solo una temporada.