AITOR PLAZA (@AitorPlaza1)
El Real Madrid endosa una manita al Athletic en el Bernabeu en un partido en el que Cristiano y Benzema lucían con luz propia, y en el que el mejor de los leones era Iraizoz.
No podía llegar en peor momento el duelo contra todo un Real Madrid para el Athletic de Bilbao. Los de Txingurri pisaban la capital sin conocer la victoria en sus últimos 5 encuentros y con la esperanza de remontar el vuelo contra el vigente campeón de Europa. En el Bernabeu les esperaba un Madrid herido, después de su mal encuentro frente al Ludogorets, y con muchas ganas de resarcirse frente a su público. Y así iba a ser, recital, manita y al parón de selecciones. Ambos equipos lucían su teórico once ideal. Casillas volvía a ser titular en su casa, y lo hacía ante el rival que le vio debutar en San Mamés. El peligro de los leones a balón parado y los últimos tantos recibidos de los merengues hacían presagiar un encuentro en el que la defensa y a portería serían miradas con lupa.
Con el balón ya rodando sobre el césped los locales no tardaban en mostrar su superioridad, tanto futbolística, como física y psicológica. En el minuto 2, Cristiano cabeceaba un gran servicio de Carvajal, que debía haber sido encimado por Laporte, y colocaba ya el 1-0 en el luminoso. Todavía no se habían calzado las botas los vascos y ya empezaban cuesta arriba. Si ya se preveía un choque dominado por los merengues, con el marcador a favor esto se convertía en realidad. Iraizoz evitaba con una gran parada el 2-0 y Benzema no lo conseguía tampoco, al no llegar a un centro de Bale en boca de gol. Mientras tanto Beñat y Carvajal chocaban las cabezas en lo que sería un sangriento incidente sin consecuencias. Muniain, el único del Athletic que aportaba algo diferente, lo intentaba con una volea en un rechace a la que Casillas respondía con habilidad. Tras el aviso rojiblanco las fuerzas se igualaban, aunque la sensación era que en cualquier momento, en cualquier contra, el Real Madrid podía abrir brecha. El 2-0 llegaba en un córner. Uno no quiere ni imaginarse el enfado del entrenador, cuando el fuerte de su equipo es la debilidad del otro (balón parado) y además le marcan así. Benzema, el eterna e incomprensiblemente cuestionado delantero, se adelantaba a su par en el salto y conectaba un testarazo certero al que Iraizoz a punto estaba de llegar, pero no conseguía detener. El “gato” arañaba al león antes del descanso.
La segunda mitad comenzaba con los cambios de Varane por Ramos e Ibai por Beñat, pero seguía la misma tónica de la primera. A los diez minutos, Benzema, sublime toda la noche, ponía un balón medido y perfecto en profundidad a Bale para que el galés asistiera a Ronaldo, y el crack portugués marcara el tercero. El Athletic, aturdido, no reaccionaba y a punto estaba de encajar el cuarto en una bonita combinación entre Benzema, James y Bale. Solo Ibai en un cabezazo en el segundo palo hacía intervenir a Casillas, además de forma meritoria. Con los leones sin su delantero habitual, Aduriz, el cachorro Guillermo da la sensación de estar muy verde todavía, y con la losa del 3-0, los rojiblancos eran un equipo a merced de las embestidas de los madrileños. Iraizoz se erigía como héroe sacando manos de videoteca a disparos y ocasiones de Cristiano y Bale. Pese al partidazo del meta navarro los goles iban a seguir cayendo. De nuevo Benzema, a pase de Cristiano, y luego el luso firmando un hat-trick iban a terminar por humillar a un Athletic que necesita como ningún equipo el parón de las selecciones.
El Real Madrid ganaba así con gran superioridad a un Athletic de Bilbao que no es ni la sombra de lo que fue el curso pasado. Cristiano con sus tres goles llega a los trece en tan solo siete partidos, pero la figura de la noche no sería el de Madeira, sino Benzema. Eternamente cuestionado cada temporada el 9 galo acaba demostrando su valía, quizá no tano con goles, que también, pero sí jugando para sus compañeros y permitiendo a sus extremos anotar tantísimos goles.