Por Carlos Oleagoitia (@oleagoicarlos)
Nadal despierta a Raonic de la fantástica semana del tenis canadiense tras ahuyentar en semifinales de Montreal al ‘fantasma de Djokovic’ en cemento y se posiciona como el mejor tenista del año en superficies rápidas
Todo bonito sueño suele tener un despertar y a veces suele tocar que sea amargo. Y siendo Norteamerica la cuna del eufemismo de ‘tierra de oportunidades’, el tenis canadiense copió por unos días el ‘maravilloso concepto’ (nótese la ironía) del sueño americano a sus vecinos del sur gracias al ejemplar desempeño de dos de sus jóvenes perlas, eso sí ‘inmigrantes deportivos’: el semidesconocido Vasek Pospisil (71º), de origen checo, y la eterna promesa pseudoestancada de Milos Raonic (13º), de origen montenegrino, se plantaron en semifinales del mayor torneo tenístico de su país, algo inaúdito en décadas en la ATP para este país y se cargaron de moral para las semifinales de la Copa Davis que en poco más de un mes deberán disputar ante Serbia como visitantes, dando continuidad al buen momento de este deporte por aquellos lares. Pero este es un juego competitivo de eliminación y solo puede haber un ganador, circunstancia que obligó a los canadienses a una lucha fratricida en las semifinales del sábado por ver a qué tenista colocaban en la gran final; hicieran lo que hicieran ya habían pasado a la historia y como en las mejores películas de suspense, tras horas de lucha y peloteo todo se resolvió en el tie-break del tercer set, en una situación pintiparada para lo agónico-emocionante: las tablas de Raonic (alzado hasta el décimo del ranking mundial tras esta semana) pudieron un poquito más que la inexperiencia de Pospisil (con estas semis adelantó 30 puestos hasta ponerse 41º del mundo) y sería el nuevo pupilo de Ivan Ljubicic quien lucharía por su primer gran título estrenando puesto de top ten.
Lo que en Canadá quizás aún no sepan es que solamente con un saque descomunal y un temple de acero puntuales no es suficiente para derrocar al tenista más profesional de la historia: Rafa puede estar mal pero si te lo cruzas al otro lado de la red en una final más vale hacer el partido perfecto que si no la ambición ilimitada por ganar del manacorí siempre prevalecerá. Y si encima Nadal (4º) se encuentra perfectamente ya apenas hay nada que dilucidar: Montreal significaba el segundo torneo del año en cementos rápidos para el español, tras ganar en marzo en Indian Wells viniendo de una larga inactividad y las rodillas que fueron su tumba en la hierba londinense presentaban un aspecto sin la cinta protectora, lo que derivó en un tenis fluido para Rafa, quien tampoco se resintió del codo izquierdo lastimado en un pasado cercano. Con estos ingredientes y la confianza de haber superado los días previos a buenos tenistas como el polaco Janowicz (18º), con un saque mejorado, con altos primeros, llenaron de confianza el depósito del manacorí para romper rápidamente el saque de Milos y llenar de impotencia todas las almas canadienses en apenas una hora y 8 minutos con un tanteo de doble 6-2, y que se resume en el canadiense muy lento de piernas, excesivamente fallón al saque y cándido en las pelotas claves, mientras que el español dictó una ‘master-class’ de tenis que desembocó en paliza; no hubo emoción en la final ya que Nadal (4º) fue muy superior a Raonic (13º) y este deslucimiento dejó a muchos con la sensación de que la verdadera final se jugó un día antes. Enorme el mallorquín que tras 8 meses de temporada tenística, únicamente lleva tres derrotas en los 11 torneos jugados, y solamente no llegó hasta la final en Wimbledon, donde optó por jugar sin infiltrarse las rodillas.
Si bien este sexto Masters 1.000 del año supuso una fuente continuo de batacazos de los grandes tenistas a manos de otros jugadores menos asiduos a avanzar hasta las rondas finales, quienes si demostraron toda su profesionalidad, evidente carisma y rango superior respecto a los demás, fueron el balcánico Djokovic (1º) y el español Nadal (sube un puesto en el ranking, para ya ser 3º y buscará llegar al US Open como número dos del mundo), que en plena jornada nocturna del sábado (nos tuvieron frente al televisor hasta pasadas las 4 de la madrugada) dilucidaron el mayor clásico del tenis mundial, disputando su trigesimosexto duelo en la ATP y dejando atrás enconadas rivalidades históricas como los Lendl – McEnroe, Borg – Connors, Becker – Edberg o los Sampras – Agassi. Desde hace años se venía atenuando estos duelos según la superficie y si bien en cemento el rey era considerado el serbio, el mallorquín colocó el marcador entre ambos en un 21-15 favorable y quitándose la estigma de que solo podía con el número uno mundial sobre tierra batida. Haciendo honor a la clase de ambos, el duelo fue muy parejo debido a la increíble facilidad de ambos al resto sobre todo, y si bien Djokovic (1º) se atascó inicialmente con las dobles faltas, consiguió remar e ir a remolque al son que bailaba Nadal (4º), hasta que en el tie-break final, de nuevo en un deselace inmejorable para las taquicardias, se le fundieron las bombillas al serbio para claudicar en poco más de dos horas de intensa lucha que ponían punto final a los bailoteos del balcánico a lo largo de la semana cada vez que batía a un rival. Y de regalo, en la retina de los fans quedará un pelotazo en la cara propinado por Rafa a Novak sin querer en el último set y que si bien no tuvo trascendencia en el amrcador, pareció no haberle gustado nada al balcánico.
Con las ausencias del suizo Federer (5º) y el frances Tsonga (8º) como las más destacadas, las vacacione stampoco sentaron bien a algunos favoritos y muy pronto se empezaron a dar las sorpresas en Montreal. La primera y más destacada para la ‘Armada’ fue la eliminación en su primer partido de primera ronda del alicantino David Ferrer (3º) ante el ruso Bogomolov (83º) en dos sets sin apenas ofrecer resistencia. Un día antes ya habían caído sorpresivamente Almagro (14º) frente a Stepanek (51º), Tipsarevic (19º) ante Istomin (66º) y Simon (17º) ante Davydenko (47º); un día después, ya en segunda ronda el suizo Wawrinka (10º) tropezaba ante el galo Paire (27º) y Haas (12º) optaba por la retirada ante Matosevic (74º); pero los grandes batacazos llegarían el jueves en los octavos de final, donde de una sola tacada dijeron adiós a su participación el argentino Del Potro (7º), muy mosqueado con el árbitro (y con razón: ¿desde cuando que el juez reconozca su error al arbitrar mal un punto le legitima para mantener su decisión original errónea? Para algunos árbitr0s rectificar no parece ser de sabios) ante el local Raonic (13º), del megafavorito Murray (2º), que anda desgastándose más de lo conveniente en el dobles, ante un inspiradísimo pero anárquico Gulbis (38º) y del checo Berdych (6º) ante la revelcación del torneo, un Pospisil (71º) que ya venía de noquear a Isner (20º) y aún mantendría la racha en cuartos al beneficiarse de la retirada de Davydenko (47º) por bronquitis.
Con el devenir de los días y enfrascados más en las sorpresas que en las realidades, el japonés Nishikori (11º) tampoco pudo escalar hasta el top ten por culpa del francés Gasquet (9º). No destacó ningún punto descomunal ni siquiera se dio un partido super memorable, acaso una volea con bote en retroceso (que bote en el campo del rival y que por un efecto de vuelta botaba en campo propio) de Gasquet (9º) en cuartos ante Djokovic (1º) en el primero de los casos o la lucha de estilos antagónicos en octavos de un fulgurante pero perdido en sus peleas internas, encarnado en el letón Gulbis (38º), y el saque y volea al canto del local Raonic (13º) en el segundo de los casos, a expensas de las dos semifinales que se alargaron hasta el finito que marca el juego de desempate a 6 en el tercer parcial. No fue un buen torneo para los demás tenistas españoles, ya que ni Feliciano López (29º), ni Andújar (52º) ni Granollers (36º) aguantaron más que los dos primeros días y como siempre el pabellón hubo de dejarlo alto el de siempre, un incansable Nadal (4º). Finalmente, la semana destacó por producirse el 8 de agosto, en plena jornada de jueves de los octavos de final, el 32 cumpleaños del suizo Federer (5º), ausente en el torneo canadiense, y quien vio desde Ohio, donde se entrena en las pistas del próximo torneo, como Nadal (4º) desempataba tanto con él como con Murray (2º) como bicampeón del Masters 1.000 de Canadá y empataba como tricampeón, entre los grandes nombres del tenis actual, con el serbio Djokovic (1º).
Gentileza del ‘You don´t understand me’ (2006) de Mando Diao.