Alberto Arauz (@Arauz84)
Parecían olvidadas las noches de penurias y lamentaciones. Se percibía en el ambiente ese aroma de ilusión que todo lo impregnaba desde aquella noche a orillas del Turia. Pero los vientos de la meridional Andalucía, nos devolvieron a ese Madrid ramplón, indolente y anodino que se arrastra por España. La Alhambra se antojó inexpugnable para un equipo cuyo carácter batallador quedó olvidado en la meseta.
El primer acto de anoche fue una broma de mal gusto. Ni Granada ni Real Madrid fueron capaces de disparar a puerta en ni una sola ocasión. Toño y Diego López, asistían con hastío al soporífero espectáculo que sus 20 compañeros ofrecían sobre el verde. Tanto tedio y desatino, acabó por contagiar al mejor. A la salida de un córner, Ronaldo, tan ducho en perforar la meta rival, equivocó su objetivo. El luso peinó de cabeza el balón para establecer el gol del Granada en su primer y a la postre único chut a portería.
Tocaba remar. Pero al Madrid aún le duraba la resaca del miércoles. Sólo una intensa cefalea puede explicar la inoperancia de los blancos en la segunda mitad. Tan sólo un fallo inexplicable de Benzemà, puso en apuros al equipo nazarí. Ni siquiera Cristiano Ronaldo acudiría esta vez al rescate de un equipo moribundo, que volvió a mostrar la apatía de quien no encuentra sentido al deambular por la liga. El tiempo dirá si renunciar a las labores domésticas repercute o no en las noches de tronío. No parece la mejor receta. Aunque antaño funcionara.