Los de Sandoval sufrieron su quinta derrota de la temporada. Encajaron un gol antes del descanso y ahí murieron sus aspiraciones de puntuar en Ipurúa. La pegada de Gilvan, Jota y Albentosa mató a un equipo roto por las expulsiones de Carmona y Cuéllar.
Alejandro Rozada (@alexrozada)
Lo dijo el añorado Manolo Preciado después de caer goleado (4-0) en el Vicente Calderón: «Yo soy el máximo responsable de la mierda que hemos visto hoy». Bien podría haber recurrido a esas palabras José Ramón Sandoval para resumir lo que ocurrió este domingo en Ipurúa. Porque el Sporting no fue el Sporting, fue otra cosa difícil de definir; solo un grande como Preciado la podría resumir sin infligir el Código Penal. Se puede decir que el equipo rojiblanco fue un saco de boxeo, un juguete roto, el rival soñado por el Eibar para lucirse ante un adversario imberbe al que se le saltan los colores con y sin balón. A esta hora, no hay más consuelo que pensar en un desquite contra el Numancia el próximo domingo en El Molinón. Hasta entonces, turno para las apelaciones a la confianza y la autocrítica, más necesaria que nunca. Si lo fue Preciado estando el equipo en la élite, ¿cómo no lo van a ser ahora Sandoval y los suyos? Les sobran las razones para ser autocríticos.
El guión del partido no lo habría firmado a priori ni el más incondicional de los hinchas armeros, de lo redondo que fue. El Eibar marcó el primer gol en el mejor momento, justo al filo del descanso. El intermedi se convirtió en una dura terapia para el Sporting, incapaz de digerir el golpe psicológico recibido en las postrimerías del primer tiempo. El efecto del mazazo se manifestó en los primeros instantes de la reanudación: expulsado Carmona. Segunda y merecida amarilla para el balear por sacar el codo a pasear en el momento menos indicado, para culminar su paupérrima actuación en Ipurúa. La expulsión rompió definitivamente el partido porque, acto seguido, Jota Peleteiro, indiscutible comandante en jefe del juego armero, marcó el segundo. El correctivo no se quedó ahí porque, a los pocos minutos, Albentosa se aprovechó de un rechace del Pichu Cuéllar para marcar a placer. Fue un partido nefasto para el arquero extremeño, que después de encajar tres goles fue expulsado y completó el cuadro sportinguista: un conjunto roto, descompuesto y sin portero. Fue el mejor Eibar y el peor Sporting de la temporada, justo en un momento psicológico clave cuando la clasificación de la categoría empieza a separar el polvo de la paja.
El efecto adverso de las expulsiones se alargó a los 90 minutos que duró el partido. Un Sporting sin ideas, respiración y colmillo navegaba a la deriva por el césped de Ipurúa. Esa alarmante falta de actitud puede servir ante un rival de medio pelo, no ante todo un líder como el Eibar. Y como buenos líderes que son, los jugadores del conjunto armero sacaron tajada de la circunstancia. Sandoval y los suyos afrontaron ese partido como los que se suben al «Toro loco», esa atracción a la que te subes sabiendo que, más pronto que tarde, te vas a caer. Y se cayeron con todo el equipo. Naufragó el planteamiento inicial, empezando por la apuesta de juntar a Scepovic y Lekic en la delantera, tan inofensiva como acariciar un peluche; fracasó Sandoval en el banquillo al mostrarse incapaz de dar un vuelco a la estrategia en tiempo real; y dejó mucho que desear el rendimiento de los jugadores, incapaces de jugar la pelota con criterio, con Sergio Álvarez y Nacho Cases perfectamente controlados por los hombres de Garitano. Tiene mucho mérito lo que está logrando este hombre con el equipo vasco, convertido en el rival a batir y en el máximo aspirante a conseguir el ascenso por encima de las enorme dificultades económicas que afectan a la entidad armera. De su eficiencia para optimizar los escasos recursos disponibles, empezando por un modesto estadio con capacidad para poco más de 5.000 espectadores, debería tomar buena nota muchos equipos de Segunda División, empezando por el Sporting. Porque el Eibar es un recién ascendido capaz de pintarle la cara al más pintado a base de oficio y pegada.
Una humillante derrota
Sandoval salió a por todas en Ipurúa y juntó de inicio a Lekic y Scepovic en el terreno de juego, una arriesgada maniobra que más tarde se revelaría sencillamente inútil. Se echó demasiado de menos el empuje irreductible de Álex Barrera, relegado a la suplencia para darle descanso. El entrenador eligió un mal día para prescindir de uno de sus hombres clave, porque Lekic se mostró inoperante en la función de enganche al ser un hombre de área y no un todoterreno que se maneja con soltura a campo abierto. Jota Peleteiro ejercía de capitán del Eibar y por sus botas pasaban la mayor parte de las acometidas del cuadro local. Sus imprevisibles movimientos y llegadas continuas desconcertaron a los sportinguistas, que resistían el paso de los minutos jugándosela a la opción de sorprender a su rival en alguna contra. El juego estaba demasiado trabado, se sucedían las faltas y ya se sabe que futbolistas como Nacho Cases y Sergio Álvarez no están concebidos para dar guerra en el cuerpo a cuerpo. Los ataques del Sporting se contaban con cuentagotas y el Eibar tenía perfectamente controlada la situación, convencidos de que el gol terminaría llegando. Y llegó gracias a una diablura de Gilvan Gomes, ese brasileño cedido por el Hércules, que supo sacar petróleo de un cante de Cuéllar tras un centro de Morales desde la derecha. El portero erró en su cálculo, el balón no se marchó fuera y de ello se aprovechó Gilvan, un descarado futbolista decidido a sacarse la espina del ostracismo forzoso al que se vio sometido en Alicante por una grave lesión de rodilla.
Si se esperaba una reacción sportinguista en el segundo tiempo, nada más lejos de la realidad. El propio Carmona se encargó de disipar cualquier atisbo de esperanza al ser expulsado por cometer la temeridad de ir al salto con el codo por delante ante un rival. La infracción del balear rompió cualquier aspiración positiva del equipo gijonés, sometido por completo a partir de este momento. Del resto se encargó el propio Eibar, que quiso atar todos los cabos inmediatamente y eso corrió a cuenta del general Jota Peleteiro, que impuso su ley ante el reaparecido Mandi y un desacertado Bernardo para ampliar la ventaja armera. Su celebración marcial se encargó de rubricar los galones que futbolísticamente luce este gran jugador. Mientras que el Eibar parecía el Bayern de Múnich, con Jota desenvolviéndose en el área a lo Manzukic y Morales haciendo diabluras por la banda derecha al más puro estilo Ribery, el Sporting parecía el Escalerillas.
Una actuación nefasta por parte del Sporting que, poco después, concedió una peligrosa falta en la frontal del área, la puso en la escuadra el propio Peleteiro, pero apareció una mano milagrosa de Cuéllar para despejar el lanzamiento, el rechace cayó manso a las botas de Albentosa, que marcó a placer. No hay que ser Robben para sacar provecho de tan ventajosa jugada. Los revulsivos ideados por Sandoval no dieron efecto, Barrera acusó al entrar en el campo su falta de rodaje desde el inicio, Santi Jara apenas tocó el balón y el equipo vasco seguía campando a placer. Cuando Morales se iba lanzado a por el cuarto gol, Pichu se interpuso en su camino y tocó el balón con la mano fuera de su área. Expulsión inmediata para consumar un día de furia para el arquero del Sporting, que no tuvo más remedio que correr este riesgo: era eso u otro gol. Alberto, inadvertido este curso en Liga, mantuvo el tipo en los escasos veinticinco minutos que compareció en el campo, no encajó más goles y su entrada en el lugar de Scepovic resume a las claras una jornada negra para el sportinguismo.
LA FICHA TÉCNICA
Éibar: Irureta; Bóveda, Albentosa, Raúl Navas, Yuri; Errasti, Dani García; Jota Peleteiro (Capa, minuto 78), Gilván Gomes (Urko Vera, minuto 80), Morales; y Arruabarrena (Diego Jiménez, minuto 85).
Sporting: Cuéllar; Luis Hernández (Jara, minuto 64),Bernardo, Mandi, Canella; Lora, Sergio, Cases,Carmona; Lekic (Álex Barrera, minuto 64) y Scepovic (Alberto, minuto 68).
Goles
1-0: minuto 41, Gilvan Gomes cabecea cruzado un centro de Morales.
2-0, minuto 52, Jota Peleteiro cabecea un centro de Morales.
3-0, minuto 57, Albentosa remata un rechace de Cuéllar, tras una falta de Jota Peleteiro.
Árbitro: Trujillo Suárez (Comité Tinerfeño). Expulsó a Alain Gandiaga, preparador físico local, en el minuto 16, por protestar; a Carmona, en el minuto 51, por doble amonestación, y a Cuéllar, en el minuto 67, por tocar el balón con una mano fuera del área. Enseñótarjetas amarillas a Yuri (21′) y Errasti (83′), del Éibar, y a Luis Hernández (13′), Carmona (25′) y Mandi (57′), del Sporting.
Incidencias: Ipurúa. Unos 4.292 espectadores, con unos 800 seguidores rojiblancos.