El ciclismo, como muchos otros deportes, está en constante movimiento en cuanto a sus protagonistas. Unos van, otros vienen. Así es la relativamente corta vida deportiva de los ciclistas de élite. O de la mayoría, porque hay uno que parece ajeno al paso de los años. El Imbatido lo llaman.
14 de septiembre de 2003. La Vuelta Ciclista a España, una de las que se llevó Roberto Heras, terminaba su novena etapa en el puerto de Envalira (Andorra). Un joven murciano que llegaba como gregario de Óscar Sevilla daba la campanada imponiéndose al esprint en la espectacular llegada de un reducido grupo de corredores. Para colmo, el chaval de 23 años que vestía el maillot del Kelme volvió a repetir el triunfo seis días más tarde, en La Pandera (Jaén). Y subió al tercer escalafón del podio en Madrid.

26 de agosto de 2018. Caminito del Rey (Málaga). Quince años han pasado ya y Alejandro Valverde es toda una eminencia en el pelotón internacional. Con 38 tacos cada año parece estar en su mejor versión y lo demuestra con victorias como la que ha protagonizado en la segunda etapa de La Vuelta 2018, el décimo triunfo en la carrera para él, por delante de Michal Kwiatkowski y con muchos hombres fuertes descolgados del grupo cabecero. El brillante palmarés del líder del Movistar solo queda empañado por su carácter afable y gentil y por la sencillez con la que siempre se dirige a medios y aficionados.
Alejandro Valverde no cambia de equipo (aunque este sí haya cambiado de nombre por motivos de patrocinio) ni de actitud. Lo único que cambia, para crecer y seguir creciendo, es la larguísima lista de triunfos (¡120 y en aumento!) en su dilatada carrera como ciclista de élite. Y nosotros seguimos emocionándonos como si cada uno de ellos fuera el primero.
Con los demás nunca se sabe cómo estarán o hasta cuándo, pero Alejandro nunca falla. No tiene fecha de caducidad. Cuando decida irse, será porque haya perdido la ilusión, lo haya ganado todo o por dejar paso a otros, pero no por vejez. La edad no va en los años, ni en sus piernas. Es el salvavidas del aficionado. El que, con la ambición de aquel chaval de 23 años sigue dándolo todo en cada carrera a la que va (¡guárdate algo para el Mundial, por lo que más quieras!) y el que disfruta como el que más montado sobre la bici.
Se acabará el ciclismo y seguirá Valverde. El mundo seguirá girando y cambiando, pero siempre estará Valverde. El rey de la bicicleta se ha convertido en dios y algún día será leyenda. Y jamás en la vida un servidor sabrá cómo darle las gracias por tantas y tantas alegrías. Larga vida a Alejandro y, hoy y siempre: ¡Vamos, Bala!