Chris Froome revienta el crono, gana la cronoescalada de Megève y está a tres días de ganar su tercer Tour. Solo el holandés Dumoulin se acercó al británico y acabó segundo a 21″.

Froome ganó la cronoescalada de Megève y ya es el quinto ciclista que más días ha lucido el maillot amarillo.
Tic tac, tic tac. Las manecillas del reloj se mueven al compás que marca Chris Froome. Tic tac, tic tac. El tiempo transcurre a favor del británico y no solo le acerca irremisiblemente a su tercer Tour de Francia, sino que también le acompañó en la cronoescalada de este jueves. Ganó Froome, sí, y la noticia no pilla a nadie por sorpresa. Es el mejor ciclista del momento y aquí no nos duelen prendas (ni amarillas, ni rosas, ni rojas) en reconocerlo.
Domina en todos los terrenos, hasta en otras especialidades más ligadas al boxeo y al atletismo, y lo justo es reconocerle como lo que es, un gran campeón. Por eso va a ganar el próximo domingo su tercer Tour de Francia en París. Es el señor del tiempo, y no porque nos dé la información meteorológica cada día en la tele (a esa hora, él está a otros menesteres), sino porque gestiona tan bien los minutos y los segundos como el paso por cualquier tipo de asfalto, ya sea en llano o en montaña. Y no es un coche, ni una moto, ni siquiera es Superman. Es Chris Froome, el superhéroe del momento en el universo ciclista.
Tom Dumoulin, la gran esperanza holandesa, tuvo la osadía de acercarse al líder y terminó segundo, relativamente cerca, a solo 21″. Solo la cadencia incansable del pedaleo del tulipán compite en la misma liga extraordinaria del molinillo infatigable de Chris Froome. Solo un tiempo tan extraordinario como el que marcó el holandés (31’04») fue un obstáculo considerable para el maillot amarillo, que aún así fue capaz de rebajarlo bajando de los 31 minutos (30’43»). Estratosférico. Así llegó la segunda victoria de Froome en este Tour para apuntalar todavía más un maillot amarillo que parece tener adosado a su cuerpo. Quien diga que la clave del éxito de Froome es el Sky, no tiene ni idea; ya ha quedado claro que no se trata solo de eso, pues su hegemonía se basa sobre todo en su enorme talento individual.
En la liga de los mortales que dirimen el resto de corredores, destacan las actuaciones de Izaguirre y del Purito Rodríguez, los españoles mejor clasificados en esta 18ª etapa, tras acabar séptimo y octavo a 01’03» y 01’05» de Froome respectivamente. Lo demás fue la enésima demostración de lo mal que va Nairo Quintana, que esta vez perdió 01’10» respecto al líder. Mal, muy mal, va el colombiano, que admite tener problemas físicos: «Me está pasando algo que no es normal en mí. No es fatiga, el cuerpo no me responde, no van bien las piernas. Tal vez me esté afectando una alergia». Con alergia o sin ella, Quintana está deseando que llegue el domingo, coronación de Froome aparte, para que se acabe su tortura. La lucha por acceder al podio, del que solo le separan los 21 segundos que le saca Yates, es ahora mismo una quimera para el colombiano, que confía en no caer más abajo del cuarto lugar en la general.