El Sevilla vuelve a sumar tres puntos tras vencer 1-0 a la Real Sociedad que puede dar gracias por haber luchado hasta el último instante en el Sánchez-Pizjuán.
De tres en tres. No sabe sumar de otra forma un Sevilla que ha ganado por la mínima esta noche al que el año pasado fuera su principal rival por la Europa League, y que este año parece que no se dejará ver por esos terrenos, al menos mientras siga pareciendo que juega sin entrenador. Un gol de Deulofeu a los veinte minutos dio ventaja a los nervionenses que merecieron más y buscaron el segundo durante la gran mayoría del partido.
No va de farol este nuevo Sevilla que ha vuelto a confeccionar Monchi. Parecía de nuevo desmantelado tras la marcha de sus tres pilares, Rakitic, Fazio y Alberto Moreno, y vuelve a resurgir cada vez con más papeletas para ser un candidato real a pelear por cosas importantes. La liga acaba de empezar pero el colista del año pasado en la jornada 5, ahora es colíder junto con el Barcelona y a la espera de lo que haga mañana el Valencia. Lo más positivo es la actitud y la muestra de hambre que dan los blanquirrojos en cada partido. Como combinan arriba, como presionan y como sabe sufrir atrás. El Sevilla la tuvo siempre que quiso, y cuando no la quiso no pasó apuros. Una vez ha tirado la Real Sociedad entre los tres palos en noventa minutos, por ocho del Sevilla. El partido daba la impresión de que lo perdían los de Emery, viendo la tranquilidad con la que jugaban los de Arrasate, y más cuando el técnico apenas daba instrucciones desde la banda, mientras Unai se desvivía en cada segundo de partido. El Sevilla creo y destruyó. Creó en una falta de Nico Pareja que despejó Zubikarai, el mejor del partido, y en la jugada del gol, con un gran centro de Tremoulinas al segundo palo donde apareció solo Gerard Deulofeu para poner el 1-0 en el minuto 18. Solo el Chory Castro inquietó el campo sevillista haciendo sufrir a un desacertado Diogo en el lateral. Granero y Canales aguantaban el centro como podían mientras Vela, perjudicado por un sistema de juego que maltrata sus cualidades, deambulaba por el campo sin encontrar solución a la crisis donostiarra.
Incluso con un Bacca desconocido el Sevilla siguió llegando. Aleix y Aspas que entraron en la segunda mitad junto con Denis, hicieron mucho daño arriba combinando y ganando en velocidad todas las acciones a un rival desbordado en todas las facetas. M’Bia a balón parado y Aleix Vidal las tuvieron muy claras, pero Zubikarai encontró su noche. El Sevilla cedió el balón por momentos a los blanquiazules que poco supieron que hacer con él, pero cuando quería, el conjunto hispalenses en dos chispazos se plantaba en el área rival. Un milagro no haber encontrado la sentencia, es lo achacable a un equipo, que siempre acaba jugando con fuego al final. No mató el partido y los últimos minutos fueron para la Real Sociedad, que lo intentó a balón parado sin éxito.
El partido concluyó evidenciando lo que serán unos y otros a lo largo de la liga. Los vascos jugando con fuego, y los andaluces jugando a dar guerra. El Calderón es el próximo destino de un Sevilla que lo quiere todo y que no piensa ir de paseo a Madrid. El pinchazo del Barcelona le da alas para creer que pueden con todo.