Un gran Mirandés puso en dificultades al Sevilla, que hasta el minuto 92 no pudo hacer el 2-0 de la tranquilidad, aunque no definitivo para la eliminatoria

Los sevillistas celebran el 1-0. (Foto: ED)
Eliminatoria encarrilada para el Sevilla si tenemos en cuenta la categoría de uno y otro equipo. Pero lo cierto es que el Mirandés no solo ha eliminado ya a dos primeras, sino que hoy ha sido un rival al que el adjetivo digno se le queda corto. Ganó el equipo de primera pero sin grandes alardes. Terrazas dispuso un once ofensivo sobre todo en la presión. Salir al Sánchez-Pizjuán a presionar la salida de balón es una temeridad, pero a la presión le acompañó una solidez en el centro del campo y en la zaga que ahogó las facilidades que suelen tener los de Emery en casa. El vasco metió a Gameiro en punta, dejó fuera a Krychowiak, Banega o Vitolo, pero el equipo era de muchas garantías. El Sevilla ha mostrado superioridad en su área ante el empuje visitante, y cuando ha logrado romper la presión ha sido protagonista del peligro del partido. Eso si, el protagonismo con la pelota lo ha tenido el Mirandés.
Se benefició el Sevilla de una jugada embarullada dentro del área, que N’Zonzi resolvió empujando la pelota en el área pequeña. El 1-0 en el minuto veinte retrasó la disconformidad de la grada. Reyes se hizo amo del juego sevillista, y fue el que hizo moverse a sus compañeros. Protagonista casi siempre del peligro, fue la cara de la noche, aunque sirviese de poco por la cierta apatía del resto del equipo. No es que haya estado mal el conjunto hispalense en líneas generales, pero si que se notaba que el rival era de menor nombre, error que han estado a punto de pagar. En la misma primera mitad, el Mirandés llegó a estrellar un balón en la madera tras gran intervención de David Soria, pero ni por esas los locales pudieron dominar. Les ha costado horrores salir de la presión, y en el campo parecía haber más jugadores de rojo que de blanco. La entrega y la actitud de los mirandeses no ha tenido su recompensa en cuanto a resultado, pero si en lo que podría haber sido una goleada, porque a pesar de todo, el Sevilla ha podido golear.
Terrazas introdujo los tres cambios muy pronto para que el físico y la disposición del equipo no cayese en manos de la calidad sevillista. Se mantuvo la disciplina y el dominio ante una grada que empezaba a desesperarse con su equipo. Solo cuando sacó Emery a Banega, Krychowiak y Vitolo, el Sevilla dio un paso al frente. Realmente el Mirandés no ha tenido ocasiones de gol, pero si muchos intentos y llegadas para ponerse de cara a portería. El conjunto de Unai trató de aislarse del ambiente, que pedía la cabeza de alguno de los jugadores, se fue arriba y aprovechó la frescura de Vitolo y la movilidad de Gameiro para crear peligro. Un gran Steven N’Zonzi contuvo al equipo y templó el nervio visitante sacando la pelota con criterio. Se le hizo largo el campo a los burgaleses, pero sobretodo el partido. En los últimos minutos, el meta Raúl Fernández, fue el héroe de su equipo salvando con una gran actuación más de una ocasión sevillista. Pero nada pudo hacer a falta de segundos para el final, cuando Khron Dehli, a quien antes había sacado un gol cantado, se la puso a Vitolo para el 2-0 en el 92.
Si nos atenemos a las ocasiones de ambos conjuntos, una goleada del Sevilla no hubiese sido descabellada, pero el Mirandés no la mereció en ningún momento, y se va para tierras burgalesas con un resultado para nada amplio y con opciones de poner en peligro la tranquilidad sevillista en la eliminatoria.
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