El Sevilla volvió a ganar en su feudo dos meses después en Liga. Lo hizo ante una Real Sociedad que venía de ganar al Barcelona con claridad, y que se encontró en la defensa del Sevilla un muro sin apenas fisuras. Griezmann y Vela no pudieron hacer de las suyas en un Pizjuán que empujó a su equipo hasta sacar la rabia y el empuje con el que Gameiro acabó consiguiendo el gol de la victoria.
El partido se comenzó a jugar un rato antes, cuando los dos entrenadores dieron su once. Arrasate y Emery hicieron cambios importantes en su filosofía habitual. A Unai le salió bien. Dos laterales derechos en banda para tapar al jugador de moda. Griezmann se encontró una y otra vez con la defensa. Acabó desquiciado y sin haber creado apenas peligro. Eso si, la película del partido fue la misma que conocen en Sevilla. Se repite una y otra vez. Al público local no le gusta, pero lo cierto es que los resultados ahí están. El peso del partido siempre lo lleva el contrario, pero el Sevilla sabe defenderse y aprovechar las contras. Es cierto que ha necesitado más de una ocasión para que entrase la pelota, pero al final siempre marca. Con eso, y con la portería a cero tres partidos consecutivos, se arañan los puntos con mucho sudor. En esas se vio la Real, le dieron el peso, y no supieron manejarlo. Pases y más pases, mientras el rival esperaba un error para matar. Beto sacó unas cuantas, pero aisladas. El dominio no se notó en el área rojiblanca que apenas sufrió en el encuentro. El Sevilla si llegó. Llegó con peligro. La igualdad la rompió la claridad de las ocasiones sevillistas. Un balón al palo, una gran intervención de Claudio Bravo y numerosas internadas gracias al fútbol que hace mejor que nadie Carlos Bacca. Aguanta, le da aire y salida al equipo. Lo oxigena. Y además es inteligente y habilidoso como el que más. Hoy fue el mejor del partido, y eso que no marcó. Un atrevido Emery además, metió a Carlos Fernández a falta de bastantes minutos para el final aún con el 0-0. El canterano de 17 años, tuvo un debut inmejorable, y dejó destellos de lo que puede llegar a ser. Con él en el campo, Gameiro encontró su recompensa a su injusta pero lógica suplencia habitual. Marcó el gol del partido en el 77, fruto de la perseverancia que se espera de él.
El partido fue bonito para el espectador. Intercambio de golpes con más o menos peligro, pero al fin y al cabo buen fútbol. Además, es meritorio destacar la actuación del árbitro en un campo donde en los últimos encuentros se habían visto cosas extrañas. Se comió un más que posible penalti a favor de los vascos, y un fuera de juego inexistente de Rakitic en un mano a mano. Una para cada equipo, y por lo demás todos contentos. Bueno, todos no. La Real se aleja un poco más del ansiado cuarto puesto que mantiene el Athletic. El Sevilla, por su parte, viajará a Almería con la defensa en cuadro, pero con la moral alta después de acercarse a sus dos inmediatos antecesores en la tabla, y ganarle el gol-average a la Real. Jornada redonda en Nervión.