Los sportinguistas caen ante el Sabadell tras un partido de infarto
La crónica de Alejandro Rozada (@alexrozada)
De infarto. Los últimos minutos del Sabadell–Sporting fueron el mejor reflejo de un partido cardiaco. Todo el Sporting abalanzado sobre la portería de Nauzet buscando un empate agónico. Un asedio continuo en el área del Sabadell que rompió el encuentro del tal manera que los catalanes casi cazan el quinto tras una contra fulminante. Un instante de locura puso la rúbrica a un choque vertiginoso. Si los sportinguistas hubiesen atacado durante el tiempo reglamentario con el mismo empeño de los instantes finales, otro gallo hubiese cantado en la Nova Creu Alta. Se perdió una gran ocasión de engancharse a la escapada buena por el ascenso, precisamente la jornada en la que los rivales directos no perdonaron.
Lo cierto es que el gallo cantó muy pronto y tocó remar a contracorriente desde los primeros instantes. A los 21 segundos, Aníbal se quedó solo ante Juan Pablo, los defensas se quedaron mirando al jugador del Sabadell como vacas que miran el paso del tren y marcó a placer. Un mazazo inesperado en la primera jugada del partido. El Sporting se tuvo que rearmar rápidamente para remontar, confiando en repetir la hermosa faena del día del Barça B en El Molinón. Pero no parecía la noche indicada. No habían pasado ni seis minutos cuando Abraham Paz cabeceó desde el área chica a la red ganando perfectamene la posición al sportinguista Luis Hernández. Inexplicable. El sportinguismo se quedaba sin palabras contemplando la empanada que arrastraban sus futbolistas. Tocaba machada histórica.
Cinco goles en el primer tiempo
Para añadir mayores dosis de dramatismo al asunto, lejos de conformarse con el prematuro gol, Aníbal se puso el uniforme de actor y se inventó una agresión inexistente de Borja López después de darle un cabezazo cual búfalo al zaguero del Sporting. Un acto irresponsable propio de un mal compañero. La travesía para remontar el partido ya no era una simple remontada al uso, había que remar cual regata Oxford-Cambridge. Vista la apatía de los hombres de Sandoval parecía un reto comparable a ir nadando desde Gijón hasta Tarifa. Máxime si se recuerda la nefasta travesía del Sporting por la costa mediterránea; no queda tan lejos el severo correctivo que les propinó el Barça B en el Miniestadi (3-0).
Los de Sandoval tardaron 25 minutos en botar el primer córner del partido y 37 minutos en disparar por primera vez a portería, pero el chut de Sangoy se marchó alto por muy poco. Y quién si no El Chancho para recortar distancias con un extraordinario lanzamiento de falta que arrancó las telarañas a la portería del Sabadell y dejó petrificado a un impotente Nauzet. A la media hora de partido, el Sporting ganó algo de vida. Pero al igual que el equipo asturiano, el cuadro catalán no necesitó más que un balón parado para poner tierra de por medio. Se abrió la barrera, Juan Pablo se quedó vendido y el disparo de Collantes se coló hasta el fondo de la meta sportinguista. Un gol de patio de colegio antes del descanso para enterrar definitivamente las esperanzas de remontada. Nuevamente tuvo que ser Sangoy el que inquietara al portero rival con un lanzamiento de falta que alejó el arquero con un despeje de puños y, en el último suspiro del primer tiempo, marcó David Rodríguez por debajo de las piernas del cancerbero.
Una segunda parte de infarto
La verbena de la defensa sportinguista continuó en el segundo tiempo. Borja López derribó a Aníbal dentro del área y el árbitro sancionó penalti sin dudar ni un segundo. Tendrá pesadillas el zaguero sportinguista con este jugador del Sabadell. No marró el lanzamiento Lanzarote y subió el cuarto tanto al luminoso. Pero Anibal estaba demasiado pasado de revoluciones esta noche y vio la roja directa tras propinar un codazo a Bernardo. Respiraron aliviados los defensas sportinguistas, que vieron eliminada del terreno de juego a su gran preocupación. El Sabadell se quedó con diez y esto volvió a espolear al Sporting. Nacho Cases se vistió de Schuster y sirvió un majestuoso pase en largo que llegó al corazón del área, lo cazó Bilic y culminó la jugada. De manera increíble, los hombres de Sandoval se encontraban todavía perdiendo a pesar de haber marcado tres goles fuera de casa. Pero es que el Sabadell llegó 5 veces y marcó 4 goles. Un preocupante dato que invita a la reflexión.
Los instantes finales del partido fueron un acoso continuo a la meta de Nauzet. «¡Qué demonios! Ya que el Sabadell se quedó con un hombre menos y nuestra defensa fue una absoluta verbena, me voy con todo al ataque y me da igual encajar 4 que 5 goles», pensó Sandoval. El toque a rebato del técnico de Humanes se extendió rápidamente al terreno de juego y el Sporting terminó el partido con 4 delanteros (Bilic, Sangoy, Trejo y David, hasta que éste cedió su sitio a otro hombre de ataque, Carmona). El asedio fue incesante. Le anularon un gol a Trejo, el cabezazo de David se marchó fuera por muy poco, Carmona y Mendy se encontraron con dos providenciales intervenciones del portero del equipo catalán… En definitiva, un tardío goteo de ocasiones que no consiguió superar el entramado defensivo del conjunto de Carreras, que no acusó la expulsión de Aníbal y rentabilizó al máximo su cerrojo defensivo.
La ocasión la pintaban calva. Una racha de tres victorias consecutivas y un rival que venía de ser goleado en sus cuatro últimas jornadas, eran los argumentos que alimentaban la ilusión del sportinguismo. Pero el Sporting se topó de bruces con su habitual realidad cuando parece tenerlo todo a favor. No tuvo que pasar ni un minuto para comprobar la meticulosidad que atesora este equipo en su historia reciente para chocar de bruces contra el fatalismo. El calendario y los rivales dictaminarán a partir de ahora cuál será el desenlace que le espera al Sporting hasta junio, pero no son pocos los que ya dan por amortizada la temporada y piensan en el próximo curso, confiando en corregir los errores exhibidos en la presente campaña.
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