Jimena Bañuelos (@14ximenabs)
A noventa minutos está el Villarreal de hacer su sueño realidad. Los tres goles que marcaron ayer los de Marcelino en el Miniestadi son motivo más que suficiente para mantener la ilusión. Pereira, Bruno y Perbet premiaron a su afición con una victoria digna de los mejores.
Se presentaba un partido difícil para los castellonenses en el terreno de juego porque en las gradas, la victoria ya era suya. Los diez mil hinchas del Submarino se encargaron de teñir de amarillo el Miniestadi y de cantar y animar a los suyos hasta el final. Tienen una semana para curarse la afonía porque el último partido será un todo o nada.
Los dos equipos salieron a por todas. Y eso se notó. El Barcelona B tenía a su favor el factor campo y durante los primeros cuarenta y cinco minutos fueron imponiéndose a los de Marcelino. Pero tuvieron suerte los castellonenses porque los de Eusebio no encontraron el gol. El Submarino no se amedrentó y peleó como sabe hacerlo. Ocasiones tuvieron muchas, pero el rival se lo estaba poniendo muy difícil. Se palpaba cierta agonía en el ambiente amarillo pero a falta de un minuto para el final de la primera mitad, Pereira inauguró el marcador visitante. La diana fue un soplo de aire nuevo para los castellonenses.
Por delante quedaba todavía una segunda mitad que se presentaba, como poco, emocionante. El Villarreal debía sentenciar y el Barça B sacar todo su potencial. Pues bien, el partido no fue como empezó. El Villarreal se crecía poco a poco. Sus hinchas se vinieron arriba y estallaron en el cincuenta y dos. Bruno, su capitán, con un gran cabezazo marcó el segundo para los de Marcelino. Y cuando todavía la euforia reinaba a en el Submarino Amarillo, Perbet anotó el tercero, a los tres minutos del segundo.
La marea amarilla ya no estaba en calma, más bien, se convirtió en un tsumani que se llevó por delante al Barcelona B. Tres goles que dan tres puntos a los de Marcelino. Si esta semana, la afición se ha volcado con los suyos, la que se avecina el sábado que viene va a ser impresionante. Se miden al Almería, su rival directo por la segunda plaza. Eso sí, juegan en El Madrigal y compañía no les va a faltar. El empate o la victoria son suficientes para el Submarino. El Villarreal quiere ser de primera y como un gran equipo que es, jugará la última final con la ilusión de ver a su afición llorar de alegría por ver su sueño hecho realidad. Tornarem!!