PACO CAVALLER (Barcelona)
Para bien, dos protagonistas: Mercedes y Williams. Para mal, otros dos: Lotus y Red Bull, si bien aquí podríamos incluir a los otros dos equipos que montan propulsores Renault (Toro Rosso y Caterham). Tal vez sería algo riguroso. Respecto a Ferrari, considerando lo mal acostumbrados que nos tiene, se puede decir que hay esperanza. Dudo que Luca Cordero di Montezemolo esté muy enfadado. Mucho ojito con el chaval danés que se suma este año al Gran Circo. Kevin Magnussen maniobra con el McLaren al nivel de su compañero Button (si no mejor). Así podríamos resumir, a enormes rasgos, los 12 días (96 horas) de entrenamientos de Pretemporada de esta nueva Fórmula 1, la de los famosos y ya problemáticos V6-Turbo.
Sin lugar a dudas, el equipo que ha marcado las referencias en esta pretemporada ha sido Mercedes. Tanto Nico Rosberg como Lewis Hamilton han estado siempre arriba en la tabla de tiempos, pero, lo que es aún más importante, han sido siempre los primeros en dar un paso más allá. Desde el primer soleado día en el Circuito de Jerez, las flechas de bonito diseño rodaron durante prácticamente la totalidad de la sesión. Su ritmo de trabajo ha sido constante durante este invierno. En ningún momento mostraron problemas de fiabilidad, puesta a punto, configuración ni, ni mucho menos, problemas electrónicos o técnicos. Cuando el resto de equipos todavía buscaba el correcto ‘set-up’ para poder empezar a subir las revoluciones por minuto de sus propulsores, Mercedes ya se dedicaba a ensayar una carrera completa. Y todavía no habíamos viajado a Bahréin. El único problema que podría llamar la atención en el equipo alemán fue el que sufrió en la semana final en Sakhir, cuando se quedó tirado su bólido. No fue nada serio. Con todo el trabajo hecho, pudieron permitirse el lujo de buscarle el límite al coche. Lo encontraron.
Dos equipos se pueden atrever a afirmar que han seguido a Mercedes de cerca: Williams y McLaren, especialmente el primero. Durante gran parte de la pretemporada utilicé mucho la frase “Williams sigue trabajando a destajo, sin errores y a ritmo constante y alto; sobre todo, sin hacer ruido”. Sin embargo, tuve que modificarla en los últimos días. Corregí: “Williams ya no está en la sombra. Ya hay ruido. Ya han liderado”. Tardaron en llegar los tiempos, pero tanto Massa como Bottas parecen haber entendido rápido sus nuevos monoplazas y apenas han sufrido imprevistos. Una sola bandera roja han provocado en 96 horas. Todo un logro.
El tercero en discordia, McLaren, insiste en que está lejos de los dos punteros. Button no tuvo reparo en decir que “Mercedes y Williams son favoritos para Melbourne”. Quizá arriesgue demasiado en esa afirmación, pero el lector podrá valorarlo por sí mismo al final de estas líneas. Lo que está claro es que, esta vez ya con más imprevistos (nada fuera de lo normal a estas alturas), McLaren ha cumplido sus expectativas, especialmente si tenemos en cuenta de dónde venían en el pasado 2013. McLaren está (o eso parece) listo para la batalla.
Muchos se preguntarán qué sucede con Ferrari. Me atrevería a decir que su rendimiento y plan de trabajo se han asemejado en casi todo a los de McLaren. Seguramente, británicos e italianos conformen, a día de hoy, la segunda línea del Mundial tras Mercedes y Williams. Insisto: a día de hoy. Todavía nada es fiable. En más de una ocasión, los mecánicos de Ferrari han tenido que empujar al F14T hacia su garaje. No es nada extraño. Lo raro es que los de Williams sólo hayan tenido que hacerlo una vez con el FW36. La esperanza está presente en el equipo italiano. El trabajo se ha hecho bien. El coche acumula más de 4.000 km (es de los que más ha rodado) y sus tiempos, tanto a una vuelta como a tandas largas e incluso simulando Gran Premio, son decentes.
Es difícil asegurar quién está por delante entre Force India y Sauber. Los primeros han logrado mejores registros (con diferencia), pero han acumulado menos kilómetros y han simulado menos tandas largas, además de haber desarrollado planes de trabajo completamente intermitentes. Teniendo en cuenta que sus dos pilotos son nuevos en el equipo (Sergio Pérez y Nico Hulkenberg), no se puede decir que no haya motivos para la satisfacción. El mexicano incluso terminó primero en los dos primeros días de los últimos entrenamientos de Bahréin.
El otro azteca de la parrilla, Esteban Gutiérrez, junto a su nuevo compañero, precisamente ex de Force India, Adrian Sutil, ha completado una gran pretemporada. Los Sauber, adoptando un rol muy similar al de los Williams, han hecho poco ruido, pero han rodado muchísimo más de lo que se esperaba de ellos. Los imprevistos han sido prácticamente inexistentes y en ningún caso graves. Por su parte, los tiempos por vuelta son respetables y demuestran que el coche podría dar una sorpresa en los primeros GP de este año, especialmente los domingos, cuando la fiabilidad jugará el papel clave.
La batalla ya casi clásica entre Marussia y Caterham tiene un claro aventajado justo antes de que inicie el espectáculo. Los coches verdes se llevan el gato al agua de momento. Kobayashi y Ericsson solían superar el medio centenar de vueltas en cada jornada, demostrando que han sido el mejor equipo en acoplar su monoplaza al motor Renault Energy F1 2014.
Y es que los otros tres equipos que lo utilizan irán completamente ciegos a Australia. Dejando para el final los gravísimos casos de Lotus y, sobre todo, Red Bull, comentemos primero que el toro pequeño estuvo todo el invierno en tierra de nadie. Toro Rosso no dio muchas vueltas en total y su rendimiento a una vuelta fue siempre discreto. Vergne ya conoce el coche, pero Kvyat necesita unos kilómetros que, seguramente, buscará en los libres de Melbourne.
Lotus ya empezó con el pie izquierdo no llegando a tiempo para los primeros entrenamientos en Jerez. Antes de que se iniciara la segunda semana de trabajo, primera en Bahréin, el equipo tuvo que solicitar un ‘filming day’ en el circuito andaluz. Los equipos tienen derecho a disponer de una jornada de rodaje para grabar imágenes que podrán utilizarse en spots publicitarios posteriormente. Estas jornadas no son de kilometraje ilimitado, como es lógico, sino que está prohibido completar más de 100 kilómetros. Como es suponible, Lotus dio los 100 km prácticamente. En Bahréin tuvo problemas de fiabilidad y la intermitencia no le abandonó en las ocho jornadas.
Lotus no consiguió compaginar bien su bólido con el motor Renault, algo que tampoco pudo hacer Red Bull. Lo de los de la bebida energética pinta negrísimo. Cuando sus principales competidores simulaban carreras completas, Red Bull ni siquiera podía completar dos vueltas de instalación. Los rostros en el garaje eran poemas y las reuniones entre Newey, Horner y compañía fueron constantes. Que Red Bull no pudiera rodar con normalidad ni siquiera en los últimos días de pretemporada demuestra que han sido incapaces de encontrar la solución o, quién sabe, ni siquiera el conflicto. Pero es importante recalcarlo. Nadie dice que el Red Bull vaya lento. Sencillamente, no es fiable, algo que, milagrosamente, podría solventarse en la fábrica antes de viajar a Australia. Mercedes vuela y no se cansa. Ferrari podrá pelearlo. Y que nadie dude de que Red Bull estará. Lo que se desconoce es qué le depara allí. El toro viaja ciego.
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