El Rayo visitaba Mestalla con la mentalidad puesta en vencer tras 8 jornadas sin haberlo hecho. El Valencia recibía a los madrileños dispuestos a ilusionar por fin a la grada después de estar 8 fechas del campeonato liguero sin cosechar los tres puntos. Para ver a alguno de los dos equipos ganar hay que remontarse al 7 de noviembre de 2015, por aquel entonces el Valencia le ganó al Celta y el Rayo hizo lo propio con el Granada. Ahora, tras el 2-2 ambos conjuntos suman 9 encuentros sin ganar.
El Rayo salió a Mestalla con la convicción de poder dominar el partido y encontrar fácilmente la salida del balón. Los de Neville formaron con su centro del campo más jugón André Gomes- Parejo, como ancla, y Danilo. A priori la lucha estaba definida: si tenemos el esférico los centrocampistas vallecanos sufrirán. Pero el preparador inglés sigue sin dar con la tecla de la presión. El equipo se replegó y cuando ejercía su salida de balón, esta era ineficaz. Ninguno de los 3 del centro hacían ni el más mínimo indicio de retrasarse dos metros a tomar responsabilidades. Así, la jugada terminaba con un pase en largo casi siempre al jovencísimo Santi Mina.
La primera parte fue un aluvión de llegadas vallecanas. Embarba desbordaba a Cancelo y Pablo Hernández cosía jugada tras jugada a Barragán en la banda izquierda del atacante. Las ayudas no llegaban y en una jugada en la que Santos no encimó a Jozabed, el ex del Jaén abrió a la derecha, donde esperaba Embarba. El balón volvió al media punta y acabó en la red.
La segunda parte empezó y acabó como un partido espectacular para el aficionado neutro. Idas y venidas, presión asfixiante y goles. Los locales salieron del vestuario con espíritu de remontada y sus primeros cinco minutos fueron de gran nivel. Pero en el minuto 8… El Rayo dispuso en la misma jugada de tres ocasiones claras para distanciarse en el luminoso. Jozabez, Pablo Hernández y Miku fallaron. Cancelo despejó y Negredo saco su barita e hizo rugir a la afición. Desde el centro del campo, sin mirar a Juan Carlos, sin controlar el balón el Tiburón de Vallecas se la puso por encima del portero y tras tocar en el poste entró dentro de la red.
Las jugadas se sucedieron y en un córner Llorente marcó el 1-2 tras la pasividad de la zaga local. Los silbidos volvieron a hacer acto de presencia en una ciudad sin demasiada paciencia en estos momentos. Neville realizó un cambio: dentro Alcacer fuera Negredo. Se volcó el equipo local en busca de una recompensa que podría catalogarse como inmerecida. En el 85’ el delantero internacional se desmarcó y cruzó un precioso balón para poner el empate, pero el asiste levantó el banderín ante las protestas locales. Pero en el minuto 87… apareció el Rayo de esta temporada. Falló de Zé Castro, la pelota le llega a Bakkali que pone una asistencia maravillosa para que el delantero valenciano esta vez sí convierta el tanto. Empate quizá injusto, quizá inmerecido, quizá el Rayo mereció más, pero el resultado no deja satisfecho a ninguno.