Alejandro Rozada (@alexrozada)
Le faltaba un trámite en forma de punto para sellar su pasaporte para estar en Brasil y lo solventó sin dificultades con una cómoda victoria (2-0) ante Georgia. Fue una cita importante porque permitió resolver un trámite pendiente al tiempo que se saldaba una romántica deuda con uno de los iconos de España. El fútbol español le debía un homenaje a Andrés Iniesta, autor en Sudáfrica del gol más importante en la historia de nuestro país. El manchego lo paladeó en una noche muy especial para él en el Carlos Belmonte, el estadio donde debutó con la selección española un 27 de mayo de 2006, quince días antes de jugar su primer Mundial en Alemania. Este verano, si nada se tuerce, el mago de Fuentealbilla disfrutará en Brasil de su tercera aventura mundialista. Y lo hará después de rubricar el pasaporte en la Albacete de sus amores, una ciudad entregada a su futbolista más universal.
Que España se clasifique para las fases finales de los mundiales ya es mucho más que una costumbre, es una tradición especialmente disfrutada por los treintañeros y los cuarentones más recientes. Porque nuestra selección no falta a un mundial desde el que se disputó en Alemania en 1974. Desde entonces ha habido tiempo para llorar, sonreír, disfrutar y sufrir completando el álbum de fotos de la historia de nuestro fútbol. Con alegrías y disgustos, golazos y fallos clamorosos, paradones y cantadas antológicas; un trayecto mundialista que costó sangre, sudor, lágrimas y muchos robos arbitrales. Muchas imágenes: el fallo de Cardeñosa ante Brasil en el 78, el fracaso de ´Naranjito´ en nuestro mundial del 82, los cuatro goles de Butragueño en Querétaro en México 86, el «me lo merezco de Míchel» el día de su hat-trick frente a Corea del Sur en Italia 90, las lágrimas y sangre de Luis Enrique tras el codazo del italiano Tassotti en USA 94, la cantada de Zubizarreta contra Nigeria en Francia 98, la dramática derrota por penaltis ante los anfitriones en Corea 2002 tras un atraco del árbitro egipcio Gamal Al-Ghandour y la frustrante eliminación de Alemania 2006 frente a la Francia de Zidane. Todo esto hubo que sufrir antes de la inolvidable alegría de Sudáfrica 2010. De ahí lo recordamos todo, o eso queremos al menos, pero especialmente paladeamos los goles de Villa, el paradón de Casillas a Robben y el gol de Iniesta ante Holanda en la final del mundial que ganamos. Bendita y dichosa memoria.
Merece la pena creer en la España que acaba de sellar su billete para estar en Brasil 2014. Es la vigente campeona del mundo y tiene poderosos argumentos futbolísticos para revalidar el título. Apartando las preferencias personales, durante la fase de clasificación, esta selección ha demostrado tener fondo de armario suficiente para ser una de las favoritas en la Copa del Mundo. El pulso Casillas-Valdés en la portería, las garantías de Piqué, Puyol y Ramos en la defensa, una medular de auténtico lujo (Busquets, Iniesta, Javi Martínez, Xavi, Fábregas, Xabi Alonso, Cazorla y Silva), más unos atacantes de talla mundial (Villa, Torres, Negredo, Mata y la incógnita de Diego Costa, que sería la guinda del pastel si finalmente puede tomar la alternativa). Hay razones de peso para creer en este equipo. Cierto es que no lo tendrá nada fácil ante selecciones del pelaje de Brasil, Argentina, Alemania, Holanda, Inglaterra, Colombia… Pero es España la que defiende título, la misma que lleva 52 partidos seguidos sin perder en fases de clasificación para un mundial, la misma que disputará en tierras brasileñas su décimo mundial consecutivo. Al calor de los goles de Negredo (10 en 19 partidos), los paradones de Valdés o Casillas y las combinaciones geniales de Xavi y compañía, es obligatorio volver a soñar con la gloria. De momento, la estrella es nuestra y no nos la quitará nadie. Porque nuestra selección es mundial.